Los investigadores pidieron a las madres que indicaran las cantidades de alcohol consumidas durante el embarazo, y posteriormente realizaron un estudio de seguimiento de sus hijos, desde el momento de nacer, hasta que cumplieron 14 años. En ellos estudiaron su comportamiento y su desarrollo cognitivo.

El 80% de las madres admitió haber bebido un trago diario durante el embarazo. El 39% de ellas dijo haber bebido 1 a 5 tragos diarios en los primeros períodos del embarazo, mientras que 24% admitió haberlos bebidos en la mitad del embarazo.

Los resultados mostraron una correlación significativa entre la ingesta de alcohol y la aparición de problemas de aprendizaje de sus hijos, mas tarde a la edad de la adolescencia. También se observó que los mayores efectos se podían constatar cuando la madre había bebido durante los primeros períodos de embarazo.

Los problemas de los adolescentes incluían comportamiento anti social, abusos de droga, dificultades en la escuela, déficits intelectuales y de rendimiento, agresividad y una pobre imagen de sí mismos.