El impacto atmosférico de los volcanes
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2001 )

Aun hoy en día quedan huellas de numerosas destrucciones masivas ocurridas en la historia del planeta Tierra. Una de ellas es la que ocurrió hace 65 millones de años, en la que desaparecieron los dinosaurios y que los científicos creen que se debió al impacto de un meteorito gigante. Pero también antes y después hubo otras extinciones masivas, cuyas causas no han sido esclarecidas. Paul Wignall de la Universidad de Leeds, cree que ellas habrían sido la consecuencia de grandes erupciones volcánicas.

Parece ser que en los comienzos de la historia, la acción destructiva de los volcanes era mucho mayor que la actual. No porque éstas fueran de mayor magnitud, sino por las enormes cantidades de CO2 que ellas inyectaban a la atmósfera, haciendo difícil la mantención de la vida. Wignall ha realizado un cuidadoso estudio de las extinciones masivas ocurridas en la Tierra durante los últimos 300 millones de años. Encuentra una correlación de ellas con los tiempos en que ocurrieron las grandes erupciones, que es posible detectar por las enormes formaciones de rocas de origen volcánico.

Wignall calcula lo que llama "eficiencia de muerte" de estos volcanes comparando la destrucción de vida con el volumen de lava que produjeron. Comprobó que las erupciones del pasado fueron diez veces más efectivas en la destrucción de vida, en relación con las erupciones más recientes.

Así por ejemplo, la extinción Permiana (Formación de la Tierra), que sucedió hace 250 millones de años, dejó sus huellas en Siberia donde la lava cubrió una superficie similar a la actual de Europa Occidental. Piensa que una erupción de esa magnitud debió haber expulsado 10 gigatoneladas de CO2. El calentamiento de la Tierra que ello produjo habría matado el 80% de toda la vida marina, y habría tomado 5 millones de años para que ella se recuperara.

Otra extinción no tan masiva, ocurrió hace 60 millones de años (al final del Paleocene), coincidiendo también con un período de gran actividad volcánica. Produjo otro calentamiento de la Tierra. En aquella ocasión murieron algunos animales y tomó 10 mil años en volver a la normalidad.

Wignall cree que las antiguas erupciones tenían un mayor poder de destrucción en relación a las actuales, porque las especies que aparecieron después de ellas ya estaban mejor adaptadas para soportar el incremento del CO2. La química de los océanos también debe haber jugado un rol. Los supercontinentes que se formaron, ya se habían quebrado, exponiendo más costas con rocas de silica. Esto incrementó el crecimiento del fitoplancton en el océano aumentando así la capacidad de absorción del CO2 desde la atmósfera.

Vincent Courtillot, director del Instituto geofísico de París, piensa que la idea de Wignall es provocativa. Sin embargo añade que realizar este tipo de cálculos es tremendamente difícil. Hace notar que la "eficiencia de muerte" de las erupciones volcánicas depende de cuánto éstas duren y es prácticamente imposible calcular esto después de miles de millones de años que ocurrieron.

Además Courtillot agrega que es difícil estimar cuánta lava produjeron estos volcanes prehistóricos, y que el volumen de lava no necesariamente corresponde con las emisiones deCO2 o SO2.


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