Disponer de un diente de repuesto
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2002 )

No sólo se esta pensando fabricar tejidos de repuesto, como piel y cartílagos, sino también órganos complejos que puedan posteriormente implantarse y reemplazar al enfermo. Entre ellos parece muy posible fabricar dientes de reemplazo, a partir de células troncales de dientes adultos. Los avances logrados permiten predecir que ello será posible antes de 10 años.

Ya se está pensando e investigando la manera de fabricar tejidos u órganos de reemplazo a partir de una célula troncal a la que se cultiva en el laboratorio y luego se le induce a diferenciarse en determinado sentido. Se puede así llegar a producir piel, cartílago o aun un órgano más complejo, como una vejiga (Fabricar organos para transplante) o por último un hígado o un corazón. Si la célula troncal pertenece a la misma persona, el tejido producido no sería reconocido como extraño por el sistema inmunológico y por lo tanto no habría rechazo. Dentro de la variedad de órganos y tejidos que se pretende llegar a fabricar, también están los dientes.

Paul Sharpe, director del Departamento de Desarrollo Cráneofacial del King College en Londres, piensa que en los próximos 10 años será posible llegar a fabricar dientes. "Podríamos tomar células troncales de un diente de un paciente y manipularlas genéticamente para que se diferencien en el sentido deseado, y luego colocarlas en la encía para que a partir de ellas se fabricara su propio diente", señala Sharpe. Las soluciones que se dan hasta ahora para reponer un diente perdido, están lejos del ideal. Las dentaduras postizas no son cómodas. Los implantes de titanio son sangrientos y requieren de mucho trabajo. En cambio, dientes reales, resultantes de la implantación de sus propias células, podría ser la solución más apropiada para lograr la sonrisa perfecta. El tema ya ha interesado a varias empresas biotecnológicas, que ven en ello un atractivo mercado de miles de millones de dólares.

De acuerdo a lo que señala MacDougall, Vice Decano de la Escuela Dental de la Universidad de Texas, existen razones y antecedentes que hacen pensar que la regeneración de dientes es una posibilidad real. Muchos vertebrados inferiores, a lo largo de su vida, están constantemente regenerando sus dientes.

Algunas especies de tiburones producen miles de dientes a lo largo de su vida. Aun cuando los mamíferos perdieron esta capacidad hace miles de años, aún se hace aparente esta condición en personas con ciertas enfermedades genéticas (displasia cleidocraneal), que desarrollan dientes extras. Los huesos, que comparten algunos materiales básicos con los dientes, también se regeneran después de una fractura. ¿Por qué no se podría entonces lograr regenerar un diente?.


Complejidad del diente

El diente no es homogéneo y está hecho de varios tipos de tejidos diferentes, incluyendo la resistente dentina y la fina capa de esmalte, la sustancia más dura del organismo. Su desarrollo se gatilla por señales moleculares que parten de dos orígenes diferentes; las células de las encías y las células mesenquimatosas más internas. Son estas últimas las que luego dan origen a las células productoras de dentina, llamadas "odontoblastos", mientras las células productoras de esmalte, los "ameloblastos", provienen de las células epiteliales (ver figura).

Dentro de cada diente, y a lo largo de él, hay un pequeño espacio, llamado "cámara pulpar", cuyo interior es franqueado por un paquete de vasos sanguíneos y un nervio que proviene de la encía. La raíz del diente se mantiene en su lugar por una fina capa de una sustancia como hueso, llamada "cemento" y por miles de fibras microscópicas conocidas como "ligamentos periodontales". Ellas anclan el diente a la mandíbula, permitiéndole así alguna movilidad. El desarrollo de todos estos diferentes tejidos son orquestados por una compleja secuencia de señales químicas. Para conseguir el desarrollo del diente habría que replicar la misma secuencia de esos estímulos.


Donde van las investigaciones

Algunos investigadores piensan que todo el proceso es demasiado complicado como para imitarlo. Irma Thesleffi, investigadora de la Universidad de Helsinski en Finlandia, que ha creado una gran base de datos acerca de los genes comprometidos en el desarrollo del diente, es pesimista. Otros en cambio son más optimistas, especialmente después que se identificó en el diente, la existencia de células troncales que tienen la valiosa capacidad de diferenciarse en los diferentes tipos de tejidos que constituyen el diente. Estas células persisten en muchos tejidos aun en la etapa de adulto. La idea es aislarlas de las personas, cultivarlas y luego manipularlas para que se diferencien en los diferentes tipos de tejidos.

Es así como en el año 2000, Songtau Shi y sus colaboradores del National Institute of Health en Washington, demostraron que la cámara de la pulpa del diente contiene células troncales capaces de diferenciarse hasta odontoblastos productores de dentina. Los investigadores tomaron la pulpa dental de dientes extraídos a humanos, la digirieron con enzimas, e incubaron las células resultantes en una placa Petri. La mayor parte de las células murió, pero unas pocas se mantuvieron creciendo y multiplicándose, lo que constituye un signo seguro de que son células troncales. Los investigadores concluyeron que entre las millones de células que contiene la cámara de la pulpa, por lo menos 80 corresponden a células troncales.

El próximo desafío fue ver si ellas eran capaces de diferenciarse hacia odontoblastos. Para ello mezclaron a estas células troncales con hidroxiapatita, que es la parte mineral de la dentina, y las implantaron debajo de la piel de ratas, tratando de simular su posición normal bajo las células epiteliales de la encía. Comprobaron que dos meses después, algunas de estas células se habían transformado en odontoblastos, comenzando a secretar dentina con su estructura cristalina normal. Más aún, algunas habían comenzado a formar una sustancia cristalina como la pulpa, conteniendo vasos sanguíneos y tejido nervioso.

Incluso, MacDougall afirma haber aislado desde el interior de dientes de ratón, células capaces de producir esmalte. Las próximas etapas de su investigación, consultan la implantación de nidos de células en la encía de ratas para ver si desarrollan el cemento y los microfilamentos fijadores. Por ahora están usando células troncales embrionarias, lo que evidentemente no es práctico para los humanos, pero el próximo paso en conseguir producir dientes partiendo de células troncales de dientes adultos. Si se pueden formar los dientes de leche, ¿por qué no va a ser posible que se formen dientes implantados en las encías de adulto?. Por lo menos así lo piensan muchos investigadores y también empresas biotecnológicas que están financiando las investigaciones y que ven en esto un mercado potencial enorme.

Jay Vacanti del Massachussets General Hospital en Boston, investigador pionero de la ingeniería de tejidos, junto a un equipo de investigadores, ya ha conseguido que crezcan dientes en el intestino de ratas, implantados allí aprovechando la rica vascularización sanguínea de este tejido. "Hemos logrado generar pequeños dientes que contienen estructuras epiteliales y mesenquimatosas", señala Pan Yelik, miembro del equipo. Ya son numerosos los investigadores que están trabajando en el tema y han conseguido avances importantes. Para mayores detalles, consultar el artículo aparecido en New Scientist el 10 de Agosto del 2002, Pág. 32, escrito por Clare Wilson.


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