Nueva droga para evitar rechazo de trasplantes
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1999 )

Se ha descrito un nuevo procedimiento para impedir el rechazo de órganos trasplantados. Consiste en la administración de un anticuerpo contra una proteína de los linfocitos t, que es la culpable de iniciar el rechazo. Los resultados logrados en monos han sido excelentes. El efecto se ha mantenido hasta después de un año de suspendida la droga.

Los pacientes a los que les falla el riñón tienen dos posibilidades: someterse a agobiantes diálisis periódicas o buscar la posibilidad de un trasplante renal. Pero esto último significa someterse por toda la vida a drogas inmunosupresoras que incrementan el riesgo de cáncer y que además son tóxicas para los riñones. Pero una nueva droga inmunosupresora se ha descubierto que ha tenido muy buenos resultados en monos. Además de ser efectiva, después de un tiempo puede suprimirse su administración sin que haya rechazo. Hay esperanza que resultados tan buenos logrados en monos puedan también ser tan buenos en humanos (Science, vol.284, Junio 4 de 1999).

Esta nueva droga ensayada en monos, bloquea el sistema inmune, pero lo que es más interesante es que al suspenderla después de algunos meses, se mantiene una perfecta aceptabilidad del órgano trasplantado sin ningún efecto colateral. Ella fue estudiada por Allan Kirk y David Harlan del Naval Medical Research Center en Bethesta, Maryland. Dado los buenos resultados obtenidos en monos, se ha autorizado ensayarla en trasplantes humanos.

Los monos a los que se les suspendió la administración de la droga llevarían varios meses sin problemas, pero necesitarían esperar más para saber si el efecto es permanente. Lo curioso es que los animales habrían desarrollado anticuerpos contra el riñón trasplantado, pero sin embargo, después de un año esto no parece afectarlos. La nueva droga es un anticuerpo que se une a la proteína llamada CD 154, una de las dos señales que necesitan las células T inmunológicas para iniciar el ataque contra el órgano extraño. Cuando las células T se encuentran con moléculas extrañas como la de los órganos trasplantados, comienzan a activarse y a producir más CD 100, que a su vez se une al receptor llamado CD 40 en otras células inmunes. Este proceso es el que gatilla una señal devastadora para rechazar el órgano trasplantado. El anticuerpo (la nueva droga) se diseñó para bloquear el ataque uniéndose al CD 154.


Otros resultados

Los investigadores trasplantaron riñones en monos jóvenes, siendo todos coincidentes desde el punto de vista del complejo de histocompatibilidad entre el donante y el receptor para mejorar los chances de que no hubiera rechazo. Un grupo de monos se dejó como grupo control en los que no se administró drogas inmunosupresoras. Todos ellos rechazaron el órgano y murieron dentro de 9 días. El grupo experimental, en cambio, recibió durante un mes una dosis semanal de anticuerpo y luego una dosis mensual durante cinco meses. Posteriormente se suspendió el tratamiento. Después de un año de suspendido, ocho de los nueve monos estarían vivos y en buenas condiciones de salud. El que falleció, fue debido a un accidente durante una extracción de sangre rutinaria. Su autopsia reveló un riñón indemne.

Lo interesante es que también han ensayado con éxito igual tratamiento en 6 monos sometidos a trasplante de páncreas. Después de un año de suspendido el tratamiento, sus células pancreáticas funcionan normalmente. Este segundo trabajo estaría en prensa y sería publicado posteriormente en el Proceeding of the National Academy of Science.

Es también notable que los monos tratados tendrían un número normal de células inmunes, no habrían desarrollado infecciones y habrían respondido bien a la administración de varias vacunas. Todo ello revela que su sistema inmune funciona normalmente. Los estudios en humanos estarían en la primera etapa para ver si la droga produce algún efecto colateral no deseado. Después de un año no se habría evidenciado nada anómalo.


Como explicarse tantas bondades

La verdad es que nadie puede explicarse por qué el sistema inmune de los monos, en este caso, acepta el tejido extraño aun cuando la administración de la droga se ha suspendido por más de un año. No faltan las teorías para explicar este fenómeno.

Algunos piensan que las células T activadas por el órgano extraño, al faltarles el CD 154, mueren rápidamente después del trasplante. Sin embargo persiste la pregunta de por qué la nueva generación de células T no reconoce y no ataca a las células extrañas. Otros piensan que las células T viejas podrían desarrollar cierta acción protectora. Las biopsias realizadas en los riñones trasplantados revelan pequeños claustros de células T activadas, que se ven muy parecidas a las biopsias realizadas en algunos pocos pacientes, que desobedeciendo las indicaciones médicas, dejan de tomar las drogas inmunosupresivas y sorpresivamente no rechazan el órgano. Esto también ayuda a explicar por qué el anticuerpo tiene pocos resultados si se aplica junto a drogas inmunosupresoras que bloquean la activación inicial de las células T.


Cuesta iniciar el ensayo en humanos

Esta interferencia entre drogas inmunosupresoras y el anticuerpo, ha complicado las cosas y dificulta la iniciación de ensayos en humanos. Pedirle a los pacientes que se olviden de las drogas inmunosupresoras y que reciban sólo el anticuerpo es en realidad un problema ético: si falla el anticuerpo, también el paciente ha perdido su chance de haber sido tratado precozmente con drogas convencionales. Sin embargo, los muy promisorios resultados logrados en monos han hecho que el National Institute of Health haya dado el visto bueno, y ya se han enrolado algunos pacientes para iniciar el ensayo. Sin embargo, "por si las moscas", se les administraría simultáneamente una pequeña dosis de inmunosupresores.


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