Sus semejanzas con el genoma humano va a ser de gran ayuda para seguir investigando en la identificación de genes del genoma humano y en la síntesis y función de las proteínas codificadas por ellos (proteoma). En la rata se pueden realizar diseños experimentales, que en el hombre no está permitido realizar, como por ejemplo, inducir mutaciones que afecten a un determinado gene y luego ver qué sucede en el proceso metabólico correspondiente. Los resultados obtenidos se pueden extrapolar al ser humano, dada la gran semejanza entre la estructura genética y metabólica de unos y otros. Así se podrá avanzar en el conocimiento de diferentes enfermedades y orientar acerca de su tratamiento.

Según lo que informan Robert Waterston del Centro de Secuenciación de la Universidad de Washington en St. Louis y Kerstin Lindblad-Toh del Centro de Investigación del Genoma del MIT en Massachusetts, el genoma de la rata tendría aproximadamente 30 mil genes, y el 80% de ellos coincide con los genes humanos. Según los resultados recién publicados, nosotros tenemos sólo 300 genes que la rata no tiene. Por otra parte el genoma humano es más grande, ya que consta de 3 mil millones de bases, mientras que el de la rata sólo posee 2.5 mil millones.

La mayor variación está en el tipo de genes que posee la rata. Ella tiene más genes comprometidos en los procesos de la reproducción, de inmunidad, de detoxificación hepática y del desarrollo del sistema olfatorio. Ello no es raro si consideramos que la rata tiene más receptores olfatorios que los seres humanos, lo que le permite mejor detección de olores. Además, en su búsqueda diaria de nutrientes tiene más posibilidades de encontrarse con una mayor variedad de sustancias tóxicas que debe degradar para sobrevivir. Es así como la evolución le ha permitido adaptarse a su medio y a su vida de rata.