Contaminación por Uranio empobrecido. Recuento
( Publicado en Revista Creces, Enero 2001 )

En Agosto de 1999, comentábamos en nuestra revista Creces, el daño que había producido el uso de proyectiles con uranio empobrecido, que se usaron por primera vez en al Guerra del Golfo. Ya sus consecuencias se podían observar tanto en atacantes como atacados (Contaminación por Uranio empobrecido. Guerra del Golfo) . En esa ocasión también señalábamos que iguales proyectiles se estarían usando en Bosnia, con el agravante de que se estarían disparando en áreas pobladas.

Ello fue reconocido y dieciocho meses más tarde ya comienzan a verse las consecuencias. Han muerto de leucemia 17 soldados, y éste es sólo el comienzo. Sólo después de estas evidencias, países como Bélgica, Portugal, Francia, España e Italia, junto con la Comisión Europea, han pedido una investigación para establecer los daños en soldados y civiles que estuvieron expuestos al uranio empobrecido.

El isótopo de uranio-238 se extrae del metal que alimenta los reactores nucleares. El contiene la mitad de la radioactividad del uranio normal. Posee una densidad que es 1.7 veces más alta que el plomo, con lo que se incrementa el poder de penetración. Al impactar el proyectil en la coraza de un tanque este se enciende y el uranio se activa, creando una nube de polvo de óxido de uranio, que rápidamente se esparce y que es inhalado por la población.

A pesar de las evidencias, la NATO, Estados Unidos e Inglaterra, insisten que el uranio empobrecido no tiene riesgos. El Departamento de Defensa de Estados Unidos, comunicó recientemente un estudio en que determinaba los niveles de uranio en la orina de 33 soldados que estuvieron expuestos al uranio empobrecido durante la Guerra del Golfo. Afirman que sólo 15 de ellos tenían en su orina valores más altos que lo normal, y que aparentemente éstos no tenían problemas de salud.

Los detractores dicen que el problema no está en la orina, sino en pequeñas partículas de óxidos de uranio que al inhalarlo se deposita en los pulmones. Este compuesto es altamente insoluble, por lo que no aparece en la orina. Sin embargo, desde allí emite intensas radiaciones beta y gama. Ellas son las que dañan las células troncales de la médula, causando la leucemia. Dudley Goodhead, director del British Medical Research Council de Inglaterra, dice que no es la orina la que hay que examinar, sino que se deben tomar muestras del tejido linfático de aquellos que hayan fallecido. Ello daría una imagen real. (New Scentist, Enero 13, 2001, pág. 5)


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