El oscurantismo en la Edad Media. Un juicio apresurado
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2001 )

Contra lo que se afirma comúnmente, la edad media parece no haber sido un período tan "oscuro", en cuanto a un estancamiento de artes y ciencias. Menos aun si observamos los desarrollos tecnológicos logrados en esos siglos.

A menudo, en algunos textos de historia sobre la Edad Media, se sostiene que durante el medioevo hay un período de oscurantismo y estancamiento en el desarrollo de las artes y de las ciencias.

Esta tesis es el resultado de un juicio apresurado, en especial a lo referente exclusivamente al desarrollo tecnológico. Este, si bien es cierto que no fue espectacular en dicho período, al menos, continuó los esfuerzos tecnológicos del período romano.

La confusión obedece seguramente a dos razones importantes: efectivamente, en términos globales (esto es cultural, política, científica y filosófica), hay una hegemonía religiosa que con sus cánones específicos identifica a la religión cristiana con la verdad y obstaculiza, por ende, el pluralismo ideológico y filosófico, así como también impide la diversidad de criterios para tratar los asuntos metodológicos.

Por otra parte, lo que acontece es que usualmente se aplica el marco de desarrollo tecnológico propio del Imperio Romano al conjunto de invenciones y artificios de la época medioeval. Sin embargo, el nivel de desarrollo tecnológico del período romano corresponde a un período histórico determinado, con necesidades sociales muy distintas a las del medioevo; sin vasallaje, sin feudos y políticamente más centralizados. En cambio las comunidades en el período medioeval eran eminentemente agrarias y más descentralizadas políticamente.

Es en este contexto donde corresponde evaluar el nivel de desarrollo tecnológico del medioevo, y desde esta perspectiva sólo es posible concluir que la evolución tecnológica es diferente, pero no que hay un estancamiento de ella. En lo que sigue se argumenta a favor de esta hipótesis.


La perspectiva tecnológica

En cuanto a adelantos tecnológicos específicos, ya en el siglo VIII aparece el estribo, el que es utilizado por los francos en combinación con una silla de pomo y borrén. Esto facilitó la preminencia de la caballería como fuerza de combate, desplazando a la infantería. A su vez, el aumento de la violencia generado por las fuerzas de caballería trajo aparejada la aparición de armaduras más firmes, mejores escudos y la introducción de la ballesta en el siglo XI.

Desde el punto de vista del desarrollo tecnológico en la agricultura, se observa que en el siglo IX se comienza a usar ( probablemente por los esclavos) un nuevo arado, más potente y con ruedas, incluida también una hoja metálica vertical para romper el suelo.

En Noruega, en el mismo siglo, aparece el arnés para el caballo; consistía en un collar rígido y acolchado que colgaba de los hombros del caballo y le posibilitaba respirar. Estaba añadido a los tirantes laterales para facilitar la tracción. Lo anterior permitió desplazar una carga equivalente hasta cinco veces la que movían los bueyes con el yugo. A finales del Medioevo, en Europa septentrional el caballo desplaza a los bueyes para las tareas propias de la agricultura (2).

También en el siglo nono se superó el excesivo desgaste de los cascos de los caballos gracias a la invención de las herraduras clavadas. Ello sumado a la aparición del balancín en los arneses, posibilitó el uso y expansión de la "longa caretta", esto es, un carro tirado por caballos para transportar una gran cantidad de personas y mercancías.

"Al lado de la construcción de catedrales, del florecimiento de la épica y del desarrollo del escolastismo, el hombre de la Edad Media creó, por primera vez en la historia, una civilización que no se basaba en el trabajo del esclavo, sino en el empleo de la fuerza animal"(3).

En cuanto a la construcción de navíos, aún no hay mucho conocimiento de cuándo comenzaron a construirlos según el sistema actual. Es decir, partiendo de la estructura interna y luego las planchas de madera. Lo anterior sumado a la invención del timón moderno a comienzos del siglo XIII, permitió que las naves se desplazaran mejor y aumentaran su volumen, al mismo tiempo que les permitía virar contra el viento.

Por otra parte, la brújula magnética, procedente de China, comenzó a usarse en Europa ya en el siglo XII, con lo cual el arte de la navegación se hizo más cómodo y aumentó la frecuencia de los viajes de las naves e hizo posible la consolidación de ciertas rutas oceánicas.

