Una mirada a la guerra química y sus consecuencias: El caso del agente naranja
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2003 )

El uso de compuestos químicos con fines bélicos no solo afecta la salud de los seres humanos, también destruye el sistema.

Antes de que el hombre apareciera sobre la Tierra ya existían las agresiones entre especies vivas. Los vegetales luchaban entre sí por la luz y por el agua y sus armas eran sustancias químicas que inhiben la germinación y el crecimiento del rival. Su lucha contra insectos devoradores ha sido constante durante millones de años. Las plantas mal armadas sucumben y son sustituidas por las que, al evolucionar, han elaborado nuevas y más eficaces sustancias que las defienden. Los insectos también responden adaptándose hasta tolerar estas nuevas sustancias; muchos perecen y algunas especies se extinguen, pero otros llegan a un acuerdo y logran lo que se llama simbiosis, brindándose ayuda mutua. También organismos superiores como los mamíferos poseen armas químicas de defensa, un ejemplo de esto, es el líquido irritante y de mal olor (entre los componentes se encuentra el butil mercaptano) que expele el zorrillo cuando es atacado.

Posiblemente la primera reacción química que el hombre aprovechó para destruir a su enemigo fue el fuego. La misma reacción de oxidación que logró dominar para tener luz y calor, para cocinar alimentos y fabricar utensilios, también fue usada para dar muerte a sus congéneres al quemar sus habitaciones y cosechas.

Al pasar el tiempo el hombre inventa un explosivo, mezcla de salitre, azufre y carbón, que es usado en un principio para hacer cohetes que alegraron fiestas y celebraciones. Este descubrimiento, atribuido a los chinos, fue utilizado posteriormente por el hombre para disparar proyectiles y así poder cazar animales para su sustento. Pero, el hombre, siempre agresivo, terminó por emplear el poder explosivo de la pólvora para hacer armas de guerra y así enfrentarse a su enemigo.

Las sustancias químicas de alta toxicidad fueron utilizadas como armas en la primera Guerra Mundial. Los alemanes lanzaron en abril de 1915, una nube de cloro sobre los soldados franceses quienes, al no estar protegidos, tuvieron que retirarse varios kilómetros. Pocos días después los alemanes repitieron el ataque contra tropas canadienses con los mismos resultados. Más tarde los alemanes continuaron con la guerra química lanzando granadas con gases lacrimógenos. Sin embargo, la más poderosa arma química usada en la primera guerra mundial fue el gas mostaza. Este compuesto no es realmente un gas, sino un líquido irritante que hierve a alta temperatura, el cual debido a su baja tensión superficial produce vapores, los que por su alta toxicidad, pueden causar molestias e incluso la muerte en pequeñas concentraciones (figura 4).

Este compuesto fue empleado por primera vez en Julio de 1917 por los alemanes en la batalla de Ypres, Bélgica, causó terribles daños a las tropas francesas.

Una vez repuestos los ejércitos aliados de la sorpresa que representó la guerra química se protegieron adecuadamente, y sus científicos comenzaron, a su vez, a idear y preparar sus propias armas químicas. Las sustancias químicas empleadas por ambos bandos, como armas de guerra, conforman una larga lista, entre las que se cuentan a los gases lacrimógenos como cloro y bromoacetona (figura 5).

Para la segunda Guerra Mundial se dejó de usar la mayor parte de las sustancias tóxicas utilizadas anteriormente y sólo quedaron unas cuantas como el gas mostaza, el fosgeno y el ácido cianhídrico para usos especiales. Sin embargo, a fines de la segunda Guerra Mundial los alemanes desarrollaron los gases neurotóxicos como Sarina o GB y Tabun (figura 6).

Estos gases son más letales que los anteriores, son inodoros, por lo que es muy difícil detectarlos antes de que produzcan un daño mortal.

Las auxinas sintéticas (terpenos con diferentes grupos funcionales, que cumplen la función de una hormona vegetal), usadas para destruir malezas de cultivos y así obtener mejores cosechas fueron desarrolladas en Inglaterra en los años treinta, poco después del descubrimiento del ácido indol acético como regulador natural del crecimiento de las plantas.

Estas sustancias fueron preparadas en una gran variedad dependiendo de la planta que se pretendía eliminar. El compuesto 2, 4-D (ácido 2, 4 diclorofenoxiacético) es un herbicida selectivo que mata a plantas con hojas anchas sin dañar a los cereales, por lo que protege en forma eficiente cultivos de trigo, avena, cebada y otros granos. En cambio, existen herbicidas tan potentes, como el ácido 3, 4 diclorofenoxiacético, que mata a todo tipo de plantas, por lo que en vez de proteger los cultivos los aniquila.

