El aceite de pescado y la inteligencia del niño
( Publicado en Revista Creces, Junio 2001 )

Las últimas semanas del embarazo y los primeros meses de vida coinciden con las etapas de más rápido desarrollo y crecimiento del cerebro. Se afirma que durante esta etapa el cerebro está creciendo a razón de 1 miligramo por minuto (Desarrollo cerebral del niño) . Es obvio que este rápido crecimiento significa una gran demanda de nutrientes específicos que requiere la formación de este tejido tan especializado. Entre los elementos que parecen esenciales están algunos ácidos grasos que contiene en gran cantidad el aceite de pescado. Ellos son de gran importancia para las estructuras de las membranas celulares. Se trata de los ácidos "docosa pentanoico", "docosa exanoico" y el ácido araquidonico.

Williams, Kate Northstone y sus colaboradoras, en vista de estos antecedentes decidieron estudiar el efecto de la ingesta de pescado durante el embarazo, para tratar de ver si ello impactaba en el desarrollo cerebral del feto. Con tal objetivo iniciaron un estudio retrospectivo, para lo cual reunieron información de la dieta diaria que las madres consumieron durante su embarazo, haciendo especial hincapié en la cantidad de pescado incluida en su alimentación. Tres años más tarde evaluaron a sus hijos mediante un test que mide la "esteropsis", que es la capacidad de reconocer la profundidad de imágenes en 3 dimensiones. "Ello es una buena medida del desarrollo cerebral", dice Williams. "Las células que permiten determinar esta cualidad están en la corteza visual, de modo que ello mide en realidad una función cerebral más que una capacidad visual".

Encontraron que los hijos de madres que consumieron pescado regularmente durante el embarazo, tuvieron los más altos índices de esteropsis, siendo significativa la diferencia con respecto a los hijos de madres que nunca consumieron pescado. Ellas atribuyeron esta mejor respuesta al elevado contenido del ácido graso "docosaexapentanoico" que contiene el pescado.

Del mismo modo, recientemente otro grupo de investigadores relata otra experiencia que ha sido publicada en la revista "Developmental Medicine and Child Neurology (Marzo, 2000), en que estudian el efecto de una dieta enriquecida en el lactante, agregándoles los ácidos grasos "docosaexanoico" y araquidonico. Ellos están normalmente contenidos en la leche materna, pero no en la fórmula láctea. Para tal objeto alimentaron 56 lactantes, en las primeras 17 semanas de vida, con leche enriquecida con estos ácidos grasos. Luego midieron su cuociente intelectual y comparándolo con otros lactantes que recibieron una fórmula habitual, sin enriquecimiento.

El test usado para medir el cuociente intelectual da como normal 100 puntos. Los niños que recibieron la fórmula enriquecida tuvieron un promedio de 105 puntos, mientras que los que recibieron la fórmula corriente, sólo alcanzaron un promedio de 98 puntos. La diferencia fue estadísticamente significativa. También observaron que la variabilidad del puntaje fue notable. El 26% de los niños que recibieron la leche fortificada alcanzaron sobre los 115 puntos, comparado sólo con el 5% de los que recibieron la fórmula no fortificada.

Esta y la anterior experiencia parecen demostrar que sería útil agregar estos ácidos grasos esenciales, tanto en la dieta de la madre embarazada como en las fórmulas utilizadas para la alimentación de los lactantes durante las primeras semanas (The American Journal of Clinical Nutrition). Con ello se obtendrían niños más inteligentes. Desgraciadamente se incrementan los costos de fabricación de estas fórmulas enriquecidas.


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