Sacar petróleo de las piedras
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2003 )
Ahora resulta que el petróleo no es un producto de la degradación de materia orgánica atrapada en las profundidades de la Tierra, sino que provendría de las rocas. Ello según J.F. Kenney que dirige la Gas Resources Corporation, empresa que se dedica a la explotación de petróleo en Houston, que sostiene que el petróleo se produce a cientos de kilómetros de profundidad por el efecto de las temperaturas y altas presiones sobre el carbón inorgánico y el agua. El y tres colegas rusos creen que todo el petróleo se produce en esta forma y que allí existe gran cantidad, esperando ser extraído.
Los geólogos especialistas en petróleo, aceptan que parte de él se forme de esta manera. “Nadie ha sostenido que no existan fuentes inorgánicas”, dice Mike Lewan del US Geological Survey, “pero ello es muy distinto a afirmar que esa es la fuente de producción de todo el petróleo”. “Lo que se conoce de la química orgánica y las décadas de investigación de la geoquímica del petróleo, no pueden tan fácilmente ignorarse dice Brian Brister del New Mexico Bureau of Mines and Mineral Resources.
El concepto generalmente aceptado es que el petróleo se va formando por millones de años a partir de la materia orgánica de sedimentos enterrados bajo tierra a temperaturas que van entre 75 y 200 ºC. Debajo de la superficie, los microbios transforman el material orgánico en hidrocarburos. A mayores profundidades el calor y las presiones causan reacciones químicas que producen hidrocarburos de los restantes materiales orgánicos. Los campos de petróleo más típicos están a una profundidad que oscila entre 500 y 700 metros, estando los más profundos a 6 kilómetros. No se espera encontrar petróleo por debajo de los 10 kilómetros.
A decir verdad, Kenney y su equipo constituyen un pequeño grupo de disidentes que piensan que el petróleo tiene orígenes más profundos. Recientemente han escrito en el “Proceedings of the National Academy of Sciences” (vol.99, p 10,976) un artículo en el que señalan que el metano se formaría preferentemente a presiones bajas, en lugar de los hidrocarburos pesados del petróleo.
Se necesitan presiones de 30.000 atmósferas (que corresponden a una profundidad de 100 kilómetros) para hacer más estables a los compuestos pesados. Ellos dicen que esto implica “que la génesis del petróleo natural debería ocurrir a una profundidad no menor de 100 kilómetros”.
Demuestran en su laboratorio que los hidrocarburos pesados pueden producirse bajo estas condiciones, calentando a alta presión una mezcla de óxido de hierro, mármol y agua a 900 ºC. Los químicos no se impresionan con estos resultados, mientras los geólogos ortodoxos del petróleo, no le creen a lo afirmado por Kenney y su grupo. “Se puede simular al carbón natural en el laboratorio, pero otra cosa es que éste sea el mecanismo de producción”.
Pero aun cuando las conclusiones de Kenney fueran sólo parcialmente verdaderas, pueden abrir las puertas para nuevas áreas de exploración. Podría significar que en lo más profundo de la Tierra, existirían reservas aún no imaginadas.