Buscando nuevas alternativas para el fumador
( Publicado en Revista Creces, Abril 2002 )

El hábito de fumar continua incrementándose, a pesar de insistirse en el daño a la salud e inducir el rechazo social al fumador. Es que la adicción a la nicotina es demasiado fuerte. Ello obliga a buscar otras soluciones.

Las estadísticas

Los fumadores saben muy bien que su hábito es malo para su salud, y si mueren no será por ignorancia. De acuerdo a estadísticas de la Asociación Inglesa de Cigarrillo y Salud, dos tercios de los fumadores desean dejar de fumar, y por lo menos la mitad de ellos, cada año hacen esfuerzos para lograrlo, pero menos del 5% tiene éxito (New Scientist, Noviembre 10 de 2001, pág.29). El problema es que la nicotina es poderosamente adictiva. Cuando alguien es agarrado por ella, le es prácticamente imposible abandonarla.

La nicotina es captada por los receptores de las células cerebrales, y hacen que éstas liberen "dopamina", que es la que produce la sensación de placer. Es este efecto psicoactivo el que induce al usuario a buscar ese placer. Los especialistas afirman que la nicotina crea más dependencia que la cocaína y la heroína.

Durante las últimas décadas la campaña contra el cigarrillo ha sido intensa, pero sin embargo, los fumadores en el mundo continúan aumentando a razón de 1% al año, habiendo ya alcanzado la cifra de 1.100 millones de fumadores. Se espera que para el año 2025, éstos sobrepasen los 1.600 millones. Las pequeñas disminuciones que se han observado en los países occidentales, se han contrarrestado con el incremento en los países en desarrollo. Pero también en los países desarrollados, la disminución de los fumadores adultos se está contrarrestando con el incremento del hábito en los jóvenes.

No cabe duda que el cigarrillo es un problema de salud. Los fumadores tienen 25 veces más posibilidades de contraer cáncer del pulmón, que los no fumadores. Tienen también un riesgo tres veces mayor de llegar a tener un ataque cardiaco. Como consecuencia de ello mueren antes de tiempo 4 millones de personas cada año (tabla 1).

Es obvio que las campañas y prohibiciones destinadas a erradicar el hábito no han tenido éxito. Hay que ir aceptando que su erradicación no es posible, y que los métodos convencionales utilizados hasta ahora no han sido suficientes. Pero aun cuando las campañas fuesen coercitivas, tenemos que aceptar que no se va a lograr un mundo libre de fumadores. Habrá entonces que buscar por otro lado.


Liberación por sustitutos del cigarrillo

Pareciera que muchas empresas farmacéuticas piensan que el hábito de fumar es una enfermedad. Tal vez es por ello que lanzan al mercado diversos productos destinados a "dejar de fumar". Casi todos ellos se basan en formas de reemplazo de administración de nicotina: masticables con nicotina, parches cutáneos de nicotina, inhaladores de nicotina o nicotina soluble en agua para agregarla a las bebidas. Todas ellas destinadas a facilitar al fumador el difícil trance de desprenderse del hábito. La idea es que estos productos se usen temporalmente, mientras el enfermo haga el esfuerzo, y busque el apoyo para desprenderse de la adicción al cigarrillo.

Está claro que es la nicotina la que produce la adicción, pero no es ésta la que produce el daño a la salud, sino muchos otros compuestos que se desprenden con el humo del cigarrillo. Por el contrario, se han descrito algunos efectos aparentemente beneficiosos de la nicotina, como por ejemplo, su acción favorable en el déficit atencional, en la enfermedad de Alzheimer o en los enfermos que padecen de colitis ulcerativa (Una buena forma de agregar nicotina) .

Es que quemando el tabaco, se liberan por el humo alrededor de 4000 compuestos, entre los cuales, por lo menos 60 serían cancerígenos. Por otra parte, el humo del cigarrillo también contiene monóxido de carbono, que reduce la capacidad de la sangre de transportar oxígeno, lo que es un problema para el corazón y los pulmones (tabla 2).

A pesar de estos esfuerzos por encontrar métodos de reemplazo que ayuden a dejar el hábito, en la práctica parecen no tener resultados. Sin el apoyo psicológico adicional, el 90% de las personas que tratan de reemplazar la nicotina por otras vías que no sea el cigarrillo, al cabo de un año vuelven a fumar. Aun con la droga más exitosa, el Zyban, de GlaxoSmithKlein, el 85% falla en su intento.


Una experiencia exitosa en Suecia

La Organización Mundial de la Salud se propuso como meta que, para el año 2000, se redujera la prevalencia del hábito del cigarrillo en un 20%. Ningún país la cumplió, salvo Suecia. Su éxito se basó en una extraña predilección cultural de ese país, que podría llamarse "chupando tabaco". En lugar de estimular el uso de la nicotina por diferentes vías, continúan utilizando el tabaco como una droga recreacional. Se trata de un producto que ellos llaman "snus", que es una forma de tabaco húmedo, que aprietan entre los labios y la encía. Viene en dos formas, ya sea suelto o en pequeños paquetes, como bolsitas de té. En ambos casos, se libera nicotina directamente al torrente circulatorio. De esta forma se evita quemar el tabaco, eliminando así el efecto nocivo del humo.

Tres y medio millones de hombres en Suecia usan el snus, y éste es en la actualidad, más popular que el cigarrillo (19 millones usan snus, y 17 millones fuman). Esta medida parece haber mejorado la salud en Suecia, ya que la Organización Mundial de la salud señala que Suecia presenta las más bajas tasas de cáncer del pulmón entre los países europeos. Sus tasas son la mitad de lo que se observa en Noruega. Las muertes por enfermedades relacionadas con el cigarrillo son del 11%, comparadas con el 25% del resto de los países de Europa. Según Karl Fagerstrom, del Centro de Información de Helsingki, esta diferencia se debe al snus. "Es fácil inducir la sustitución del cigarrillo por el snus, argumentando que es mucho menos peligroso", dice Fagerstromo.

