Por que los negros son negros y los blancos, blancos
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2002 )

La evolución biológica del hombre primitivo, en zonas de alta radiación UV, requirió del desarrollo de piel oscura para protegerse. Las posteriores migraciones condicionaron nuevas adaptaciones que se tradujeron en piel más blanca.

En el género de los "primates", el hombre es el único representante que no tiene el cuerpo cubierto de pelos y cuya piel es de diferentes colores. Para buscar una explicación a estos dos hechos, hay que remontarse a nuestros primitivos ancestros, de donde deriva el linaje "Homo", cuando se desprendió de los monos, hace aproximadamente 3 mil millones de años. Sabemos por los parámetros biológicos que nuestro pariente más cercano es el chimpancé, que ha evolucionado menos que nosotros y que aún mantiene su cuerpo cubierto de pelos y su piel de un color pálido. De su comparación, parece lógico suponer que los primitivos humanos también tenían la piel clara y el cuerpo cubierto de pelos. Presumiblemente en el proceso evolutivo, primero se perdió el pelo y luego oscureció el color de la piel.


Probablemente estos cambios ocurrieron en la época en que los ancestros primitivos se bajaron de los árboles y comenzaron a caminar en dos piernas por la sabana africana. Según Meter Wheeler de la Universidad de Liverpool, ello fue necesario para buscar alimentos en las latitudes ecuatorianas calientes. Para ello fue preciso mantener el cuerpo frío, lo que no era fácil en aquellas latitudes tropicales. Como un mecanismo adaptativo, se debieron incrementar notablemente el número de glándulas sudoríparas en su piel, de modo que al caminar erguido, cualquier brisa aumentaba la evaporación, disminuyendo así la temperatura. Pero para ello debió también perder los pelos que cubrían su cuerpo, preservando como escudo sólo las zonas más expuestas a los rayos solares, como la cabeza y probablemente los hombros. Pero en esa situación debieron enfrentar otros inconvenientes: ¡cómo defender la piel descubierta del daño de los rayos solares!.


Fue necesario incrementar en la piel un tipo especial de células, llamadas melanocitos, capaces de producir un pigmento oscuro, "la melanina". Ella es un protector solar natural. Se trata de una larga molécula orgánica que sirve el doble propósito de filtrar física y químicamente las radiaciones ultravioleta (radiaciones UV), que dañaban la piel incrementando el riesgo de cáncer. La melanina hace que las radiaciones pierdan energía y por otra, neutralizan el daño químico producido por los radicales libres que se forman en la piel dañada por las radiaciones UV.


Tanto los antropólogos como los biólogos están de acuerdo que el homínido de aquella época necesitó de una alta concentración de melanina en su piel, para llegar a adaptarse a aquellas áreas tropicales con altas radiaciones. De esta forma, junto con llegar a ser bípedo, su piel necesitó ser oscura.



LOS DAÑOS DE LOS RAYOS UV


Ahora sabemos que una elevada concentración de melanina en la piel, protege del cáncer de la piel. Personas con una enfermedad denominada xeroderma pigmentosa, en que se destruyen los melanocitos por la exposición al sol, sufren de un significativo incremento de casos de carcinomas de células basales.


Pero durante los últimos años se ha visto que las radiaciones UV afectan también algunos procesos metabólicos. Así por ejemplo, se ha demostrado que las radiaciones solares disminuyen los niveles de "folatos", lo que altera el desarrollo embrionario (produce espina bífida, en la que los arcos de las vértebras no se cierran sobre la médula que queda expuesta). Por otra parte los folatos son esenciales en la síntesis del DNA, especialmente en las células de rápida división. Su deficiencia puede dañar la formación de espermios.


Fue necesario que se desarrollara la piel oscura tanto para proteger del riesgo de cáncer, como para preservar los niveles de folatos.



