Por que el acero inoxidable no se oxida
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2001 )

El acero inoxidable se usa en una gran variedad de productos, no sólo por lo reluciente de su aspecto estético, sino porque además permanece en el tiempo sin oxidarse. Según Michael Free, metalúrgico de la Universidad de Utah, esta última propiedad se debe a la interacción de los elementos que se incorporan en su aleación (Scientific American, Agosto 2001).

El acero inoxidable contiene hierro, cromio, manganeso, silicón, carbón y en muchas ocasiones, cantidades significativas de níquel y molibdeno. Son estos elementos los que reaccionan con el oxígeno que proviene del agua o del aire, y producen una capa muy fina y estable que cubre homogéneamente su superficie, formando óxidos e hidróxidos de metal. Con ello impide que el proceso se extienda. El cromo juega un papel preponderante en esto, al reaccionar con el oxígeno y formar esta fina capa. Por definición, todos los aceros inoxidables, contienen por lo menos un 10% de cromio.

La estabilidad de la capa impide la extensión de la corrosión, actuando como una barrera que limita el acceso del oxígeno y del agua a las capas más internas de la superficie. Esta capa se ajusta muy bien a la superficie, siendo además muy fina, ya que está constituida sólo por unas pocas capas atómicas. Con ello reduce la corrosión a un nivel superficial mínimo. La capa es tan fina que no es observable a la longitud de onda de la luz visible, por lo que es difícil verla al ojo desnudo. Sólo se puede observar con la ayuda de los modernos instrumentos actuales. Por ello, aun cuando el acero se corroe a un nivel atómico, aparece a la vista como no oxidado.

Por el contrario, el acero barato común, reacciona con el oxígeno del agua y del aire, formando una capa relativamente inestable de óxido de hierro-hidróxido, que con el tiempo es sobrepasada, continuando la corrosión más profunda. Después de un tiempo, ya es posible observarla al ojo desnudo. Por la misma razón, también otros metales, como el titanio (Llego la hora del titanio) y el aluminio, son resistentes a la corrosión, ya que también en ellos se forman capas finas que impiden la extensión de la corrosión.



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