Francisco Fonk: entre la ciencia y el servicio publico
( Publicado en Revista Creces, Junio 2003 )

El hombre

Entre los científicos europeos que llegan a Chile a mediados del siglo XIX, está el joven alemán de veinticuatro años, Francisco Fonck; médico, naturalista, botánico, antropólogo, geólogo y etnólogo; quien había realizado estudios en las Universidades de Bonn, Berlín, Praga y Viena, obteniendo su título de Médico en la Universidad de Berlín en 1852. Dos años después, arriba a nuestro país y se inicia de inmediato en el servicio público, siendo nombrado médico de la Colonia de Llanquihue, cargo que desempeña hasta 1869, con una convicción casi religiosa, que lo insta a servir a sus pacientes bajo las peores condiciones de tiempo y por caminos más bien imaginados que reales. Es una de sus expresiones más notorias de servicio público. Y es justamente este mismo espíritu de colaboración y de entrega lo que lo insta a aceptar en 1860, la nominación como vicecónsul de la republica de Chile en Berlín. Y también a asumir como intendente de Llanquihue; y luego, en 1882, esta misma vocación lo lleva a presentarse como candidato a diputado por dicha región y resulta electo. La comunidad de inmigrantes alemanes de dicha región y la población en general, cuentan así con un nuevo científico y profesional dedicado además del cuidado de la salud de la población, a la investigación de la naturaleza regional; así como a diversos estudios de antropología, arqueología, geografía, cartografía y mineralogía nacional.

El científico

Sus aportes al desarrollo científico regional y al progreso del país, se pueden apreciar en toda su dimensión, tanto al seguir su trayectoria como médico en la Colonia de Llanquihue, cuanto al observar sus contactos científicos ya sea con personeros de la Armada Nacional interesados en la exploración y el conocimiento de la zona austral, como Vidal Gormáz, Juliet y otros oficiales, o con médicos como Carlos Martín, entre otros. O expresamente al focalizar la atención en su interés por la exploración del territorio nacional, principalmente de la zona austral, o al leer sus artículos en las revistas médicas de la época o en los Anales de la Universidad de Chile.(1) Su trayectoria como científico muestra claramente una fuerte preocupación por las regiones, tal como se puede percibir a partir de la fundación del Museo de Historia Natural de Valparaíso, en 1878, gracias a los esfuerzos de Eduardo de la Barra, con quien colabora, hasta que éste quede definitivamente localizado en Valparaíso. Además de los envíos de plantas vernáculas y animales endógenos de Valdivia y Llanquihue, que frecuentemente hace llegar al Museo Nacional de Historia Natural, en Santiago, dirigido por Rodulfo Amando Philippi, o por las propias exploraciones que realiza en la región de Llanquihue.

En relación a sus trabajos teóricos sobre medicina, recuérdese por ejemplo: “El tracoma y el espéculo del ojo”, aparecido en los Anales de la U. de Chile (1856); en que da cuenta de una enfermedad muy frecuente ocasionada por un microorganismo (Chlamydia trachomatis), caracterizada por la presencia de unas granulaciones palpebrales, que se remonta a la antigüedad. Al respecto Fonck explica el procedimiento terapéutico más apropiado para esta enfermedad, siguiendo las orientaciones de su antiguo maestro alemán: Carlos Fernando von Arlt, y sugiere el uso del oftalmoscopio para trabajar con esta enfermedad, toda vez que en Chile en esta época aún no se conocía.(2) Fue miembro honorario de la Sociedad Científica Alemana de Santiago y socio corresponsal de la Sociedad Etnográfica de Berlín, de la Sociedad Geográfica de Berlín, de la Sociedad Clínica de Valparaíso, además de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Así como también un destacado miembro de la Facultad de Ciencias Físicas de la U. de Chile.


El explorador

En cuanto a sus exploraciones geográficas, recuérdese que la primera de éstas, la realiza en el verano de 1856, en compañía del ingeniero Fernando Hess y algunos baquianos conocedores de la zona; ello con el propósito de encontrar el lago de Nahuelhuapi, uno de los puntos de interés de los conquistadores, de los Jesuitas y especialmente de Fray Menéndez; quienes lo asociaban con la supuesta existencia de la Ciudad de los Césares. Fonck luego de esta expedición, entrega así por primera vez, un corte descriptivo cartográfico completo de la parte de la cordillera al sur del paso de Uspallata, al mismo tiempo que deja consignada definitivamente existencia y ubicación de la laguna de Nahuelhuapi para la geografía de la época, como un locus hidrográfico existente al otro lado de la Cordillera de los Andes que está situado a una altura de 537 metros sobre el nivel del mar, e indica otras características del mismo. (3) La segunda incursión, en 1857, la realiza como naturalista, bajo las ordenes del capitán del bergantín “Janequeo”, Francisco Hudson, de la Marina de Chile, con el objetivo de explorar el archipiélago de los Chonos y la Península de Taitao. A partir de aquellos viajes, Fonck nos ha legado numerosos estudios sobre los puntos de interés geográficos de la región, fijando así definitivamente la longitud y latitud de dichos lugares y la de los pueblos cercanos a los mismos. Más tarde, realiza también numerosos reconocimientos y excursiones de carácter científico, en los alrededores de Puerto Montt y del lago Llanquihue. Y por cierto, logra recabar una valiosa colección de exponentes del medio biótico austral y de objetos de interés arqueológico.

