Inquietud animal frente a los sismos
( Publicado en Revista Creces, Mayo 1981 )

Científicos investigan extraña conducta de muchas especies, que podría interpretarse como predictora natural frente a catástrofes.

El hecho de ser Chile un país de gran sismicidad, hace que la gente pueda ir apreciando, a través del tiempo, numerosos "signos" predictores de la pronta venida de un temblor. Algunos discriminan en el color del cielo, en la sequedad del ambiente o en el hecho de haberse producido altas temperaturas -muchas veces inusuales- durante el día. Una de las creencias más difundidas es, tal vez, la que señala que los animales deponen sus habituales distancias y animosidades y comienzan a reunirse en patios y lugares abiertos. Allí, débiles y poderosos, grandes y pequeños se juntan: algunos aúllan penosamente como presagiando alguna desgracia. Otros esconden su cola en muestra de humildad y pavor.

¿Anuncian los animales los sismos con antelación? ¿Hay alguna base cierta de que tal anuncio, vaticinio o presagio obedece a razones distintas al miedo animal? ¿Existen sensores auditivos, olfativos, visuales o de otro tipo, capaces de "captar señales" pre-cataclísmicas?


Conducta de los peces

Dos investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Texas, Galveston, Estados Unidos, los doctores C. Frohlich y R. Buskirk, publicaron hace varios años el resultado de sus observaciones sobre la reacción de los peces ante leves cambios en las ondas del agua y la forma como ellos detectan las débiles señales resultantes del choque de ondas precedentes a un terremoto.

Los científicos trabajaron principalmente con tres especies de peces: el roncador (Haemulon sciurus); el pez dorado (Carassius auratus), de la misma familia que nuestra carpa y también de agua dulce, y el abadejo o bacalao (Gadus morhua), emparentado con la merluza chilena. En peces bastante diferentes, observaron las reacciones y la sensibilidad frente a dos tipos de señales, que son las que acompañan a todo sismo: ondas sonoras y pequeños movimientos de agua. Utilizando altavoces, produjeron ondas sonoras en estanques o en recintos sumergidos en el mar y captaron la actividad eléctrica en el oído interno de los peces. El registro indicó la respuesta frente al estímulo en intensidad y tiempo.

Los peces recogen las señales de cambio de presión de su entorno mediante dos mecanismos fundamentales: el oído interno y la línea lateral. La sensibilidad de ambos ha sido ampliamente investigada para la observación de la respuesta ante leves cambios en el medio. La línea lateral es un fino surco que se extiende a lo largo de cada lado del cuerpo y cola de los peces. Contiene un canal longitudinal con numerosas aberturas transversales en su superficie. Dentro del canal hay células sensitivas segmentariamente ordenadas y conectadas con la rama lateral del décimo nervio craneal (par craneal). Todas estas estructuras, además de canales sensitivos abiertos en poros de la superficie de la cabeza, derivan embriológicamente del órgano auditivo y son equivalentes al oído interno de los vertebrados superiores. Como tal, responden a los estímulos de las bajas presiones o a las ondas y corrientes del agua que, debido a su débil intensidad, no podrían ser sentidos sobre la tierra por una persona.

Frohlich y Buskirk en ese entonces creían estar muy lejos de poder aportar alguna nueva luz en el apasionante tema de la predicción de los sismos, ya que sus constataciones inciden sobre un tema bastante conocido por los zoólogos, sobre todo por los ictiólogos. Sin embargo, el interés de ambos radicaba en poder cuantificar la sensibilidad de las especies ante estímulos de presión crecientes, y como éstas logran discriminar ante ellos.

Nuestros pescadores saben que a consecuencia de un leve sismo, que ellos jamás perciben sobre su bote, la pesca merma ostensiblemente. Los peces emigran o se esconden. Lo importante sería poder valerse de tales conductas y acciones, anticipadamente, para tener criterios más valederos en el alerta a una probable catástrofe.

La pregunta, sin embargo, sigue latente: ¿Cómo perciben los animales domésticos y salvajes que se avecina un sismo?. Sin duda que acercarse en forma interdisciplinaria a la verdad sobre la génesis de estas conductas podría, en el futuro, aportar a la geofísica una ayuda de alto valor.


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