Drogas antiinflamatorias en el Alzheimer
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2002 )

Desde hace tiempo que la enfermedad de alzheimer se relaciona con procesos inflamatorios cerebrales, que bien pueden ser asociados o causales de la enfermedad. En todo caso, el tratamiento con drogas antiinflamatorias no esteroidales, parece prevenir la enfermedad.

Un poco de historia

La enfermedad de Alzheimer afecta al 10% de la población mayor de 65 años y al 50% de los mayores de 85 años. Entre las muchas hipótesis de su etiología, se ha sugerido que sería el resultado de un proceso inflamatorio que afectaría a las neuronas (New Scientist, Abril 13, 1996). Ya son numerosos los estudios, que incluyen gran número de enfermos, y que relacionan el Alzheimer con los procesos inflamatorios. En estudios histológicos cerebrales de enfermos fallecidos han observado una gran cantidad de células inmunes en el sitio de las lesiones, al mismo tiempo que se detectan niveles altos de citoquinas, mensajeros químicos que inician el proceso inflamatorio (El alzheimer y la inflamacion cerebral) .

Más aún, Alan Hudson y colaboradores de la Waine State University, en 17 enfermos fallecidos de Alzheimer, afirman haber encontrado el bacilo "Clamidia pneumoniae" en el hipocampo y la corteza cerebral (Creces Noviembre 1998, pág. 12). Recientemente, estos mismos hallazgos fueron descritos por dos grupos de investigadores independientes, en el Congreso Internacional sobre Chlamidiae, celebrado en Helsinski. (Science, Septiembre 14, 2001, pág. 1974).

Otros investigadores han encontrado evidencias que relacionan ciertos virus con el Alzheimer. Se trata del virus del herpes simple tipo 1 (HSV1), que se encuentra presente en el cerebro de personas viejas, pero no en el de jóvenes. Ruth Itshaki, del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Manchester, especula que el virus se instala en el cerebro cuando, con la edad, declina la eficiencia del sistema inmunológico. Todo esto hace pensar que hay una relación entre el Alzheimer y las infecciones, aun cuando no se pueda asegurar que sea ésta la causa de la enfermedad.

Bien podría ser que, sin necesidad de infección, sean los mismos depósitos de beta amieloide los que gatillen la reacción del sistema inmune del cerebro. En tales condiciones, las mismas microglias producen toxinas que matan tanto a células malas como a células buenas.


Efectos de antiinflamatorios

Hace diez años se vieron efectos beneficiosos con drogas analgésicas, como el ibuprofen, ya fuera en el retardo de la aparición de la enfermedad o en la evolución de la misma. Ello se observó en pacientes con artritis que habían tenido que tomar drogas antiinflamatorias por largos periodos.

Basándose en los antecedentes antes dados, unido a lo observado en pacientes artríticos, se recomendó ensayar drogas antiinflamatorias no esteroidales, una de las cuales se denominaba Inhibidor Cox-1, cuya acción interfiere con una enzima del estómago llamada ciclooxigenasa 1. Desgraciadamente, si bien parecía efectiva, luego se comprobó que producía hemorragias intestinales graves. Pero ahora se ha desarrollado una nueva generación de la misma droga, llamada Inhibidor Cox-2, que tiene el mismo efecto antiinflamatorio, pero no provoca las complicaciones gástricas.

Con ella se ha realizado en Holanda un estudio en miles de pacientes ancianos, en que se demuestra que, tomando dos píldoras antiinflamatorias no esteroidales a la semana, se reduce el riesgo del Alzheimer en un 80% (The New England Journal of Medicine, 2001, vol 345, pág. 1515).

Bruno Stricker y sus colaboradores del Erasmus Medical Centre en Roterdam, la ensayaron en un gran grupo de pacientes adultos, en el periodo comprendido entre los años 1991 y 1998. Los resultados han demostrado una marcada declinación en la incidencia de Alzheimer. Si los pacientes la toman durante 30 días, la reducción del riesgo es del 5%. Pero si la toman durante dos a siete años, la reducción es de 80%. "Esto significa que en números absolutos, los pacientes de Alzheimer que podrían existir en el mundo en el año 2025 se reducirían de 9 millones a 2 millones", dice Stricker.

Pareciera ser que la droga quiebra las placas de amieloide que se van acumulando en el cerebro de los pacientes que más tarde presentan síntomas de Alzheimer. La propiedad antiinflamatoria puede también ayudar a prevenir que en su trabajo los macrófagos ataquen a las células cerebrales normales. En todo caso, la droga parece funcionar bien como una medida preventiva más que curativa.

En un ensayo realizado con ella (Inhibidor Cox-2) no se demostró efectiva en pacientes en los que ya se había iniciado el Alzheimer. Con todo, el National Institute of Aging de los Estados Unidos, inició en Enero un estudio masivo, en que se ensayará esta droga y otras antiinflamatorias en pacientes viejos saludables. Con ello, por lo menos se despejará la duda si previene el Alzheimer o no.


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