El arte de la medicina en el Perú precolombino
( Publicado en Revista Creces, Mayo 2001 )
Mil años antes que la cultura inca floreció en el Perú la cultura moche. Un pueblo agrícola, muy bien organizado y con notables conocimientos de ingeniería. Lo que mas llama la atención es la calidad y variedad de su cerámica. A través de ellas se pueden deducir sus avanzados conocimientos médicos.
Uno de los registros médicos más extraordinarios del mundo precolombino es el legado de una cultura conocida como "moche" o "mochica". Bautizada así por los arqueólogos por el nombre del valle del río Moche, en la costa norte del Perú, donde esta cultura floreció, aproximadamente entre los años 100 antes de Cristo y 750 después de Cristo. Ella precedió a la de los incas por más de 1.000 años. Los moches eran un pueblo agrícola con un sofisticado conocimiento de ingeniería y agricultura. Sin embargo, sus logros más notables fueron su arte, en particular la cerámica. El alto nivel de realismo y detalle de sus cerámicas y la gran variedad de temas representados (incluso un gran número de patologías y condiciones físicas) hacen que constituyan una de las fuentes más ricas para el estudio de las enfermedades pre-colombinas.
Los paleopatólogos, especialistas que estudian las evidencias de las enfermedades antiguas, han procurado determinar las enfermedades que estaban presentes en las Américas antes de la llegada de los europeos, quienes introdujeron enfermedades infecciosas como la viruela, el tifus y muchas otras, que produjeron gran estrago entre los nativos (La conquista de América y las infecciones) . En sus investigaciones los paleontólogos dependen principalmente de las evidencias físicas, esqueletos o restos humanos momificados. Pero también, como en este caso, estudian documentos, como códices o relatos escritos por misioneros españoles y artefactos como instrumentos médicos o representaciones artísticas. Si bien las culturas colima y nayarit de México, así como otras culturas antiguas de las Américas también crearon objetos de cerámica que mostraban condiciones patológicas, ninguna iguala a los moches, que con su nivel de realismo y en los detalles, nos han permitido conocer un gran número y variedad de condiciones presentes en aquella época.
Valor de sus cerámicas en medicina
Las cerámicas moches utilizaban una diversidad de técnicas para reproducir en barro los signos de las enfermedades de la piel, ceguera, señales de obesidad y desnutrición, tumores, falta de miembros, fisuras del paladar y etapas del embarazo y parto. Mostraban curanderos llevando a cabo tratamientos con trepanaciones (la eliminación de pedazos de huesos del cráneo) y amputaciones. También reprodujeron ciertas plantas medicinales con tanto detalle que pueden ser identificadas claramente. La mayoría de estos objetos fueron descubiertos en tumbas y han sido conservados por museos o particulares.
El Dr. Abner Weisman, profesor de obstetricia y ginecología del New York Medical College, estaba tan convencido de la importancia de las esculturas médicas pre-colombinas, que reunió una colección de casi 3.000 artefactos, incluidos varios notables ejemplos de los moches. En 1966, ciertas piezas de su colección fueron exhibidas en la Academia de Medicina de Nueva York y otras instituciones de todo el mundo. Alrededor de 40 esculturas fueron posteriormente adquiridas por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, en Bethesda, Maryland, donde pueden ser inspeccionadas por estudiosos y otros interesados.
Weisman, en su entusiasmo, creía que las esculturas habían sido creadas como modelos para la enseñanza médica y enterradas deliberadamente como especie de cápsulas para la posteridad. Sin embargo, la mayoría de los arqueólogos rechaza esta teoría. Cristopher Donnan y otros investigadores que han estudiado exactamente la cultura moche, sostienen que todo el arte y la iconografía moche tenían un propósito simbólico o ritual, aun cuando representaran temas aparentemente seculares.
Si bien ofrecen importantes evidencias de condiciones patológicas y tratamientos médicos, las cerámicas moche siguen siendo un misterio en muchos sentidos. No podemos estar seguros de por qué fueron creadas y frecuentemente enterradas en tumbas. Tampoco existe evidencias concluyentes sobre las causas de los signos y deformidades representadas, ya que diferentes enfermedades pueden producir condiciones similares. Por ejemplo, existe un gran número de vasijas que representa rostros humanos sin labios o sin narices. Estas deformidades han sido interpretadas como signos de leishmanasis, lepra, sífilis, o como el resultado de mutaciones punitivas. Las lesiones de la piel reproducidas en barro también han sido descritas como signos de sífilis, frambesia o leishmanasis.