En el ámbito de la química, nos ha dejado diversos análisis de las aguas minerales cloruradas calizas de Chile y de las aguas minerales de Pretohu-Reloncaví y Comau; en este sentido es un continuador de la tarea iniciada por Domeyko, quien ya había estudiado la composición de las aguas minerales de Cauquenes y Apoquindo y de casi de la mayoría de las del país. Fonck termina así, en cuanto a la zona sur, lo que Domeyko había realizado con las aguas de la zona Norte y Centro del país.


Su contribución a la arqueología

Fonck, ya en los inicios del siglo XX, realiza algunas investigaciones sobre los antiguos aborígenes de la edad de piedra, que ocupaban el territorio nacional; estos los da a conocer en el órgano comunicacional de la Sociedad de Historia y Geografía. En uno de estos trabajos da cuenta de las curiosas formas que tienen los utensilios de uso cotidiano de estos aborígenes; así por ejemplo, destaca que los mismos están confeccionados para cumplir su función específica por ambos lados; entre estas, cucharillas, piedras para moler, cachimbas y otras. Fonck recibió de regalo, un cráneo sin mandíbula hallado en la isla Mocha (Pto. Montt). Comparando el cráneo de mechi con uno encontrado a ocho leguas al norte se comprobó que ambos eran de igual naturaleza. Por lo tanto, concluye que es altamente factible que este pueblo marino se extendía antes desde zonas cálidas hasta el confín de América. Empero, esto es sólo una hipótesis que aporta para el conocimiento de estos pueblo aborígenes; puesto que al respecto también se sostenía en su tiempo que los exponentes de estos pueblos marinos, a pesar de estar tan cerca de otros pueblos como los Chonos, Atacameños y Araucanos, poseen cráneos diferentes, debido a las separaciones naturales producidas por los espesos bosques en el sur, y la cordillera en el norte. Además de la extensión que supuestamente cubrían estos pueblos está también el problema acerca del origen de estos pueblos. En todos estos tópicos Fonck hizo aportes y contribuciones notables.


Su producción teórica

En cuanto a sus libros y ensayos, estos llegan aproximadamente al centenar; entre estos podemos citar los siguientes: Chile en la Actualidad (Berlín, 1870), Profilaxis del Cólera (1887), Invitación para la fundación de una Sociedad Agrícola del Sur, (1883); Formulario Clínico para observaciones médicas, (1877); El Doctor Aquinas Ried, Biografía de un alemán en Chile (1894); Introducción a la Orografía y Geología de la región austral de Sudamérica, (1893), El Doctor Carlos Martín, rasgos de su vida i labor científica (1908). Su obra más elogiada por la crítica científica de Chile, América y Europa es la que ha publicado en dos volúmenes, con el título de Diarios de Fray Francisco Menéndez. Este trabajo corresponde a la presentación, análisis y comentarios de los viajes realizados por el franciscano Francisco Menéndez, al este de las islas de Chiloé entre los años 1783-1784 y 1786-1787 y a otros lugares de la cordillera austral, destacando las descripciones geográficas y los croquis que previamente había realizado Menéndez. El propio Fonck está muy consciente de la importancia geográfica y cartográfica de la obra del religioso-explorador y lo destaca en estos términos: “Menéndez nos da noticias de varios elementos geográficos enteramente nuevos, como lagos, rios, cerros i pasos, sin avanzarse a darles nombres” (4) Nos ha dejado además, diversos artículos de difusión científica, en los que alude a tópicos de medicina social, antropología, mineralogía, geografía y cartografía, entre otras disciplinas; muchos de los cuales aparecieron tanto en la Revista Chilena de Historia y Geografía como en los Anales de la Universidad de Chile y en La Gaceta Médica de Valparaíso; además de sus numerosas colaboraciones en periódicos como El Mercurio, El ferrocarril y otros. Su trabajo Chile en la actualidad, merece también concitar la atención del lector, toda vez que es un verdadero compendio sinóptico que da cuenta de las bondades clima, de los distintos lugares geográficos de interés minero o industrial y de los recursos bióticos existentes en el país. Es un ensayo breve que corresponde a una conferencia dada en Berlín, en su condición de funcionario diplomático del gobierno de Chile y con el claro propósito de despertar inquietudes por la inmigración de nuevos alemanes a las regiones del Sur de nuestro país. Al parecer, la estructura de su discurso apunta a una emulación de los “cuadros de la naturaleza” del sabio alemán Humboldt, toda vez que Fonck, expresamente busca impactar a los alemanes con la presentación de cortes sinópticos de la flora, fauna chilenas y cuadros costumbristas propios de los lugareños y habitantes del país, para motivarlos y despertar admiración y asombro por la belleza y armonías entre lo social y el medio natural, exactamente al estilo humboltiano, después de todo Fonck parte recordando que luego de las publicaciones de Humboldt “se ha despertado en los últimos años en Alemania un interes sumamente vivo por la geografía...” (5) Más adelante dando cuenta de la Región de los Lagos, acota: “Estos magnificos lagos se hallan como escondidos en la sombra de bosques oscuros, en sus aguas se reflejan las cimas nevadas de los Andes, i por su hermosura hacen competencia a los de nuestros Alpes; además están rodeados por terrenos fértiles.” (6) Esto es casi una alusión directa a la inmigración, puesto que entrega todo lo que los alemanes y europeos en general esperan: verdor, bosques, maderas, agua, lagos, cordilleras y terrenos vírgenes. No en vano Fonck estaba cumpliendo la política chilena decimonónica: fomentar la inmigración alemana hacia Valdivia y Llanquihue; al parecer en cuanto a los cuadros de la naturaleza vernácula y en cuanto a los datos estadísticos de la situación económica e industrial de Chile en ese tiempo, la presentación la realiza muy bien.

