No me rompan el corazón, es de ¡Plástico!
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2001 )
Por primera vez se ha colocado un corazón artificial dentro del tórax de un hombre. Se espera que en el futuro ello contribuya a satisfacer la enorme demanda de donaciones de órganos.
A diferencia de aparatos previos, cuya fuente de energía eléctrica tenía que venir por cables externos que atravesaban la piel, en este caso incluso las baterías quedaron colocadas en el interior del tórax. Las pilas duran sólo 40 minutos, pero pueden recargarse a través de la piel por un sistema de inducción. "Nuestro objetivo era que el recipiente no se viera diferente a otras personas", dice Ed Berger, vice-presidente de Abiomed de Massachusetts, la empresa que lo fabricó, en la módica suma de 75.000 dólares.
La operación no fue fácil, dado el mal estado del corazón del paciente, que tenía mucho tejido cicatricial por infartos anteriores y muchas operaciones de bypass. De no haberse hecho este cambio, el paciente no habría vivido más de 30 días. El corazón artificial pesa alrededor de un kilo, y está provisto de un motor que mueve una bomba de membranas y válvulas hechas de un plástico fuerte y flexible. También tiene un monitor que controla la presión arterial y la velocidad de bombeo, ajustando su funcionamiento según lo requiera la actividad del paciente, como por ejemplo, cuando tiene que caminar.
Después de muchos ensayos en terneros, que ya han vivido por más de un año, el Food and Drug Administration, aprobó su ensayo en humanos. A diferencia de los trasplantes convencionales, el paciente no tiene que tomar drogas inmunosupresivas, ya que en este caso no existe el riesgo de rechazo.