Las grandes olas en el océano
( Publicado en Revista Creces, Junio 2002 )
Hasta ahora el relato de las grandes olas en el océano parecía ser solo una mistificación de los navegantes. Pero con la construcción de grandes barcos transportadores, se comienza a comprobar que son verdaderas y que constituyen una amenaza real, especialmente para la estructura de los súper transportadores.
Durante las últimas décadas se han producido numerosos naufragios de grandes barcos, en circunstancias misteriosas que no han tenido explicación. Muchos de ellos ocurren en forma repentina, sin que haya habido sobrevivientes que puedan contar la historia. Según los arquitectos navales, es probable que muchos naufragios se hayan debido a la sorpresiva aparición de una ola gigante que no dio tiempo para nada. Según ellos éste es un nuevo desafío que se plantea a la construcción de barcos.
No se trata de tsunamis, que se generan por terremotos ocurridos en el fondo del océano, y que producen grandes movimientos de agua que se desplazan por las profundidades del océano a más de 700 kilómetros por hora. Sólo cuando esos enormes volúmenes chocan con la costa es cuando se forman las grandes olas destructoras (Como avisar con anticipación un tsunami). Pero en este caso se trata de olas de la superficie del océano, producidas por la suma de diversos factores, donde los vientos y las corrientes juegan un rol fundamental.
Philippe Lijour, capitán del gran buque tanque Esso Languedoc, cuenta una de esas experiencias de la que salvó vivo. "Sorpresivamente apareció por la popa una monstruosa muralla de agua, de más de 20 metros de altura, que al chocar, estremeció violentamente el enorme barco tanque y el agua barrió la cubierta, haciéndolo desaparecer bajo el agua por algunos segundos". Lo interesante de esta historia es la oportunidad que tuvo Lijour de tomar una fotografía que se muestra aquí. Ella es una de las pocas pruebas gráficas de las grandes y sorpresivas olas que repentinamente se forman en la superficie del océano (New Scientist, Junio 2001, pág. 29).
En 1980 naufragó el Derbyshire, un barco de carga inglés de 300 metros de largo. Repentinamente, sin dar ningún aviso de auxilio, desapareció frente a las costas de Japón. La investigación que se realizó, concluyó con un informe que atribuyó el naufragio a una ola gigante que quebró el casco, inundándose el barco en pocos segundos. "No es raro que esto ocurra a barcos extremadamente grandes y cargados, que tienen que trepar por la ola y resistir una tremenda presión para lo que estructuralmente no estaban diseñados".
La historia de olas gigantes siempre ha sido parte del folklore marinero. Sobre ellas hay cientos de relatos, que hablan de murallas de agua o de cavidades en el mar, que aparecen sin aviso y en condiciones relativamente normales de tiempo. Pero en los últimos años se agregan los relatos de grandes barcos tanques petroleros, que han enfrentado estas olas, crujiendo por todos lados, en un inminente riesgo de romperse, y naufragar, lo que ha convencido a los constructores navales, que estos monstruos no son un mito y que es algo que deben considerar seriamente en las futuras construcciones navales.
Cómo y por qué se forman
Las grandes olas no aparecen en un día calmo sin viento, ya que en esas condiciones, la tensión superficial empareja el mar. Pero una brisa sobre una fuerza de 2 en la escala Beauford (4 nudos o más), ya es suficiente viento como para llegar a formar olas o tumbos.
Si el viento sopla por más tiempo, los tumbos crecen. Según los oceanógrafos, la altura que puede alcanzar una ola depende de tres factores: la velocidad del viento, cuánto tiempo sopla el viento y cuán abierto es el océano. Un viento con la fuerza de un huracán (fuerza 12), que sopla durante una hora en un ancho punto del Pacífico (desde Panamá a Malasia), es capaz de generar olas de una altura de 4.2 metros. Pero si éste persiste durante 24 horas, las olas pueden crecer hasta 14 metros como promedio. Pero eventualmente pueden alcanzar una altura de 20 metros, el equivalente a un edificio de 8 pisos.
