Rayos X emitidos por los quasares, permiten observar el comienzo del Universo
( Publicado en Revista Creces, Junio 2002 )
¿Se podrá concebir un faro que al mirarlo sea tan brillante, ya sea observándolo a una distancia de 100 kilómetros o de 100 metros?. Esto que parece imposible no es extraño para los astrofísicos, quienes afirman que ello es lo que sucede en el Universo con la emisión de rayos X desde un quásar.
El sentido común dice que las galaxias o estrellas brillan cada vez menos en la medida que estén más lejos. Es por ello que los astrónomos tratan de construir telescopios cada vez más potentes.
Sin embargo, Dan Schwartz del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, afirma que los rayos X emitidos por los quásares se ven tan brillantes, no importando la distancia a que ellos estén. De ser así, éstas serían las únicas señales cósmicas que permitirían a los astrónomos mirar directo al límite de la "edad oscura del cosmos", a 14 mil millones de años atrás, cuando por primera vez las estrellas comenzaron a brillar.
Los astrónomos descubrieron los quásares hace ya 40 años, pero hasta ahora ha sido un misterio saber acerca de su origen. Se presume que los quásares estarían en las galaxias que estallan y que tienen una elevada concentración de estrellas jóvenes masivas y supernovas. Son muy luminosos y probablemente reciben su poder de hoyos negros supermasivos que se forman en las galaxias.
Los astrónomos piensan que la emisión de rayos X de los quásares se produce por electrones de alta energía nacidos en la vecindad de estos hoyos negros supermasivos, aun cuando nadie sabe cómo sucede esto. Ahora Schwartz propone que los electrones de alta energía potencian los fotones de la radiación del fondo, existente después de la gran iluminación de big bang, los que producirían la energía de rayos X.
Este proceso habría sido más eficiente en el pasado, cuando el Universo era más pequeño y existía una elevada densidad de fotones por unidad de volumen. De esta forma, los quásares más viejos y más distantes aparecerían más brillantes que los nuevos y más cercanos.
Según Schwartz, esta aparente paradoja sería el resultado de la combinación de varios factores. El aumento en la eficiencia compensaría la pérdida de luminosidad producida por la distancia. "Así, a diferencia de cualquier otro objeto astronómico, los rayos X serían a nuestra vista, faros que nunca disminuirían en su intensidad".
Si Schwartz tiene razón (lo que no todos los astrónomos aceptan) los científicos podrían usar estos faros de rayos X para observar las primeras estrellas que brillaron después de la edad de la oscuridad cósmica, y también podrían evaluar la radiación base de los primeros tiempos. Ello es importante para entender cómo ha evolucionado el Universo.