Un nuevo avance en la fertilización in Vitro
( Publicado en Revista Creces, Julio 2003 )

Teóricamente podría ser posible crear niños a partir de óvulos y espermios producidos en el laboratorio. La técnica para producirlos ha funcionado en la rata, a partir de células embrionarias troncales. Ello podría también lograrse con células embrionarias humanas.

En el año 1978 nació Louise Brown, el primer ser humano producto de una fertilización realizada en el laboratorio. Para los expertos en fertilización este hecho constituyó una verdadera revolución, pero para muchos otros se trató de un procedimiento inmoral y peligroso. Varios años han transcurrido desde entonces y la técnica ha llegado a ser rutinaria. En distintas partes del mundo, ya son miles los niños nacidos por "fertilización asistida". Ahora, después de 25 años, parece que estamos presenciando el comienzo de otra revolución en la fertilización, que probablemente va a ser aun más controvertida que la ya clásica fertilización asistida que conocemos. Investigadores americanos anunciaron que habían conseguido transformar en el laboratorio, células troncales embrionarias de ratas en óvulos maduros (New Scientist, Mayo 10, 2003, pág. 4). Por otra parte, un equipo de investigadores japoneses anunciaron que también habían logrado producir espermios en igual forma.

Los investigadores no han demostrado aún que estos gametos artificiales puedan fertilizarse y llegar a formar una rata saludable. Esta es su próxima meta, pero aún cuando lo logren, no se está seguro que ello pueda ser posible en humanos. No debe olvidarse que hasta ahora no se ha logrado clonar un ser humano, o al menos, los anuncios que se han hecho no han sido creíbles (Comentario de la Clonación Humana)

La clonación en mamíferos no ha sido fácil, debiendo realizarse muchos ensayos, con muchos óvulos, para que alguno resulte. Basta recordar lo difícil que fue la clonación de la oveja Dolly. En los humanos esto es doblemente difícil por la dificultad de contar con la suficiente cantidad de óvulos como para que se logre fertilizar a lo menos un embrión que tenga éxito y posteriormente pueda implantarse en el útero. Pero con esta nueva técnica sería posible fabricar una gran cantidad de óvulos a partir de células embrionarias troncales, eliminando así esta primera y gran dificultad. Con ello, no es raro que en un futuro inmediato se logren avances importantes en la llamada clonación terapéutica, que tiene por objeto producir células embrionarias para tratar diversas enfermedades. Se transferirían los núcleos de células somáticas de una persona, a óvulos a los que previamente se les ha extraído su núcleo, con lo que se podría crear un embrión humano clonado, cuyas células podrían posteriormente ser útiles para el tratamiento de enfermedades de la misma persona que suministró las células somáticas, con la ventaja de que no se produciría un rechazo de ellas (Células embrionarias con fines terapéuticos). Aunque sea terrible admitirlo, es obvio que esta abundancia de óvulos también facilitaría la labor a aquellos que pretenden clonar y reproducir un individuo.

Fabricar óvulos y espermios en el laboratorio también sería muy útil para ayudar a las parejas infértiles, específicamente aquellas que no puedan producir normalmente sus propios óvulos o espermios. En esos casos habría que producir primero una clonación terapéutica para disponer de células embrionarias, y a partir de ellas se podrían fabricar óvulos o espermios según sea el caso.

También habría otra posibilidad ya más extraña, pero posible: que una pareja de homosexuales tenga su propio hijo. En últimos experimentos en ratas se ha visto que se pueden producir óvulos a partir de células embrionarias masculinas, de modo que la pareja de homosexuales podría por un lado, aportar células embrionarias para fabricar óvulos, y por otro células embrionarias para fabricar espermios. El embrión resultante podría posteriormente insertarse en el útero de una madre substituta y así dar a luz un niño con genes aportados por cada uno de los miembros de la pareja de homosexuales.


Cual fue la metodología

El método usado para producir óvulos a partir de células embrionarias, resultó ser sorpresiva y asombrosamente fácil. Hans Schöler y un equipo de investigadores de la Universidad de Pennsylvania dejaron multiplicarse células embrionarias de ratas en una placa Petri hasta obtener una alta densidad de ellas. En estas condiciones es frecuente que algunas de las células formen agregados flotantes que hasta ahora los investigadores descartaban como restos inútiles. Pero en esta ocasión, Karin Hübner miembro del equipo, en lugar de descartarlas, puso a cultivar estos conglomerados celulares en nuevas placas Petri. “Para nuestra sorpresa, en cuatro días las células de este conglomerado habían proliferado como locas”, dice Schöler. "Los agregados parecen comportarse como folículos ováricos en miniatura, con células pequeñas alimentando una más grande, que en definitiva llega a formar un óvulo" (Fig. 1).

Trabajos posteriores del mismo equipo revelaron que estas células como óvulos, se formaban por meiosis y que contaban con los mismos genes con que contaría un óvulo normal. Más aún, las estructuras parecidas a folículos, producían hormonas como el estradiol, en cantidades tales que se elevaban y caían cíclicamente en la misma escala de tiempo que los ciclos menstruales. Agregándoles a estos folículos la hormona "gonadotrofina", en la placa se gatillaba la expulsión de esta célula como si fuera óvulo, imitando una ovulación (Science, DOI: 10.1226/Science. 1083452).

Por otra parte, un equipo liderado por Toshiaki Noce del Instituto Mitsubishi Kasei en Tokio ha logrado que células embrionarias troncales se desarrollen hacia espermios. Ellos dejaron que estas células embrionarias se desarrollaran espontáneamente hacia varios tipos de células y seleccionaron a aquellas que comenzaban a expresarse como células germinales. Estas no se desarrollaron completamente en cultivos, sino que en esta etapa fueron trasplantadas a tejido testicular y observaron que después de tres meses ellas comenzaron a multiplicarse por meiosis, formando los que parecen ser espermios normales.

Ahora falta que ambos grupos den el paso para la etapa crucial siguiente: fertilizar estos óvulos artificiales con espermios normales y usar también espermios artificiales para fecundar óvulos normales. Schöler reconoce que estos óvulos artificiales tienen una capa exterior más delgada y más frágil que los óvulos normales, por lo que puede ser difícil el proceso de fertilización.

La gran pregunta es el desarrollo futuro de estos embriones, y sobre todo si ellos tendrán un "imprinting" genético normal. Se presume que las cosas pueden no salir tan fácil. Desde luego ya se sabe que la fertilización in vitro tiene riesgos más altos para ciertos tipos de defectos, en relación con la fertilización normal.


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