Entre las comunicaciones presentadas a la Revista Chilena de Historia y Geografía, cabe destacar por ejemplo el ensayo: “Formas especiales de los utensilios caseros de los aborígenes”; en el cual presenta una reseña etnográfica de los antiguos habitantes del país, destacando los rasgos costumbristas y folklóricos de dicho pueblos, así como las peculiaridades de sus utensilios, que ya señalamos, y las funciones que estos cumplen en su comunidad. Las observaciones antropológicas y arqueológicas que Fonck nos ha dejado, acerca de los materiales e instrumentos que utilizaban los primitivos aborígenes de nuestro país; nos permiten reconstruir un panorama más completo y detallado de los fenómenos naturales en que se vieron afectados los pueblos prehistóricos asentados en lo que hoy es la República de Chile; y de los procesos sociales de los mismos.

Con sus estudios de difusión y análisis de la obra de Méndez en Chiloé y otras regiones del Sur de Chile, Fonck trae a presencia nuevas observaciones acerca de como el tema del imaginario hispano de encontrar la ciudad del oro, fue parte de las motivaciones científicas del Siglo Ilustrado español, para nuevas exploraciones.

Fonck también contribuye en el ámbito geopolítico nacional, por ejemplo, para arribar a una solución favorable para Chile en la cuestión de límites con la República Argentina; justamente por defender en 1881, la tesis que sostiene que la división geológica natural entre ambos países, es equivalente a la línea de demarcación que viene dada por el Divortium Acuarium. Dicho planteamiento fue considerado por las autoridades nacionales quienes lo incluyen en el tratado de límites con Argentina (1881) parte respetando este criterio.

En sus últimos años, Fonck se traslada a vivir a Quilpué, pero no abandona sus inquietudes y por ello prácticamente hasta su muerte se dedica a la investigación científica. Es uno de los pocos autores decimonónicos que realiza actividades científicas en provincias, principalmente en Llanquihue, Pto. Montt, Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué. La muerte lo sorprende en 1912, pero no puede borrar la construcción científica y el aporte de este sabio, únicamente logra magnificar su obra y destacar más su persona.




    Citas y Notas

    1. Vd. por ejemplo los títulos de los trabajos de Fonck aparecidos en los Anales de la U. de Chile que se citan en este mismo capítulo.

    2. Fonck, F.: “El tracoma y el espéculo del ojo”, Anales de la U. de Chile, 1856.

    3. Cf. Fonck, Francisco y Hess, F.: “Informe de los Señores Francisco Fonck i Fernando Hess sobre la expedición a Nahuelhuapi.”; Anales de la U. de Chile; T. XIV, 1857, Stgo., p.10.

    4. Fonck, Francisco: Viajes de Fray Francisco Fonck a la Cordillera, en Comisión de Carlos F. Niemeyer, Valparaíso, 1896; p. XII.

    5. Fonck, Francisco: Chile en la actualidad, Imprenta de A. J. Obst, Berlin, 1870; p. 3.

    6. Ibidem; p. 19.



Para el autor, es un grato deber agradecer las facilidades otorgadas por las autoridades del Museo Fonck de Viña del Mar, para preparar esta comunicación.


Zenobio Saldivia M.
U. Tecnológica Metropolitana


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