Promesas y temores de la nanotecnología
( Publicado en Revista Creces, Agosto 2003 )

Ahora los átomos se pueden ver y se pueden manipular. Con estas tecnologías es posible fabricar nanorobots para que desempeñen diferentes funciones biológicas. La posibilidad que se auto reproduzcan ha asustado a la realeza y a los gobiernos.

Hace treinta años, en los laboratorios de la IBM en Zurich, dos científicos construyeron el primer microscopio electrónico de túnel de barrido, que hizo posible "ver" átomos individuales mediante un barrido sobre una pequeña superficie de un cristal de silicón. Era difícil creer que una concepción tan simple pudiese permitir observar una imagen con detalles atómicos. Pero luego diversos laboratorios de todas partes del mundo estaban construyendo sus propios microscopios de túnel de barrido, y el inventor fue condecorado con el premio Nobel.

Más tarde, en 1990, otro equipo de científicos de la IBM, esta vez en California, pudieron demostrar que podían utilizar este mismo microscopio para arrastrar átomos individuales de xenon sobre la superficie de un cristal de níquel. Con dificultad y paciencia, y usando 35 átomos de xenon, pudieron escribir las iniciales de "IBM" sobre la superficie de un cristal de níquel. Para comparar lo que significan estas dimensiones, basta señalar que con esta escritura de átomos se podría escribir toda la "Enciclopedia Británica" sobre la cabeza de un alfiler.

Con estas dos experiencias se inicia la concreción del sueño de la nano-tecnología: la hicieron posible la capacidad de "ver átomos", y la capacidad de "manipular átomos individuales" o "moléculas".

De aquí en adelante se desencadena la imaginación. Los investigadores comienzan a ver a la nanotecnología como una combinación de técnicas que podrían permitir la manipulación de la materia a escala atómica, y llegar a producir cualquier cosa, desde mejores materiales a pequeños robots.

Eric Drexler, jefe e ingeniero del Foresigh Institute, una organización sin fines de lucro dedicada a preparar al mundo para la revolución de la nanotecnología que se avecina, afirma que no hay límites para lo que parecía una verdadera utopía. Drexíer piensa que todo el trabajo lo hará los nanorobots o "ensambladores", como él los llama. Poniendo moléculas juntas, como quien pone ladrillos, ellos podrán fabricar desde un equipo de televisión a un buen beefsteack. Ensambladores podrán viajar por nuestro torrente sanguíneo destruyendo virus y gérmenes patógenos, o reparando tejidos dañados (ver figura). "Hoy estas actividades están a cargo de anticuerpos y enzimas, pero pienso que en el futuro los ensambladores lo harán mejor", dice Drexler. "Casi llegaremos a ser inmortales".


Nacen los temores

Es curioso que frente a estas utopías que aun parecen tan lejos de llegar a ser realidad, se haya despertado una verdadera "nano-fobia". A comienzos de este año el Príncipe Carlos de Inglaterra ha iniciado una campaña contra la nanotecnología, advirtiendo acerca de sus potenciales riesgos. El mes recién pasado, los ecologistas verdes (los mismos que protestan contra los alimentos transgénicos), se reunieron en Bruselas, en la Primera Reunión Cumbre organizada para oponerse a la nanotecnología.

El Congreso de Estados Unidos está a punto de aprobar una legislación que otorga fondos para el desarrollo de investigaciones de la nanotecnología, pero al mismo tiempo requiere que el gobierno estudie el impacto negativo que estas tecnologías pudiesen tener en lo social, económico y ambiental. Del mismo modo, el gobierno ingles se está moviendo hacia la nanotecnología, pero también insiste sobre los probables peligros de ello.

Bill Joy, un prominente científico en computación, se manifiesta preocupado por la posibilidad que se creen nanobots, que se auto-repliquen hasta llegar a cubrir la Tierra como un gran manto. Michael Crichton, novelista, acaba de editar la novela "Prey", un best-seller que relata como los nano-aparatos invaden el mundo y se trepan por todas partes.

¿Pero qué hay de real en esta supuesta posibilidad de autorreplicación? Richard Smalley, químico de Rice University en Houston, Texas, que obtuvo el premio Nobel por su trabajo en nano-tecnología, no cree que esto sea posible. Smalley fue co-descubridor de la estructura tridimensional a nano escala del carbón, llamada fularenos, que tiene un gran potencial de usos (Bucky Ball: La Molécula en Forma de Pelota de Football). El descarta la idea que se puedan fabricar robots a escala nanométrica, y afirma que se trata sólo de un sueño. "Ello no es posible en nuestro mundo", señala.

Es cierto que la nanotecnología en la actualidad esta en una alta prioridad en los presupuestos de cinco agencias de financiamiento americanas, y que son numerosos los proyectos del área que postulan a su financiamiento. Sin embargo, ninguno de ellos tiene que ver con nano-robots o ensambladores.

Sin embargo estamos rodeados por legiones de auto replicadores y ensambladores. Los llamamos “bacterias" y son muy exitosas. Pero hay que reconocer que ellas son enormemente complejas, con su DNA que contiene instrucciones para su reproducción y metabolismo. Los evolucionistas no están seguros de cómo logró la naturaleza llegar a formar estos auto-replicadores, pero sí están seguros de la imposibilidad de que los humanos podamos repetir el experimento. Ello fue posible por la evolución que demoró miles de millones de años (Science, vol 301, Julio 4, 2003).


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