En el plano de los adelantos tecnológicos utilizados en la industria, cabe destacar el molino de viento con eje horizontal, que se inventó a fines del siglo XII, en las costas del Mar del Norte.

El cigueñal (combinación de manubrio y biela), que transformó el movimiento rotatorio continuo en movimiento recíproco y viceversa, se inventó en la segunda mitad del siglo XIV. "El siglo XIV asistió a un portentoso progreso en los engranajes, que culminó en 1364 con el gran reloj planetario de Giovanni de Dondi. Los cinco siglos que siguieron al año 1000 D.C. perfeccionaron notablemente los métodos para dominar y utilizar la energía mecánica (4).

A mediados del siglo XV, Johann Gutenberg construyó la imprenta de tipos móviles, modificando una prensa para preparar vino. Los tipos móviles de metal, si bien eran utilizados por los coreanos en el siglo XIV, sólo a partir del invento del alemán Gutenberg se propagó rápidamente por Europa. Según algunos autores, la impresión en Oriente se debió a la necesidad de reproducir masivamente las oraciones budistas y taoístas, y en Occidente a la necesidad de contar con más barajas para el arte adivinatorio y para reproducir a gran escala las indulgencias papales, oraciones e imágenes sacras (5).

La invención de la tipografía se vio enriquecida con la invención del grabado, que se consiguió casi al mismo tiempo que los tipos móviles. La impresión posibilitó la publicación de las tablas matemáticas y astronómicas. Los grabados permitieron mostrar ilustraciones de elementos de la naturaleza o de artificios hasta en sus últimos detalles. "Desde entonces se pudo archivar y guardar para siempre hasta el más mínimo dato. Las palabras y las imágenes se inmortalizaron" (6).

En el siglo XVI se aprecia nítidamente la contribución de la imprenta a la realización de los avances científicos y técnicos. Los libros impresos posibilitaron las descripciones de la naturaleza, la difusión de las ideas y los procedimientos técnicos. Este fenómeno socio-cultural marca el inicio de una estrecha relación entre la tecnología y las ciencias de nivel académico.


La perspectiva científica

Desde la perspectiva científica se aprecia que la cultura medioeval se desarrolló amparada en los monasterios, en las cortes de los nobles y príncipes y fundamentalmente en las universidades. En estas últimas se enseñaba el "trivium" (gramática, retórica y dialéctica) y el "cuadrivium" (aritmética, geometría, música y astronomía). Lo primero sería lo equivalente a las disciplinas humanísticas y lo segundo a las ciencias.

Las universidades, concebidas como corporaciones de maestros y estudiantes, fueron apareciendo por toda Europa durante el Medioevo, y ya en el siglo XV el viejo continente contaba con setenta y siete universidades.

Entre las más antiguas se destacan: La Universidad de Bologna, fundada en 1088 por un grupo de discípulos del jurisconsulto Enerio. Se especializó en asuntos jurídicos. La Universidad de París, interesada en discursos teológicos y filosóficos. Entre sus representantes figuran Buridan, Juan de Holywood, Alberto de Sajonia, y Nicolas de Oresme. La Universidad de Oxford, en el siglo XIII. Ahí profesaron sus ideas Rober Bacon, Roberto Grosseteste y Duns Scoto. La Universidad de Nápoles, fundada en 1224 por el emperador Federico II, estaba muy interesada en temas aristotélicos.

Gracias a las universidades se comienza a centralizar la enseñanza y sus programas de estudio acogiendo los contenidos de antiguas disciplinas. Entre ellas figuran la matemática, astronomía, mecánica y óptica. "Altamente desarrolladas en la antigüedad encontraron un lugar en los programas de la universidad medioeval, en donde varias de ellas siguieron desarrollándose de manera significativa" (7).

Por otra parte, estas agrupaciones de estudiantes y maestros logran compilar gigantescas enciclopedias donde se expresan la teología y la filosofía de la época. En este contexto se destacan San Alberto Magno y Santo Tomás.

El primero cubrió con sus análisis la ciencia experimental, la filosofía y teología del siglo XIII; fue contemporáneo de Santo Tomás y Roger Bacon. En el terreno filosófico escribió "Comentarios" sobre las obras aristotélicas. En el plano teológico, "Summa de Creaturae, de Natura Boni" y otros.

