El intenso fuego doblegó las torres gemelas
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2001 )

La primera torre norte, de 415 metros de alto, se colapsó después de cien minutos de haber sido impactada en el piso 90 por un avión secuestrado. Todo quedó reducido a un montón de fierros y escombros de seis pisos de alto. Los ingenieros y especialistas en materiales, están aún analizando el colapso, pero creen que la causa primaria fue el intenso calor (sobre 1000º C) producido por los 30.000 litros de gasolina del avión.

La base central, los soportes de los pisos, y la estructura externa, constituían una traba compacta de acero. Pero esto que parecía tan sólido, se podía degradar si se sometía durante un tiempo a temperaturas de 600 grados o aun menos. La cascada mortal comenzó cuando el piso de acero, de 20 centímetros de grosor, se separó del marco y cayó sobre el piso inferior, enviando al resto de la estructura una onda de choque. El peso acumulado condicionó el colapso vertical, como se pudo ver en la televisión, al observarse el deslizamiento de la antena colocada en el piso superior.

Lo mismo sucedió con la torre sur, que después de 56 minutos también se colapsó, pero en forma menos vertical. En este caso el colapso fue más rápido porque el avión impactó cerca de uno de los ángulos del edificio, siendo más grave el daño estructural. Los ingenieros piensan que debido a lo compacto de la estructura, el colapso no fue inmediato.

Las torres fueron diseñadas para sobrevivir a un posible choque de un avión más pequeño, como los que se usaban en la década de 1970. Se había pensado bien, ya que las vigas estaban cubiertas con material resistente al fuego. Según los expertos, frente a un incendio producido por el combustible de un avión, éste debió combatirse con una espuma especial y no con el sistema de esparcir agua, como sucede en los edificios de este tipo. La American Society of Civil Ingeneers ha ofrecido que cuando terminen las operaciones de rescate, comenzarán a hacer un completo estudio.

Los científicos de Lamond-Doherty Earth Observatory, ubicado a cuarenta kilómetros de distancia, detectaron la onda sísmica, con una escala de 2.3, muy similar al temblor que sacudió a Nueva York en Enero del 2001. (Science, 21 de Septiembre, 2001, pág. 2183).


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