Avances en la prevención y tratamiento de los biofilms bacterianos
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2002 )

Las bacterias, para defenderse, se aglomeran entre si y se fijan a las superficies planas, ya sean estas metales o tejidos orgánicos. Una vez instaladas, formando estructuras multicelulares, es muy difícil erradicarlas.

En los últimos años se ha visto que los gérmenes tienen la propiedad de organizarse en biofilms, adhiriéndose en esta forma a cualquier superficie, lo que hace muy difícil removerlos (Los microorganismos se organizan) . Las bacterias poseen un sofisticado mecanismo de comunicación que les permite actuar como un conjunto y organizarse en conspicuas estructuras multicelulares. Es así como han desarrollado un mecanismo que les permite secretar diversas sustancias necesarias para adherirse entre sí y a diversas sustancias sólidas, haciendo muy difícil su erradicación, ya que se hacen impenetrables a los antibióticos.

El problema es especialmente serio en los diferentes implantes artificiales, como catéteres, válvulas cardiacas o articulaciones de la cadera. Por lo menos en un quinto de estas intervenciones se producen contaminaciones bacterianas organizadas en biofilms, lo que generalmente termina obligando a una nueva intervención quirúrgica.

El mismo fenómeno sucede en diferentes infecciones, como las placas dentales, o los pacientes que sufren de fibrosis quística, una enfermedad genética en que las bacterias se instalan en biofilms adheridos a la mucosa bronquial, produciéndose infecciones a repetición que son muy difíciles de tratar.

Por ello son numerosos los grupos de investigadores que tratan de dilucidar cómo se forman estos biofilms, con el objeto de llegar a prevenirlos o eliminarlos. En este sentido, recientemente se han logrado avances importantes.

En uno de ellos, Cynthia Whitchurch y sus colaboradores del Institute for Molecular Biology de la Universidad de Queensland en Australia, han observado que para que el biofilm se organice, se requiere de la presencia de DNA, además de las variadas sustancias secretadas por las bacterias para este fin.

Se ha observado que bacterias como la "Pseudomona aeruginosa", producen cantidades sustantivas de DNA extracelular, que parece provenir de pequeñas vesículas de su membrana externa. En experiencias en el laboratorio, han observado que si se destruye este DNA secretado, mediante enzimas (DNAase), se inhibe la formación del biofilm. Ello tiene importancia en el tratamiento de la fibrosis quística, ya que la Pseudomona aeruginosa, instalándose en biofilms se adhiere a la mucosa respiratoria, produciendo infecciones respiratorias a repetición. Los autores sugieren que el uso precoz de la DNAase, puede prevenir la formación del biofilm y así impedir las infecciones a repetición (Science, Vol. 295, Febrero 2002, Pág. 1487).

En otros estudios se ha comprobado que la lactoferrina, una proteína que se une al hierro y que se encuentra en el plasma y las lágrimas, también impide que estas bacterias formen biofilms (Nature, Vol. 47, Pág. 552).

Finalmente, Jasjit Baveja y sus colaboradores del Cooperative Research Center for Eye Research and Thecnology, en Sidney, han encontrado que algunas sustancias denominadas "furanonas", impiden en un 90% que la bacteria "Staphylococcus epidermis" produzca las sustancias que conglomeran el biofilm. Ya hace algunos años que se había descrito que las furanonas eran el agente que permitía a las algas "Delisea pulchra" mantenerse libres de bacterias y otros organismos marinos.

Ahora se ha descrito que esta misma sustancia impide que otras bacterias, como el "S. Aureus" pueda crecer en implantes de metales. Los investigadores, trabajando con ovejas, demuestran que las furanonas impiden que éstas y otras bacterias contaminen los catéteres, previniendo así la formación de biofilms.

Las furanonas no matan a las bacterias, y parece que su mecanismo de acción es a través de inhibir a los genes bacterianos que permiten la producción de las sustancias necesarias para adherirse a las superficies y a unas con otras. Los autores piensan que las furanonas podrían usarse en humanos, ya que aparentemente no son tóxicas. Por ello han planeado iniciar los ensayos destinados a prevenir las infecciones en los trasplantes de metales. (New Scientist, Junio 1 del 2002, Pág. 16).


0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada