Bichos que se alimentan de células cancerosas
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2002 )

Tratando de encontrar un tratamiento para el cáncer, cualquier idea hay que ensayarla. Pero inyectarle bichos a un tumor para que se lo coman, ya parece demasiado. Sin embargo experimentos en animales están demostrando que no es una idea loca.

El truco consiste en usar bacterias anaeróbicas (no usan oxígeno) que pueden crecer muy bien en un ambiente pobre en oxígeno dentro de un tumor, pero que mueren cuando salen a un ambiente rico en oxígeno, como sucede en los límites externos del tumor. "Lo interesante de esto, es que esta terapia se puede usar junto con la quimioterapia, destruyendo el tumor por dentro y por fuera", dice Bert Vogelstein del John Hpoking Schoolo of Medicine en Baltimore, Maryland. (New Scientist, Diciembre 1 del 2001, pág. 14).

Los tumores se las arreglan para disponer de sangre, construyendo sus propios vasos sanguíneos. Sin embargo algunos tumores crecen tan rápidamente, que su centro queda con menos aporte de oxígeno, con lo que es frecuente que algunas regiones se necrosen, quedando llenos de células muertas o moribundas. Esto mismo hace difícil el destruirlos, debido a que las drogas que se usan en la quimioterapia tienen dificultades para alcanzar el centro del tumor. Del mismo modo, el tratamiento con radiaciones, necesita de oxígeno para gatillar la muerte de las células. Ello es necesario, ya que después que el tratamiento se interrumpe, quedan células en la región necrótica que pueden comenzar de nuevo a dividirse.

Los autores trabajaron con ratas con tumores cancerosos y les inyectaron en su torrente sanguíneo el bacterio del suelo "Clostridium novyi", los que por esa vía alcanzaron la región necrótica del tumor, consumiendo tanto las células tumorales aún vivas, como las muertas, terminando ellas por morir en los límites externos del tumor. Cuando usaban las bacterias junto con la quimioterapia, el tumor desaparecía en un santiamén. De ocho animales en que se usó el tratamiento combinado, en siete el tumor se achicó considerablemente o desapareció por completo. En sólo uno, éste volvió a crecer. El trabajo se publicará próximamente en el Proceeding of the National Academy of Science.

Pasar de la etapa experimental animal al humano, va a demorar algún tiempo, ya que en este caso es necesario tomar muchas precauciones. Una de ellas es que el tumor se deshace tan rápido, que se liberan muchas toxinas que pueden dañar tejidos sanos. De hecho, tres ratas murieron después del tratamiento por esta razón.


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