Pero éstos son sólo valores promedios, ya que también pueden producirse olas muy altas. Para ejemplo lo que relata la nave Ramapo de la Marina de Estados Unidos, que en el año 1933 navegaba en el Pacífico, entre Manila y San Diego. En el medio del océano, enfrentó un viento de 60 nudos (fuerza 11) durante una semana. En la mañana del 7 de Febrero se encontró con un monstruo, que impactó al barco por la popa. Este cayó primero en una profunda depresión para luego enfrentar una enorme montaña de espuma y agua. Entre el fondo y la cumbre de la ola midieron 34 metros, altura equivalente a un edificio de 11 pisos.
Olas de este tamaño parecen ser excepcionales, pero son muchas las que se relatan de una dimensión entre 15 y 20 metros. El año 1995, en el Mar del Norte, una enorme ola de 26 metros (medidos de abajo hasta la cumbre) dañó seriamente una plataforma petrolera. Es cierto que son excepcionales, pero ¿cómo se forman?. Según muchos oceanógrafos, estas grandes olas son el producto de la unión de fuerzas de varias olas más pequeñas, que se suman en la presencia de fuertes corrientes marinas. Las aguas afuera del cabo Agulhas, al sur del Cabo de Africa, donde se junta el Atlántico con el Océano Indico, es un buen ejemplo. Los barcos que cruzan esta región regularmente tienen que enfrentar enormes olas, cuando las corrientes marinas chocan y soplan los vientos del este. En estas condiciones las olas comienzan a sumarse, lo que resulta en grandes volúmenes de agua. Lo mismo que sucede en el Cabo de Hornos, donde se encuentran fuertes corrientes, que se suman a vientos de gran intensidad.
Sin embargo, también estas grandes olas aparecen donde no hay grandes corrientes, como en el Mar del Norte u otros lugares del océano abierto. Según los expertos, aquí las olas se formarían de acuerdo a la "teoría del caos", donde a partir de una determinada alteración del tiempo puede llevar a consecuencias desproporcionadas por la suma de muchos otros factores difíciles de cuantificar. Muchos expertos han estado desarrollando modelos de simulación computacional, usando matemáticas no lineales, para estudiar el comportamiento de la superficie del mar. Según Al Osborne, físico de la Universidad de Turín en Italia, dice que su modelo explica la repentina formación de grandes olas que aparentemente comienzan de la nada y que también repentinamente desaparecen, tal como lo cuentan los marineros.
Recuento de naufragios
Los arquitectos navales se están comenzando a preocupar del fenómeno de las grandes olas. Hasta ahora habían asumido que un encuentro con ellas era algo muy inusual, pero las investigaciones actuales están demostrando que son más frecuentes de lo que creían y que están costando muchas vidas y pérdidas, especialmente por el impacto de ellas en los grandes barcos de transporte. Douglas Faulkaer, profesor de arquitectura de la Universidad de Glasgow, ha recopilado todo un catálogo de los grandes desastres causados por olas gigantes. Junto con Jeus Romelin del Danish Maritime Institute y Brian Corlett de Corlett y Partners, han identificado un gran número de casos de supertransportadores (barcos de más de 200 metros de largo) que han naufragado en forma repentina y en los que la causa más probable parece haber sido las grandes olas.
Entre los años 1969 y 1994 se han perdido 22 supertransportadores (ver figura 3), que han significado la pérdida de 542 vidas de navegantes. Si se incluyeran en estas cuentas los barcos menores y yates, las cifras serían mucho más altas. A ello hay que agregar los daños producidos en las plataformas petroleras, que también han sido numerosos.
Todo ello está induciendo importantes cambios en la construcción de los grandes barcos, con estructuras más reforzadas, al igual que las plataformas que se instalan alejadas de la costa, que deben ser más altas.