Alrededor del 1% de la población llega a sufrir el desorden bipolar, cuyo nombre se debe a que el paciente sufre violentas oscilaciones de su estado de ánimo. Algunas tan graves, que pueden llegar a suicidarse (10%).

Está claro que el litio actúa a largo plazo. Es sólo el tratamiento a largo plazo el que puede eliminar los episodios o reducir su gravedad. En los pacientes no tratados, éstos van siendo más frecuentes e intensos.

Robert Lenox de la Universidad de Pennsylvania, ha descubierto por qué el litio es efectivo en los tratamientos a largo plazo. Según él, la droga actuaría previniendo los cambios graduales que se producen en el cableado cerebral en los centros emocionales del cerebro (New Scientist, Marzo 3, 2001, pág. 18).

El hecho es que el litio tiene efecto a largo plazo. Más aún, si el paciente que está en tratamiento deja de tomarlo, las recaídas se producen varios meses después. Según Lenox, ello se debe a que el litio actuaría en el proceso de "plasticidad neuronal". Es decir, en la capacidad de las células neuronales de restablecer las conexiones entre sí. Estudiando el efecto de la droga en células cultivadas y en animales de experimentación, encontró que el litio bajaba los niveles de una proteína llamada MARCKS, que se une a la actina, una proteína que se encuentra en la membrana de las células neuronales.

Lenox cree que el litio desplaza al magnesio en una enzima responsable en la transcripción del gene del MARCKS. "Puede ser que en la depresión maníaca exista demasiado MARCKS por la falla del mismo gene", afirma Lenox.

"Mientras más MARCKS exista en el cerebro, más sensible es la membrana de las células, y más fácilmente éstas pueden cambiar y crecer". También Lenox ha descubierto que los antidepresivos estándares que no tienen efecto en el desorden bipolar, tampoco tienen efecto en MARCKS.

Ahora sus investigaciones se orientan a desarrollar una droga que también inhiba la producción de MARCKS, pero que tenga menos efectos colaterales que el litio.