Ya en 1947 fue reconocido por algunas autoridades británicas el potencial que pueden tener los herbicidas en la guerra química, ya que podrían ser usados contra algunas naciones con efectos más rápidos y menos repugnantes que el uso de la bomba atómica.

Entre los años 1962-1971, durante la guerra del Vietnam, EE.UU. utilizó una serie de agentes químicos exfoliantes químicos según los colores de las bandas puestas alrededor de los bidones de almacenamiento, para su identificación como: rosado, morado, verde y naranja. Estos fueron fabricados y distribuidos principalmente por el laboratorio estadounidense Monsanto.

Uno de estos herbicidas es el agente naranja. El agente naranja es una combinación de dos herbicidas que, en pruebas hechas en selvas tropicales africanas, mostró ser muy eficiente como desfoliador de árboles.

Los dos herbicidas, que componen el agente naranja son: el ácido 2,4, D y el 2, 4, 5, T (Figura 1). Al ser aplicado en los campos de cultivo, hace que las plantas crezcan demasiado rápido y mueran antes de producir sus frutos. El agente naranja representó el 60% de los herbicidas utilizados para destruir bosques, selvas tropicales y cultivos. Aunque su creación fue a mediados de los años 40, su utilización militar no comenzó hasta los años 60.

En la Guerra de Vietnam esta mezcla fue usada para hacer que los árboles perdieran sus hojas y que de esta manera no se pudiese esconder el enemigo, aunque sin tener en cuenta el daño que se pudiera causar a largo plazo al ambiente y a las personas.

Las cantidades aplicadas superaron los 72 millones de litros, demostrando ser uno de los más efectivos venenos químicos. Durante este periodo de guerra y como parte de la operación cuyo código secreto era operación Ranch Hand, las fuerzas armadas de los Estados Unidos realizaron alrededor de 6.500 misiones en las que pulverizaron la cantidad antes mencionada, sobre cerca del 10% de Vietnam del sur. Las misiones encargadas (aviones y helicópteros), volaban a menos de 500 metros del suelo. De esta manera cerca del 80% permanecía en la copa de los árboles, mientras que el porcentaje restante alcanzaba un nivel inferior o llegaba al suelo. Otras formas de la misión consistían en rociar el herbicida desde vehículos, botes o manualmente.

De acuerdo con fuentes de información recientes se puede señalar que cerca de 1/3 del área fue rociada en más de una ocasión y 52.000 hectáreas fueron pulverizadas más de cuatro veces. El agente naranja de la mano de la operación Ranch Hand, destruyó el 14% de los bosques de Vietnam del sur y si alguno de los bosques ha logrado ser recuperado, en su mayoría sólo se han convertido en matorrales. En otros sectores el suelo fue completamente degradado, dejando al descubierto la roca madre.

La prisa por satisfacer la demanda del Agente Naranja por parte de los Estados Unidos, influyó en la fabricación del producto, el que se contaminó durante el proceso de producción. La mezcla contenía cantidades variables de un producto de descomposición del tipo DIOXINA, llamado TCDD (Figura 2). Esta sustancia altamente tóxica fue la que provocó los mayores trastornos en la salud de los veteranos de la Guerra de Vietnam.

La TCDD es un inevitable e indeseable subproducto en la fabricación del 2, 4, 5 -T. En usos comerciales normales, el TCDD estaba presente en el herbicida en concentraciones inferiores a 0,5 mgL-1, mientras que en el herbicida enviado a Vietnam este producto superaba los 50 mgL-1. Se considera que la TCDD es la más tóxica de las dioxinas, tanto para humanos como para la vida silvestre.

Los herbicidas 2, 4-D y 2, 4, 5 -T degradan con bastante facilidad y rapidez, sin embargo, la dioxina es un compuesto altamente persistente que puede permanecer en el ambiente durante décadas, afectando el suelo y la vegetación, teniendo en definitiva una alta incidencia en la cadena trófica. No cabe duda que el rocío del Agente Naranja sobre los suelos de Vietnam provocó el efecto deseado.