LA MELANINA Y LA MIGRACION DEL HOMO SAPIENS


Se estima que hace 120.000 años, el Homo sapiens, u hombre moderno, con una pigmentación oscura de la piel adaptada a las condiciones de calor y elevada radiación UV de las zonas tropicales comenzó a migrar hacia otras regiones en que las temperaturas y las radiaciones UV eran menores. En estas nuevas condiciones, la elevada concentración de melanina comenzó a ser un problema. La piel oscura impedía casi totalmente que las menores radiaciones UV de las regiones del norte del planeta (Asia y Europa) penetraran la piel. Si bien es cierto que en exceso éstas son dañinas, en una cantidad adecuada son necesarias para la formación de la vitamina D. La solución evolutiva para los que migraron a latitudes del norte, con menor irradiación UV, fue disminuir la producción de melanina en la piel .


Farnsworth Looming de la Universidad Brandeis, en el año 1967, describió esta relación entre la pigmentación de la piel y la síntesis de la vitamina D. El estableció la importancia de la vitamina D en los procesos reproductivos por su rol de favorecer la absorción de calcio por los intestinos, lo que a su vez hacía posible el desarrollo normal del esqueleto y la mantención de un saludable sistema inmunológico. Más tarde Michael Holick de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, confirmó la importancia de la vitamina D en el desarrollo del sistema inmune.


De acuerdo a estos investigadores, fue la migración del Homo sapiens hacia las latitudes norte, de Asia y Europa, la que indujo la adaptación evolutiva, consistente en una disminución de la producción de melanina por parte de los melanocitos, y consecuentemente la disminución del color de la piel (Nina Jablonski y George Chaplin, Scientific America, Octubre 2002, pág. 52).


Es así como nuestra variación del color de la piel es una de las manifestaciones más visibles del proceso de evolución en las especies, que tomó miles de años en llevarse a cabo. Ello demuestra que los científicos de comienzos de siglo estaban equivocados al tratar de separar las razas por el color de la piel. Ella sólo representa una adaptación geográfica en la que simplemente varió la producción de melanina dentro de una misma raza.


Hoy en día las modernas migraciones, que se desplazan a distintas partes del mundo, ponen en evidencia enfermedades que afectan a la piel, porque las condiciones ambientales son diferentes a las que sus ancestros se habían adaptado. Una de ellas es el cáncer de la piel, especialmente el carcinoma de células escamosas en las personas de piel blanca, producidas por las radiaciones UV. Otra es el raquitismo por un déficit de vitamina D en las personas de piel oscura, que migran a zonas de baja radiación UV.


La adaptación que ha tomado miles de años en cada región, se altera cuando las personas se trasladan bruscamente a vivir en otras regiones con otras características de radiación. Las personas de piel blanca del norte de Europa que se someten al sol de Florida o al norte de Australia deben pagar el precio del envejecimiento prematuro de la piel y el mayor riesgo de cáncer, para no mencionar el costo aún no bien conocido de la disminución del folato. A su vez los de piel negra de Africa, que padecen de raquitismo al migrar a zonas de baja radiación solar, como es el norte de Europa o Canadá o el sur de Chile y no toman las precauciones necesarias.



DISTRIBUCION DE LA RADIACION UV EN DIVERSAS REGIONES DE LA TIERRA

De acuerdo a informaciones recolectadas por NASA entre los años 1978 y 1993, Jablonski y Chaplin dividen la superficie de la Tierra en tres zonas de vitamina D (Scientific American, Octubre 2002, pág. 50). Una comprende el trópico. Otra el subtrópico y las regiones temperadas. Una tercera circumpolar, situada al norte y sur de 40 grados de latitud. En la primera la dosis de UVB a través del año, es suficientemente alta como para que una persona tenga la oportunidad de sintetizar vitamina D durante todo el año. En la segunda, por lo menos un mes durante el año tiene insuficiente radiación UVB. En la tercera, no tienen suficiente radiación UVB para producir vitamina D durante todo el año. Esta distribución puede explicar por qué las personas de los trópicos generalmente tienen piel oscura, mientras que las que viven en los subtrópicos y zonas temperadas tienen piel más clara, pero pueden tostarse. Las que viven en las regiones cerca de los polos, tienen piel blanca y con el sol se queman fácilmente.


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