Santo Tomás se centra en las reflexiones teológico-filosóficas, principalmente en lo referente al problema de la creación. Da cuenta de la génesis y evolución del mundo a partir de la tesis de un Dios único. La evolución del mundo la concibe como resultado de la omnipresencia del propio Dios. Dios en este enfoque, es un ser puro, eterno, necesario, omnipresente e infinito.

También se interesa en problemas tales como la revelación divina, la fe, las pruebas de la existencia de Dios, la ética, la filosofía del estado y la política. Elabora las grandes líneas de la filosofía moral cristiana, uniendo el pensamiento de San Agustín, la contundente obra aristotélica y la doctrina de Cristo. Al preocuparse de la figura filosófica de Aristóteles, Santo Tomás consigue difundir las obras del filósofo griego, puesto que en el medioevo anterior al siglo XIII no pasaba más allá del contacto con el "Organon". Esto significa, desde el punto de vista científico, un redescubrimiento del concepto de la naturaleza implícito en las obras de Aristóteles.

Imbuido en el mismo espíritu enciclopédico que manifiestan los autores anteriores, se destaca Roger Bacon, discípulo de Grosseteste y de Adam March. Dentro de los círculos académicos juega un papel relevante como promotor del trabajo científico. Es el primero que sostiene la tesis de la experimentación y la aplicación de procedimientos matemáticos a la ciencia, posibilitando una mejor forma de conocimiento de la naturaleza. Es también el primero en emplear la expresión "ciencia experimental", y el estudioso más visionario del siglo XIII en lo referente a la comprensión de las diversas aplicaciones tecnológicas que pueden derivarse de los conocimientos científicos.

En vista de tales convicciones, afirma que en el futuro se podrá construir una gran cantidad de aparatos e instrumentos que permitirán al hombre dominar plenamente los fenómenos de la naturaleza. Sus expresiones aluden a los anteojos, al telescopio, aviones, los puentes gigantescos, al submarino y otros aparatos de hoy día. Es autor de diversas obras, tales como su " Compendium studii theologiae" "Opus maius", "speculum astronomiae" y otras.

En el siglo XIII la escolástica se consolida como sistema filosófico, político y cultural. Sus representantes repiten las ideas filosóficas de Aristóteles en lo referente a la comprensión del mundo físico y parcialmente a lo tocante a la noción de dios. En este marco teórico aparece la disputa entre los escolásticos que propician la física aristotélica clásica y los primeros autores que critican la doctrina aristotélica del movimiento; entre otros Buridan y Nicolás de Oresme. La disputa se expande por las distintas escuelas y universidades europeas.

El despertar científico y teórico de la época medioeval está ligado a las contribuciones de la cultura árabe, puesto que a través de las traducciones al latín de diversos autores árabes del siglo XII, Occidente conoció por ejemplo, la "Aritmética" de Al Jwarizmi, con la notación arábica, y el "Algebra", del mismo autor. Desde 1202 los números arábicos fueron introducidos en Europa por Fibonnaci, que escribió un completo tratado de aritmética y álgebra: "Liberabaci". En dicha obra difunde los méritos de la noción arábica y explica la función del "cero" y el sistema de numeración sobre la base de diez o decimal, despertando gran interés mercantil por su aplicación en las contabilidades comerciales.

Los árabes habían traducido también las obras de los clásicos de la antigüedad; tales como los "Elementos de Euclides, "La Física" de Aristóteles y el "Almagesto" de Ptolomeo. Estas versiones también se tradujeron del árabe al latín y no solamente del griego al latín. "El principal foco de transmisión cultural fue la ciudad de Toledo, a partir de los primeros lustros del siglo XII, gracias a la fecunda escuela de traductores que funcionó bajo los auspicios del arzobispo D. Raimundo.

Un comentario aparte merecen las aportaciones teóricas y científicas de Avicena y Averroes, quienes influyeron en el desarrollo de las ciencias académicas del siglo XI y XII respectivamente.