La mejor demostración de que el snus es beneficioso, es lo que se observa en las mujeres. Sólo el 2% usa el snus y en ellas el riesgo de enfermedades relacionadas con el tabaco es semejante a lo que sí observa en los otros países escandinavos.

Sin embargo el snus no es completamente inocuo. Los que lo usan incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 40%, pero ello es bastante más bajo de lo que se observa en fumadores. Lo que también es importante, es que el snus no incrementa el cáncer de la boca, lo que sí se observa en el uso de otras formas de tabaco oral.

En un trabajo publicado en la revista "American Journal of Public Health" en el año 1994, se señala que el snus no incrementa el riesgo de cáncer del pulmón. La razón que esgrimen los autores es que el snus inhibe la producción de carcinógenos.

La explicación de por qué su reemplazo se incrementa, es que se preserva el efecto cerebral de la nicotina, al mismo tiempo que los usuarios no se sienten sometidos a la presión social anti-cigarrillo. Las compañías tabacaleras que dominan el mercado del snus en Suecia, explícitamente promueven su consumo como una alternativa al cigarrillo.

Sin embargo, parece que el snus no sería la respuesta para otros países, ya que es difícil que lo adopten, si antes no ha habido una tradición de su uso. En Suecia el uso del snus ha sido una antigua tradición, que también existe en Alemania y Dinamarca, sin embargo allí es ilegal por el peligro que se pueda ingerir una sobredosis de nicotina. La Unión Europea, prohibió en el año 1992 su uso, pero Suecia, cuando se incorporó a la Unión Europea, negoció su aceptación en el año 1995.


Fabricar cigarrillos menos dañinos

El Royal College of Physicians de Londres, afirmó que para disminuir los riesgos de cáncer y los problemas cardiacos de los adictos a la nicotina, deberían fabricarse cigarrillos más sanos. Afirman que para ello se requiere de una legislación especial.

Se sabe que las compañías tabacaleras han estado trabajando en este sentido y en la actualidad ya han inscrito 58 patentes de diversas técnicas destinadas a disminuir las sustancias tóxicas del humo. Estas incluyen una tecnología catalítica para extraer del cigarrillo el monóxido de carbono y el óxido nítrico, como también para disminuir el cianuro de hidrógeno.

Entre las sustancias más tóxicas del cigarrillo están las nitrosaminas, que tienen una clara acción cancerígena. Para eliminar esta sustancia, por lo menos hay seis patentes inscritas, pero ninguna de ellas ha sido implementada. Uno de los métodos consiste en usar microondas para matar a las bacterias involucradas en la producción de este tóxico.

Si bien se ha avanzado en este sentido, sin embargo no se ha logrado que las empresas implementen comercialmente estos avances. Probablemente haya problemas de costos o como manifiestan otros, el fabricar cigarrillos más sanos significaría aceptar que el cigarrillo es dañino lo que sería un argumento más que favorecería a los continuos demandantes. Otros sostienen que no los implementan porque, como señalan las legislaciones actuales, no se les permite promoverlos como cigarrillos saludables (no se permite usar las palabras "cigarrillo" y "saludables" en la misma frase). Cualquiera sea la razón, el hecho es que a pesar de conocer cómo fabricar cigarrillos menos riesgosos para la salud, ello no ha sido posible ponerlo en práctica.

Existe un nuevo cigarrillo mejorado, que ya está en etapa de ensayo de mercado. Se denomina "Eclipse" y ha sido desarrollado por la empresa americana Rj Reynold. Consiste en un tubo de tabaco que tiene una fuente de calor en un extremo. Para fumarlo, se enciende la fuente de calor y se succiona por el otro extremo, con lo que pasa aire caliente a través del tabaco, evaporando la nicotina, en la misma forma que el agua caliente pasa a través de los granos de café (ver diagrama). La mayor parte del tabaco no se enciende y el cigarrillo no se quema. Según Rj Reynold, en esta forma el humo contiene bajos niveles de por lo menos 14 sustancias sospechosas de ser cancerígenas.

La misma empresa ya había ensayado en el año 1988 un producto similar, denominado "Premier", pero lo retiró porque no les gustó el sabor a los fumadores. Ahora el nuevo producto "Eclipse" tiene una pizca de tabaco en la fuente de calor, lo que produce la sensación de un cigarrillo normal. Habrá que esperar los resultados del actual test de mercado.

El hecho es que el cigarrillo sigue siendo un grave problema de salud, que lejos de disminuir, continúa en aumento. Ni el miedo al daño que produce, ni el rechazo social al fumador han logrado disminuir el número de fumadores. Tal vez ha llegado el momento en que médicos y legisladores trabajen juntos con las compañías tabacaleras para encontrar soluciones menos dañinas, que aun no siendo ideales, disminuyan los riesgos para la salud.

Si la adicción es tan fuerte que no permite zafarse de ella, habría que ensayar otras vías, aun cuando en una primera etapa haya que modificar las legislaciones vigentes. En este sentido hay algunos antecedentes históricos exitosos. Así por ejemplo, en un comienzo pareció como moralmente inaceptable proporcionar gratuitamente jeringas a los adictos a la heroína, sin embargo en la práctica los resultados han sido muy positivos, ya que con ello se ha reducido sustancialmente el contagio del SIDA y la hepatitis C. ¿Por qué no ensayar, en una primera etapa, el uso de cigarrillos menos dañinos para la salud?.


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