El desastre del Columbia
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2003 )

El Columbia, después de completar varios viajes, aun con desperfectos, había tenido buena suerte. Pero esta vez se daño seriamente el sistema de aislamiento necesario para entrar a la atmósfera. Ello fue la causa del desastre.

El gran problema de las naves espaciales está en la entrada a la atmósfera. El roce que se genera llega a producir una gran elevación de la temperatura, que en su superficie puede alcanzar a los 1500ºC. Ello significa que para mantener su estructura interna de aluminio, requiere una perfecta aislación. Si ésta falla, se destruye toda la nave en cuestión de minutos. Los datos que NASA dispone hasta ahora, parecen confirmar que en esta ocasión el accidente se debió precisamente a una falla de la aislación, que terminó con la pérdida de la tripulación y la nave.

La única forma de lograr este aislamiento ha sido mediante el recubrimiento de la superficie externa de la nave con gruesos ladrillos de cerámica, hechos de sílica fundida y de baja densidad, los que cubriendo toda la superficie pueden proteger hasta de temperaturas de 1500ºC. El problema está en la fragilidad de la cerámica, que hasta ahora no se ha podido subsanar.

Desde el primer viaje del transbordador, que se realizó en Abril de 1981, quedó en evidencia esta debilidad, al constatar el daño producido en los ladrillos, que afortunadamente no produjeron un accidente. Pero igual preocupación se fue repitiendo durante los 112 vuelos que ya se cumplieron. A la vuelta de cada uno de ellos, la capa de ladrillos tuvo que repararse enteramente, como se puede ver en la figura 1.

En esta ocasión parece ser que durante el despegue de la nave, algo se desprendió del estanque gigante de combustible externo, y golpeó el ala izquierda de la nave, dañándole el aislamiento. Así parece desprenderse de la observación cuidadosa de la filmación realizada durante el despegue. En ella se observa que a los 80 segundos de iniciado el vuelo, aparece una mancha en esta zona, lo que los expertos interpretaron en un primer momento, como debido a que se había desprendido del estanque principal un trozo de espuma aislante que lo recubre, y que al chocar con el ala debió haber producido daños en los ladrillos aislantes. En ese momento esto se estimó como inconsecuente y no se le atribuyó importancia. Hasta entonces la misión se consideró exitosa y “sin incidentes”.

Pero estudios más recientes de las filmaciones realizadas durante el despegue, parecen indicar que el impacto que afectó al ala izquierda no fue producido por un trozo de espuma, sino por un trozo de hielo (New Scientist, Marzo 1, 2003, pág. 6). Se calcula por el tamaño de la mancha, que éste habría pesado 29 kilos, más que suficiente como para producir un serio daño en los ladrillos aislantes del ala. Según señalan los expertos, es frecuente que durante el lanzamiento se formen capas de hielo en el estanque, en la zona de salida del combustible. Lo grave fue que esta vez el desprendimiento de un trozo impactó un ala.

Durante el tiempo que la nave estuvo adherida a la Estación Internacional, nadie reparó en el daño. Pero aun cuando éste se hubiera constatado, no habría sido posible repararlo. Ya en el pasado se había considerado esta posibilidad, y más de una vez se había pensado equipar la nave con un equipo de reparación, sin embargo no se estimaba necesario ni practicable, ya que de fallar, no había como repararlo en el espacio. En todo caso, la falla se produce durante el proceso de entrada a la atmósfera, y no durante el lanzamiento.


La secuencia de los hechos

Los primeros signos de problemas se notaron cuando pasaba sobre California a las 07:52, en los cielos aún oscuros de la mañana. Tony Beasley, astrónomo de Caltech, vio que salían pequeñas piezas brillantes del transbordador. También las vio Carmen Sánchez Contreras, del Observatorio de Owens Valley Radio, a 20 kilómetros más allá.

Al mismo tiempo, en el Centro de Control de la Misión, los sensores del ala izquierda constataban un anormal incremento de la temperatura. A las 07:53, los cuatro sensores de temperatura de la misma ala, fallaron repentinamente.

