Los polacos supieron negociar, pero sus científicos no supieron responder
( Publicado en Revista Creces, Mayo 2003 )

El 19 de Abril del 2003, el gobierno de Polonia firmó un acuerdo final con la empresa Lockheed Martin, para comprar 47 nuevos aviones de guerra F-16, para reemplazar su vieja flota de aviones soviéticos Mig. El precio total fue de 3.5 mil millones de dólares. Pero de acuerdo a la legislación polaca, las compras militares realizadas a países extranjeros deben ser compensadas por paquetes de inversión por un valor de al menos el precio de la compra. Más aún, los fondos deben invertirse en proyectos comercialmente rentables, de los cuales ambos lados deben beneficiarse.

La propuesta se la ganó Lockheed, cuyo ofrecimiento fue mucho más generoso que los de los oponentes de Francia, Inglaterra y Suecia. Ellos ofrecieron una inversión de 7.5 mil millones de dólares, incluyendo proyectos de alta tecnología.

Los contratos finales de los socios inversionistas, incluyen Bioton, una compañía biotecnológica que produce insulina recombinante, y un centro tecnológico y de negocios en Lödz, la segunda ciudad de Polonia. Según dice Adam Wiczega, presidente de la compañía, el acuerdo con Bioton es por 10 millones de dólares, y permite a la empresa registrar y comercializar sus productos fuera de Polonia. Mientras tanto, se reservan 300 millones de dólares como capital de riesgo para proyectos que sean presentados en Polonia.

Los científicos polacos estaban muy entusiasmados, pero muy pocos de sus proyectos llenan los requerimientos de inversiones comerciales. El Ministerio de Ciencias ha recibido de ellos más de 700 proyectos, pero a pesar de las instrucciones, la mayor parte estaban presentados como grants y no como negocios. ¡No es fácil mover a los investigadores desde sus laboratorios para que piensen en términos comerciales! Por ahora se han seleccionado sólo 74 proyectos para ser presentados a la Lockheed el próximo mes. Michael Kleiber, ministro de ciencias, admite que hay poca ciencia en los proyectos que se han seleccionado. “Ojalá esto sirva para motivar a los científicos para que tomen los riesgos de ideas innovadoras”.

Si hubiese sucedido algo semejante en Chile, ¿la respuesta de los científicos habría sido diferente?



El director


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