Las bacterias y los virus están continuamente desarrollando, mutando y transformando. Varias enfermedades contemporáneas, como por ejemplo el SIDA, parecen no haber existido en el pasado y es probable también que ciertas enfermedades antiguas puedan haber desaparecido. No obstante las cerámicas de los moches contienen pistas que, cuando se combinan con otras evidencias de la paleopatología, pueden proporcionar datos sobre las enfermedades y los tratamientos pre-colombinos. Aparte de su valor médico, el valor estético de estas esculturas antiguas hace que merezcan nuestra fascinación y admiración.
Para que una trepanación
En el alto Perú y en Bolivia se han encontrado 457 cráneos agujereados, que datan de los años 900 antes de Cristo a 1500 después de Cristo. Según el arqueólogo Bob Arnott, de la Universidad de Birmingham, no todos los agujeros en la cabeza corresponden a trepanaciones. Algunos de ellos fueron hechos después de muertos, tal vez como parte de un rito funerario, o para remover el cerebro antes de proceder a la momificación. En algunas sociedades se acostumbraba a utilizar como amuleto, un disco extraído del cráneo de un líder o de un gran guerrero fallecido, esperando que así se le transmitiera parte de su grandeza o de su fuerza.
Sin embargo, hay evidencias que la mayor parte de los agujeros encontrados en los cráneos corresponden a reales trepanaciones, realizadas por razones médicas. Ellas fueron hechas mientras los individuos estaban vivos. Algunos fallecieron durante la intervención, lo que se demuestra por los bordes nítidos del agujero (40%). Otros, en cambio, muestran claramente que sobrevivieron, dado que los bordes se muestran suaves, con claros signos de cicatrización. En ellos se ve un gran repertorio de técnicas utilizadas. Los cortes a veces son rectos, otras veces son perfectamente circulares, o realizados pacientemente por la suma de pequeños orificios, uno al lado de otro (ver fotografía). En todo caso los cirujanos parecen haber sido expertos y muy pronto deben haber aprendido a no lesionar los vasos sanguíneos, ni la "duramadre", que es la membrana que envuelve el cerebro. Seguramente que muchos de los que fallecieron durante la intervención, fue debido a la ruptura de la duramadre, ya que en ese caso la infección debe haber sido inminente.
La principal causa de las trepanaciones corresponde a fracturas de cráneo. Más del 30% de los cráneos trepanados presentaban signos de la fractura original. Probablemente en aquella época debe haber habido muchas fracturas craneanas, ya que la mayor parte de los fracturados eran hombres, sugiriendo que ellos fueron atacados durante batallas en sus aldeas.
Las armas deben haber sido hondas o garrotes. Graham Martín neurocirujano del Hospital de Wellington en Nueva Zelandia, calcula que una piedra lanzada por una honda puede golpear la cabeza con la misma fuerza de una bala de una pistola. "A una distancia de 50 a 100 metros, puede causar una importante fractura", afirma Martín.
Los instrumentos quirúrgicos tienen que haber sido de piedra, y probablemente han utilizado emplastes de hierbas medicinales con propiedades antibióticas.
Aparte de las fracturas, no es raro que también hayan usado la trepanación para otras dolencias, como dolores de cabeza, dificultades en el hablar, o tal vez en la extracción de algún tumor. Lo que no está claro, es por qué algunos cráneos tienen varias trepanaciones, realizadas en diferentes tiempos. Tal vez haya sido por dolores de cabeza persistentes, después de la primera trepanación. O a lo mejor se trataba de enfermos hipocondríacos, que volvían a consultar porque todavía tenían dolor de cabeza. En todo caso cabe señalar que las trepanaciones se han practicado en el pasado en muchas otras partes del mundo, pero sin duda que fue en el alto Perú y Bolivia donde la práctica fue extensamente utilizada en la medicina.
Marta Davidson