Un legado muy amargo que nos dejó la guerra de Vietnam fue el impacto en la salud, que puede haber tenido en los veteranos que sufrieron la exposición al Agente Naranja cuando fue utilizado como herbicida o de otros productos que también se utilizaron como herbicidas. Más de tres millones de americanos que sirvieron en las fuerzas armadas en Vietnam y en áreas adyacentes han albergado la sospecha de que la exposición que ellos tuvieron a estos productos químicos les ocasionaron serios problemas de salud. Muchos de estos veteranos realizaron grandes sacrificios y este asunto les ha causado mucha ansiedad y angustia porque creen que el dolor y sufrimiento que padecen ellos y sus familias no han recibido la atención que merecen por parte de las autoridades.

La mayoría de los veteranos que son padres, sufren ellos mismos de incapacidades y serios problemas de salud. Esto también ha efectado a la descendencia de estos veteranos. Los problemas más comunes en niños de los veteranos son condiciones de aprendizaje y déficit de atención (36,1%), desórdenes de la piel y deficiencias de inmunidad (20,3%), defectos congénitos (17,8%) y asma (10,9%). Muchas de estas condiciones pueden agruparse en el área de desórdenes de reacción de inmunidad. Se ha observado que estas disfunciones inmunológicas que pueden parecer de poca importancia si se comparan con el impacto de un defecto congénito o incapacidad congénita, son en realidad muy serias y a menudo ocurren en varios miembros de un grupo familiar y persiste por muchos años. De hecho, muchos veteranos informan que sus niños no han vivido ni un solo día que no hayan sufrido por esa condición que padecen.

Los veteranos de Vietnam creen que fue el Agente Naranja el responsable de los problemas de salud que presenta la generación que les sigue. Por lo que, los efectos de esta mezcla de herbicidas, van mucho más allá de los daños que pudieron haber provocado en los ecosistemas del sudeste asiático. Estudios han demostrado la estrecha relación entre la exposición al agente Naranja y graves enfermedades tales como el cáncer, afecciones cutáneas o trastornos hepáticos.

Las compañías químicas que fabricaron el agente naranja (Monsanto, Dow Chemicals y otros) fueron condenados en 1984 a pagar 180 millones de dólares a los afectados. Así unos 15.000 veteranos y los que de ellos dependen, además de alrededor de 40.000 miembros del personal que pudieron demostrar que estuvieron en contacto con el herbicida, fueron indemnizados. El laboratorio Monsanto fue el más sancionado. Cuando se alcanzó el acuerdo del pago de indemnización entre siete compañías químicas involucradas y los abogados de los veteranos, el juez ordenó a Monsanto que pagara el 45,5% del total.

Si más de 50.000 norteamericanos pudieron demostrar daños provocados por el agente naranja, ¿cuántos vietnamitas habrán sido dañados? Algunas estimaciones elevan a 500.000 la cifra de niños nacidos en Vietnam desde los años 60 con deformidades relacionadas con el herbicida. Probablemente, el más terrible legado del herbicida contaminado se encuentra en un cuarto cerrado del Hospital Tu Du de Obtetricia y ginecología de Saigón. Las paredes están cubiertas de estanterías repletas de frascos con formol, donde se conservan fetos con deformidades procedentes de nacimientos y abortos. Sólo una muestra del horror que sufrió Vietnam.


Sylvia V. Copaja
Facultad de Ciencias. Universidad de Chile.


Referencias

- Roberts, L. Dioxin Risks Revisited, Science, 8 february, 1991, pp 624-626

- Arthur G. Hornsby, et al. Pesticide properties in the enviroment. Springer- Verlag, New York, USA.
Cap. 3. pp 36-38 (1996).

- http:/www.museodevietnam.com/agente.htm

- http:/129.252.100.6/aoves.htm

- Cury, C. B. Residual Dioxin in Vietnam, Vietnam Generation Journal, 92, vol. 4, número 3-4

- Brian Tokar. Monsanto: Una historia manchada http://www.zmag.org/spanish/9911mons.html

- Agente Naranja y dioxina: nuevos hallazgos.
http:// www.revistadelsur.org.uy/revista.090/Salud.html

- Guerra y medio ambiente: Reacciones en cadena.
http:// www.unesco.org/courier/2000-05/sp/planet.htm

- IX. Guerras químicas, accidentes químicos.
http://lectura.ILCE.edu.mx:300/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/51/htm/SEC-12.html

- Sylvia V. Copaja Departamento de Química. Facultad de Ciencias. Universidad de Chile.
Casilla 653. Santiago. Chile. E-mail scopaja@uchile.cl


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