A las 07:54, los sensores dentro del fuselaje del ala izquierda mostraron un incremento de 300. Un minuto más tarde, toda el ala mostró un significativo incremento de la temperatura, y a las 07:57 fallaron dos nuevos sensores. Entonces el sistema de control de vuelo detectó una resistencia excesiva en el lado izquierdo del vehículo y los controles automáticos comenzaron a compensarlo usando los alerones, pero la resistencia fue empeorando progresivamente, mientras el computador del vuelo parecía perder el control. Ya sobre Texas, a las 07:59, los controladores desde el Centro de Control, alertaban a la tripulación del Columbia de la falla de los sensores. Ricck Husband respondió, pero su frase se cortó en la mitad. Fue lo último que se supo.


Que pasa con los que quedaron en órbita

Junto con lamentar la pérdida de los siete astronautas, la atención se volcó hacia los otros tres que aun están a bordo de la Nave Espacial Internacional. Inmediatamente NASA les informó a Kenneth Bowersox, Donald Petit y el ruso Nicolai Budarin, acerca del desastre. “Ellos lamentaron la pérdida de sus compañeros y colegas”, dijo Bilí Readdy, Administrador Asociado de los vuelos de la NASA en Houston. “Les dijimos que nuestra prioridad uno era ahora el aseguramos su traída a la Tierra”.

Al día siguiente del desastre se había enviado a la Estación una nave de cargo rusa (el Progress 10), que salió del cosmódromo Baikonur en Kazakhstan. Era un viaje de rutina para abastecerlos de combustible, oxígeno y alimentos.

Con este viaje, los suministros con que cuentan son los adecuados para mantenerlos hasta el mes de Junio, según dicen los encargados de NASA. Pero ellos están tranquilos y han dicho que están dispuestos a permanecer a bordo hasta terminar con su labor.

NASA ha afirmado que con la ayuda de los rusos, por ahora no hay que preocuparse de la Estación y de sus miembros. Los cohetes Soyuz y Progress están listos para abastecerlos en el futuro si así fuera necesario. “Siempre habrá un Soyuz listo para cualquier emergencia que requiera traer la tripulación a Tierra”.

Durante las visitas periódicas de los transbordadores a la estación, se aprovechaba para empujarla un poco y mantenerla en la órbita deseada. Desde este punto de vista, NASA dice que ahora ha tenido suerte, ya que la nave se ha mantenido en una adecuada altitud, y seguramente que no necesitará un empujoncito por lo menos hasta el próximo año. En todo caso, si es necesario, también la Soyuz puede empujarla.

La próxima expedición tripulada que alcance a la Estación Espacial Internacional, la realizará el transbordador Atlantis y hasta ahora está programada para el próximo mes. Sin embargo hay que considerar que el reciente desastre y las pérdidas humanas consecutivas, constituyen un serio golpe para la continuación de los vuelos espaciales, y específicamente para la terminación de la construcción de la Estación Espacial Internacional, que tanto problema ha tenido hasta ahora, ya sea por el incumplimiento de los plazos de la construcción de las diferentes secciones, como por el increíble incremento en los costos a que se está llegando (Creces Agosto 2002, pág. 6). Por otra parte, se agregan las dudas ya existentes a la seguridad de los viajes, que no se logran resolver a pesar de los muchos esfuerzos que se han realizado para construir naves espaciales más seguras y económicas, que hasta ahora no han dado frutos (Creces, Abril 2002, pág. 18).

HISTORIA DE LOS TRANSBORDADORES

Enero 1972
El Presidente Nixon anunció el programa de transbordadores.

Abril 1981
La primera misión del transbordador STS-1, aterriza sin problemas después de los temores del calentamiento de los ladrillos y su daño.

Enero 1986
El desastre del Challenger. Mueren siete astronautas.

Junio 1986
Se publica el informe del Challenger en el que Richard Freynman señala que la actitud de NASA hacia el riesgo llevó al desastre.

Septiembre 1988
Primer vuelo después del Challenger

Septiembre 1998
El Comité de Consejo de NASA predice un alto riesgo de desastre durante la construcción de la Estación Espacial Internacional.

Noviembre 1998
Comienza el ensamblaje de la Estación Espacial Internacional.

Abril 2002
Richard Blomberg, el último director del Aerospace Safety Advisory Panel, manifiesta su preocupación por los problemas de seguridad del transbordador.

Julio 2002
La flota de transbordadores queda en tierra por 3 meses después de constatarse fracturas en los estanques.

Febrero 2003
Desastre del Columbia. Mueren siete astronautas cuando la nave estalla al entrar a la atmósfera.


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