Se debe dejar descansar al mar
( Publicado en Revista Creces, Abril 2002 )
Ya se ha alcanzado la cantidad máxima de peces que se pueden capturar en el mar, y diversos indicadores muestran que ésta comienza a declinar, lo que es un motivo de preocupación. La industria pesquera de los diferentes países, critican las limitaciones impuestas y afirman que ellas no tienen una utilidad demostrada. Una reciente e inesperada experiencia demuestra lo contrario.
En el año 1962, por razones de seguridad para los lanzamientos espaciales, se prohibió la pesca en el océano alrededor del Cabo Cañaveral. Cuarenta años más tarde, en esa zona crecieron y se desarrollaron los peces más allá de lo imaginado, demostrando la enorme capacidad de reposición de la naturaleza. Con ello no sólo se benefició la vida natural, sino que también se benefició la industria pesquera que rodeaba la zona.
La pesca deportiva en Florida está ahora capturando 12 veces más peces y de un tamaño más que apropiado. En el mundo hay muy pocas reservas marinas que prohíban la pesca. En esta ocasión se ve el enorme beneficio de que existan esas reservas que actúan como incubadoras de peces para el océano que las rodea.
"Ahora la evidencia es clara", dice Callum Roberts. Se está pescando significativamente más y mayores peces. "Cada año que pasa desde la prohibición, los peces que se capturan en el océano son de mayor tamaño", señala Roberts.
Resultados similares se han visto en la reserva de la isla Santa Lucía, en el Caribe. En esa ocasión, ya en el primer año la captura se incrementó en un 90%. "Hay que hacer entender a los industriales pesqueros, que las reservas marinas son como tener dinero en el banco", dicen los autores del trabajo. (New Scientist, Diciembre 8, 2001, pág. 12).