Hacer que el mar absorba el CO2 atmosférico
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2002 )
Ya son pocos los que aún dudan del riesgo real de calentamiento de la Tierra, como consecuencia de la excesiva quema de combustibles fósiles y el consecutivo incremento del CO2 atmosférico, que ejerce un efecto invernadero. Frente a este inminente riesgo de consecuencias climáticas desastrosas, los países del mundo se han reunido para tomar medidas precautorias para disminuir la producción de CO2, pero desgraciadamente no se ha contado con la colaboración de los Estados Unidos, que es el principal responsable de la producción de CO2 del mundo (25%), por lo que el acuerdo parece haberse estancado.
Si no es fácil disminuir la producción de CO2, la otra alternativa adicional es secuestrar el CO2 atmosférico y lograr que se deposite en las profundidades del mar (Nuevas posibilidades para disminuir el CO2 atmosférico). Los investigadores piensan fertilizar el océano con sales de hierro, con lo que se incrementaría el fitoplancton, el que a su vez captaría el CO2 de la atmósfera y lo depositaría en el fondo del mar.
En experiencias anteriores ya se había comprobado que agregándole hierro al mar, se lograba un inmediato desarrollo del fitoplancton, apareciendo el océano de color intensamente verde (El hierro hace que el mar florezca). Recientemente Michael Markels ha fundado una empresa llamada GreenSea Venture, que planea fertilizar con hierro una gran superficie del océano de 13 mil kilómetros cuadrados. Según él, se absorberían en 20 días, 2 millones de toneladas de CO2. Esta firma, que es una empresa privada, piensa hacer un buen negocio vendiendo créditos de CO2 atmosférico a algún país desarrollado, de acuerdo a lo planificado en el Protocolo de Tokio.
Pero los ambientalistas afirman que todo eso es un fraude. Según ellos, aun cuando se agregara hierro al mar durante un siglo, éste absorbería menos de un 15% del CO2 que produce la actividad humana. Lo que es peor, el incremento del plancton acumulado, estimularía la producción de bacterias, las que producen otros gases invernaderos, como metano y óxido nitroso. "Sabemos que cuando se fertiliza, cambia la cadena alimentaria. Con ello cambiaría la forma en que funciona el océano", dice Sallie Chisholm del Massachusetts Institute of Thecnology.
A pesar de estas opiniones adversas, Markels está decidido a continuar con el proyecto, ya que para fertilizar con hierro el océano en aguas internacionales, no necesita pedirle permiso a nadie. Si bien es cierto que existe una legislación, proveniente de la Convención de Londres, que legisla para disminuir la botadura de desechos industriales al mar internacional, los pellets de hierro no han sido considerados como tales.
La única forma de impedir el desarrollo de este programa, es arruinándole el negocio a la empresa GreenSea. Para ello habría que intervenir al nivel del Protocolo de Tokio, descalificando el método de agregado de hierro al mar, con una cláusula que especifique que con este método no se tendría acceso al crédito de CO2.
Otra estrategia que se ha pensado considera la liquefacción del CO2, para bombearlo directamente al fondo del océano. Sin embargo Brad Seibel del Monterey Bay Aquarium Research Institute en California, advierte que fondeando el CO2 al fondo del mar desde una sola planta, haría disminuir el pH del agua en 0.1%. Este incremento de la acidez sería suficiente como para producir suficiente daño en el mar local. Este tendría que bombearse en varias partes del océano, para que así se aminorice su efecto acidificador.
Pero si bien es cierto que los pellets de hierro no son considerados desechos industriales por la Convención de Londres, sí lo es el CO2 que no podría agregarse al mar en aguas internacionales. Ello podría modificarse en la reunión del Protocolo de Tokio en el año 2003.