Murciélagos culpables de enfermedad cerebral
( Publicado en Revista Creces, Junio 2002 )
Aparentemente se habría resuelto el misterio de la Isla Cycad, relacionado con la elevada frecuencia de una grave enfermedad cerebral que estaba causando estragos en la población adulta en Guam, en el Pacífico Occidental. Esta enfermedad supuestamente se debería a que los isleños acostumbraban a comerse los murciélagos (zorros voladores), los que a su vez se alimentaban con semillas tóxicas. (Neurology, vol. 58, 2002).
Oliver Sacks, en su libro titulado "The Island of the Color-Blind and Cycad Island" describe la devastadora epidemia de una grave enfermedad neurológica, que en su punto cúlmine llegó a afectar a la tercera parte de la población adulta de la isla Cycad, y para la cual no se había encontrado una causa a qué atribuirla. Algunos investigadores sospechaban de una harina local que se fabricaba de la semilla de un tipo de palmas oriundo de las islas Cycad. En ellas se había encontrado un aminoácido tóxico, que en el mono producía alteraciones neurológicas parecidas a las de la enfermedad. Sin embargo, su concentración en la semilla era muy baja como para que produjera iguales síntomas en el adulto. Según los cálculos, éstos deberían haber ingerido 300 kilos de semillas al mes para que su consumo alcanzara un nivel tóxico.
Ahora, Sacks del Alberth Einstein Collage of Medicine en Nueva York, y Paul Man Cox del National Tropical Botanical Garden en Hawai, sugieren que los isleños pueden haber consumido grandes cantidades del tóxico, si es que comían murciélagos (zorros voladores). Estos animales se alimentan con una gran cantidad de semillas de la palma en cuestión, estimando que consumen cada noche, hasta dos veces el peso de su propio cuerpo. En función del tiempo, la toxina neurotóxica, que aparentemente no produce síntomas en el murciélago, se acumula cien veces, o más en sus tejidos.
Cox y Sacks comprobaron que la población de Guam que padecía la enfermedad, eran precisamente los que en las fiestas tradicionales consumían cientos de estos zorros voladores. Se calcula que en la década de 1920 existían más de 60.000 de estos murciélagos, pero que más tarde, en 1960, con la introducción de las escopetas, habían sido extensamente cazados hasta casi su extinción. Estas fechas coinciden con la epidemia y su posterior declinación. Hoy día la enfermedad sólo afecta a los hombres que nacieron antes de 1960, lo que también coincide con que en las fiestas eran éstos los que consumían los murciélagos.