Avicena vive entre los años 980 y 1037. Filósofo, médico, escritor y matemático persa. Escribió más de cien obras, entre las cuales se destacan sus "Comentarios" a la obra aristotélica, "Canon de la Medicina". "La Curación y los libros de Teoremas". Como médico se le considera tan famoso como Galeno. Influye en la cultura árabe y occidental; domina el Corán, la dialéctica, la filosofía, la jurisprudencia y la lógica. En el plano metafísico postula a la coincidencia de un ser necesario y esencial: Dios, que existiría después de lo posible. Dios sería la unidad y la pluralidad. De él emanan todas las cosas menos la materia, que existe como pura potencia fuera de Dios.

Averroes, por su parte, vive entre los años 1126 y 1198; filósofo, jurista, médico y astrónomo árabe. Influye en la escolástica. Se le conoce también con el apodo de "El Comendador", por sus comentarios sobre la filosofía de Aristóteles. Su doctrina se inclina por el materialismo y el panteísmo. Postula la existencia de Dios como acto puro y creador de la materia; niega la inmortalidad del alma y sostiene que la creación no se realizó de una vez.

Desarrolla la teoría de los tres sentidos, la cual afirma que el Corán puede tener un sentido vulgar, otro teológico y otro filosófico. Este último es el más alto nivel de comprensión; las personas no pueden pasar el nivel que les compete según su preparación. Entre sus obras figuran "La Destrucción de la Destrucción", y "Sobre la Conexión del Entendimiento Abstracto con el Hombre". Fue condenado por la Santa Sede y la Universidad de París.


Conclusión

Por lo anterior es posible sostener que el denominado "oscurantismo medioeval" es una expresión que se ha aplicado con cierta ligereza en lo referente a juzgar el desarrollo tecnológico y el trabajo científico de este período histórico y cultural.

Es probable que la tesis que sostiene que el medioevo fue un período de oscurantismo generalizado se haya hecho popular a fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX. Ello principalmente, por la falta de difusión de los logros tecnológicos y de los esfuerzos de las ciencias académicas para tratar de continuar el trabajo alcanzado en la antigüedad clásica. Sarton sugiere que "para comprender la ciencia y el pensamiento medioeval tenemos que explorar las obras de mucha gente de Occidente y de Oriente (9). Ello no siempre se hizo. A esto hay que agregarle un desinterés manifiesto de los historiadores de la ciencia por realizar análisis filosóficos sobre la evolución de las ideas y conceptos científicos de la Edad Media.

Desde luego, resulta mucho más atractivo para los historiadores de la ciencia tradicional focalizar la atención en estudios que den cuenta, por ejemplo, de los eventos científicos del siglo XVI y XVII. Esto porque en dicho período se produce un "boom" de publicaciones y aparecen novedosos artificios mecánicos y técnicos en general. Todo lo cual permite contar con un material seguro que favorece el recuento cronológico de los acontecimientos científicos y evita la tentación interpretativa o el riesgo de sostener tesis audaces que obliguen a hacer análisis epistemológicos y genéticos de los conceptos y teorías científicas.

En cierta medida puede decirse que en los siglos XIV y XVII el devenir científico y sus resultados son mucho más visibles, y se hace mucho más explícita su comprensión. No sucede lo mismo en la Edad Media. Tal vez esto sea la génesis del mito de oscurantismo.



Bibliografía:


1.- CF.White Jr., Lynn: Tecnología en la Edad Media. Historia de la Tecnología, Vol 1, Kranzberg y Purssell Jr., Ed. Gill, Barcelona, 1981, pág. 81.

2.- CF, White Jr., Lynn: op.cit., p.88.

3.- Regla Compostol, Juan: Historia de la Edad Media. Tomo II, Montaner y Simón, Barcelona 1, p. 245.

4.- CF. White Jr., Lynn: op.Cit., p.93.

5.- Cf. Bernal John D.: La Ciencia en la Historia, UNAM, México 1959, p. 306.

6.- Saron George: Ensayo de la Historia de la Ciencia, UTHA, México, 1968, p.113.

7.- Kuhn, Thomas: La Historia de la Ciencia. Ensayos Científicos, Snow Ch, Snow Ch. P., Sagan C. y otros, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México, 1982, p.77.

8.- Mindam, Manuel: Historia de la Filosofía y de las Ciencias. Anaya, Madrid, 1968, p. 138.

9.- Sarton George: op.cit., p.17


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