Células embrionarias con fines terapéuticos
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2002 )
Las células de un embrión pueden diferenciarse y madurar para llegar a ser células de la piel, músculo, o cualquier otro órgano o tejido. Ellas nacen de la fusión de un óvulo con un espermio, en la que cada uno aporta 23 cromosomas, resultando con 23 "pares" de cromosomas. En fases posteriores y después de varias divisiones, las células resultantes comienzan a diferenciarse en células que van a constituir diferentes tejidos y órganos. Es por ello que se afirma que las células embrionarias son "totipotenciales".
En teoría, en el laboratorio pueden extraerse células de un embrión e inducirse la maduración mediante diferentes estímulos de señales químicas, para que se desarrollen como células hepáticas, neuronas, células del páncreas o de cualquier otro tejido. Ya se han producido diferentes "líneas" de células que podrían formar diversos tejidos y usarlos para reemplazar células enfermas o degeneradas de un órgano específico. Así por ejemplo, se podrían madurar hacia neuronas que produzcan dopamina, para reemplazar las neuronas productoras de dopamina destruidas en el cerebro de un paciente de Parkinson. Podrían también reemplazarse las células del páncreas que producen la insulina y reemplazar las destruidas en un paciente con diabetes. Podrían también reemplazar neuronas para tratar una lesión de la médula espinal. Las posibilidades teóricas son enormes, no sólo reemplazando células, sino incluso construyendo nuevos tejidos y órganos de reemplazo.
El gran problema para insertar estas células o incluso un órgano derivado de ellas, es el rechazo por el sistema inmunológico del paciente, que reconoce como ajenas estas células o tejidos. Sin embargo, al demostrarse que es posible la clonación de mamíferos, aparece la posibilidad de crear células embrionarias propias. Así por ejemplo a un paciente se le puede extraer una célula de la piel, o de otro tejido, en cuyo núcleo hay 23 pares de cromosomas. Se extrae ese núcleo y se transfiere a un óvulo al que previamente se le ha extraído su propio núcleo. Este óvulo, con el nuevo núcleo, que posee 23 pares de cromosomas, comienza a dividirse y forma un embrión cuya estructura genética es idéntica a la del paciente a quien se le extrajo la célula de la piel y por lo tanto al injertarlo no se le producirá un rechazo.
Frente a estas eventualidades ha surgido un fuerte rechazo de aquellos que estiman que no es ético crear un embrión humano y destruirlo para extraerle algunas células, con el objeto de tratar otro ser humano. Para muchos, esto es repugnante y no se debiera permitir. "Un embrión humano merece respeto, ya que potencialmente puede llegar a ser otro ser humano y por lo tanto tiene iguales derechos que un ser humano". Otros en cambio afirman que sólo se trata de un grupo de células, que ni siquiera constituyen un embrión ni menos un individuo, sino que un pre-embrión. Argumentan que es cierto que tiene la potencialidad de vida, pero no es una vida, ya que no puede desarrollarse por sí mismo.
La discusión se ha contaminado con las posibilidades de clonar un ser humano, pasando de la etapa de embrión, hasta el desarrollo total de un individuo. Esta última posibilidad, llamada "clonación reproductiva", ha sido rechazada por todo el mundo, tanto científicos como especialistas en ética. Muchos temen que al permitir una clonación con fines terapéuticos, para obtener células, constituya un plano inclinado que llevaría a que más adelante se llegara a una clonación reproductiva. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos ha condenado perentoriamente la clonación reproductiva, pero se ha declarado partidaria que se permita la clonación con el objeto de obtener células embrionarias que podrían teóricamente curar muchas enfermedades (clonación terapéutica).
En el mes de Agosto de 2002, en una conferencia pública, el Presidente George Bush condenó todo tipo de clonación con embriones humanos (clonación reproductiva y clonación terapéutica), salvo la utilización de líneas de células embrionarias que ya han sido creadas a partir de embriones que a menudo sobran del proceso de la fertilización in vitro (Investigacion con celulas embrionarias humanas en los estados unidos) .
George Bush, para sentirse más apoyado, creó un consejo formado por 17 personas de diferentes actividades: científicos, especialistas en ética, médicos, teólogos, abogados y otros, con el objeto que discutieran y reglamentaran específicamente la "clonación terapéutica", ya que la "clonación reproductiva" es rechazada por unanimidad. La discusión de este Consejo ha sido muy larga y definitivamente no llegaron a acuerdo, aun cuando la mayoría estaba por aceptar la clonación terapéutica. En definitiva, llegaron sólo a un acuerdo salomónico, recomendando dejar el proyecto de ley en el limbo, dictando una moratoria de dos años para cualquier tipo de clonación (Science Julio 2002, Vol. 297, Pág. 322).
Mientras tanto en otros países también se ha legislado sobre el tema. En Inglaterra se aprobó una ley prohibiendo la clonación reproductiva, pero permitiendo la clonación terapéutica. De acuerdo a esta ley, el implantar un embrión clonado en un útero es considerado un acto criminal. Pero si lo cultiva en una placa Petri, con el objeto de obtener células para un tratamiento, no es un acto criminal. Los legisladores consideraron que un embrión de menos de 14 días, cuando sólo constituía un grupo de células indiferenciadas, no podía ser considerado con iguales derechos que un ser humano.
Muchos otros países también han legislado al respecto. Australia, Canadá, Israel, Japón, Portugal, Singapur, han aprobado la clonación terapéutica y condenado la clonación reproductiva. El Parlamento Europeo trata de organizar un comité especial que elabore un marco de referencia para la investigación en clonación. De esta forma, cuando sea oportuno, los gobiernos europeos podrán evaluar los riesgos y beneficios.
Era de esperar que surgiera esta polémica sobre un tema tan sensible que involucra aspectos religiosos, éticos, políticos y sociales. Ella ha surgido cuando aún no está claro que el uso de células embrionarias pueda efectivamente llegar a ser una realidad terapéutica. Por ahora es sólo una posibilidad y aún falta mucha investigación.