Un maravilloso horno microondas
( Publicado en Revista Creces, Marzo 1999 )
Pronto va a ser posible producir en un corto tiempo una excelente comida como para satisfacer al más exigente gourmet. Ello con un nuevo horno que combina los microondas con un novedoso sistema de aireación de alta velocidad. Un pollo asado se va a preparar en cuatro minutos, los vegetales van a estar listos en 100 segundos y un lindo bistec de 500 gramos, en tres minutos. Todo esto con un tercio del consumo de energía de un microondas corriente y con la total conservación de su sabor.
Se trata de un "turbo horno doméstico". Su diseño fue realizado por TurboChef de Dallas, Texas, y según afirman los productores, es capaz de cocinar entre 10 a 15 veces más rápido que un microondas corriente. Será fabricado por Maytag de Newton, lowa, y se espera que esté en el mercado en mayo de este año.
Se trata en realidad de una mezcla de calor convencional y microondas. Desde el techo del horno, se lanza hacia el alimento (ver figura), un chorro de aire caliente (260°C) a gran velocidad. Este envuelve el alimento y luego es succionado en la base del horno.
Esta verdadera envoltura del alimento con el aire caliente, impide el escape normal de calor desde el alimento a las partes mas frías del horno. El chorro de aire caliente no tiene otras partes donde ir, que no sea el alimento. A su vez la fuerza del chorro, impide que se formen capas de aire alrededor del alimento, lo que en el horno convencional retarda su cocimiento.
Al mismo tiempo, desde la base del horno, las microondas calientan el alimento. Como se sabe, éstas agitan las moléculas de agua dentro del alimento y ello produce calor. En otras palabras, el alimento se calienta desde afuera por el chorro de aire, y desde dentro por la acción de las microondas. Todo esto lleva a que el tiempo de cocción sea mucho más corto y que la carne quede como un asado a la parrilla, como si ella se hubiera estado moviendo. A su vez, el aire caliente broncea el bistec.
Tal vez lo que sea más interesante, es la conservación del sabor del alimento, ya que es el tiempo de cocimiento lo que normalmente condiciona la pérdida de sabor. Al acortarse el tiempo de cocimiento, éste se conserva mejor.
(New Scíentist, Octubre 31, 1998, pág. 6).