Adiós amazonas
( Publicado en Revista Creces, Abril 2001 )

La Amazonía Brasileña contiene aproximadamente el 40% de los bosques tropicales que aún quedan en el planeta. Ellos son de gran importancia por la enorme biodiversidad que contienen como por su efecto en el régimen hidrográfico y el clima, y por la capacidad de almacenaje del carbono terrestre. Pero está siendo destruida a razón de 2 millones de hectáreas por año.

Este rápido ritmo de destrucción tiene muchas causas: 1.- el notable incremento poblacional, que en los años 1960 alcanzaba a 2 millones de habitantes y que en la actualidad ya supera los 20 millones. Ello tanto por el fuerte incremento migracional, como por su propio ritmo de crecimiento poblacional. 2.- por el dramático incremento de la explotación forestal y minera. 3.- por la apertura de caminos y proyectos de colonización, que cada vez van permitiendo penetrar más profundo en el corazón de la selva y 4.- por el enorme incremento de los incendios forestales provocados por el hombre.

El ritmo de destrucción ha alarmado a muchas instituciones internacionales que claman por su conservación y promueven el uso sustentable del bosque. Así por ejemplo, las siete naciones más grandes del mundo (Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Estados Unidos, Canadá, Japón y los países de la Comunidad Europea) han iniciado un plan piloto de conservación con una inversión programada de 340 millones de dólares. Del mismo modo muchas otras instituciones estatales y privadas están contribuyendo con otras iniciativas para la conservación.

Pero se teme que todos estos esfuerzos no signifiquen nada frente a la amenaza del programa de desarrollo recientemente aprobado por el gobierno (programa "Avanza Brasil"), que contempla una inversión de 40.000 millones de dólares para los próximos siete años y que persigue acelerar el desarrollo económico de la región mediante la implementación de la agricultura industrial y la explotación minera y forestal. Ello contempla la construcción de carreteras pavimentadas, ferrocarriles, tuberías de gas, canalización de ríos, proyectos hidroeléctricos y explotaciones mineras, que gradualmente irán penetrando la selva. Frente a estos anuncios, un grupo de investigadores del Instituto Nacional para Investigaciones Amazónicas en Manaos, ha elaborado un modelo computacional que les permite afirmar que para el año 2020, el actual ritmo de deforestación se aumentará en 500.000 hectáreas por año, mientras que la degradación de los bosques prístinos se incrementará entre 1.53 y 2.37 millones de hectáreas por año. Todo lo cual amenaza la sobrevida misma del bosque amazónico para los próximos años (Science, Enero 19, vol 291, 2001, pág. 438).

Pero no todos los expertos aceptan este modelo como válido. "Yo estoy en desacuerdo con algunas de las más importantes conclusiones", dice Dam Nepstad del Woods Hole Research Center en Massachusetts. Según él, es aún muy temprano para predecir por modelos matemáticos catástrofes tan próximas, como consecuencia de las inversiones en infraestructura.



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