Dudas de la especificidad del RNA de interferencia
( Publicado en Revista Creces, Julio 2003 )

El entusiasmo generado por la especificidad del RNA de interferencia (RNAi), que parecía ser la tan esperada bala mágica capaz de inhibir específicamente un determinado gene, parece ahora enfriarse. Todos estimaban que el descubrimiento de esta propiedad del RNAi habría enormes expectativas para su uso en el tratamiento de diferentes enfermedades. Pero ahora dos trabajos recientes, con conclusiones contrapuestas, siembran dudas sobre la capacidad específica del RNAi de inhibir un determinado gene sin dañar a otros.El entusiasmo generado por la especificidad del RNA de interferencia (RNAi), que parecía ser la tan esperada bala mágica capaz de inhibir específicamente un determinado gene, parece ahora enfriarse. Todos estimaban que el descubrimiento de esta propiedad del RNAi habría enormes expectativas para su uso en el tratamiento de diferentes enfermedades. Pero ahora dos trabajos recientes, con conclusiones contrapuestas, siembran dudas sobre la capacidad específica del RNAi de inhibir un determinado gene sin dañar a otros.

El RNA de interferencia (RNAi) es el mecanismo que posee las células de plantas o animales capaces de bloquear un gene específico destruyendo la copia del RNA antes que este pudiera codificar la proteína respectiva (Creces, Abril 2003: Pequeñas moléculas de RNA son capaces de anular genes). Lo hasta ahora demostrado es que la maquinaria del RNAi de la célula puede bloquear un gene específico, agregando pequeños trozos de RNAi o siRNA, que calzarían con parte de la secuencia de ese gene específico, con lo que éste se inactivaría. El reciente descubrimiento de este mecanismo del que dispondría la célula de mamífero, había abierto enormes expectativas para la investigación biológica y médica, especialmente cuando es necesario inactivar un determinado gene.

La gran atracción de la técnica era su aparente especificidad. Bastaría un pequeño cambio en un siRNA, que sólo tiene 20 letras, para silenciar un gene específico. Desgraciadamente los modelos experimentales desarrollados hasta ahora, no se habían diseñado para examinar el efecto del siRNA en otros genes. Ahora dos equipos independientes han hecho precisamente eso, pero desgraciadamente sus resultados son divergentes.

Un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Standford, dirigido por Patrick Brown, eligió el gene que codifica para la proteína fluorescente verde de la medusa. Lo introdujeron en células humanas. Luego procedieron a atacarlo con dos siRNA, que calzaban con diferentes secuencias de este gene. Finalmente usaron chip de DNA para monitorear la actividad de 36.000 genes. Según los investigadores, no constataron ningún signo de daño colateral en otros genes (Proceeding of the National Academy of Science, DOI:l0.1073 pnas.107353100).

Este resultado era como para celebrarlo, ya que confirmaba las esperanzas que se habían puesto en la especificidad del RNAi, en el sentido que era capaz de inhibir un gene determinado previamente escogido, sin dañar otros. Pero más recientemente apareció un segundo trabajo de Aimee Jackson y Steven Bartz, de Rosetta Inpharmatics en Washington State, en que observan que el siRNA golpea no sólo el gene especifico, sino también a distintos grupos de genes cercanos inocentes (Nature Biotechnology, DOI: 10.1038 nbt83 1).

Asumiendo que ambos trabajos están bien diseñados, estos diferentes resultados sugerirían que es difícil apuntar a un gene sin dañar los genes cercanos. Jackson dice que su equipo esta ahora trabajando para minimizar el daño colateral. "Sabemos que es posible" comenta Phillip Zamora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. "Las células, por millones de años, han estado haciendo uso del RNAi para controlar genes sin dañarse a sí mismo". Pero desarrollar drogas basadas en el siRNA parece ser más difícil, sobre todo si es que cada siRNA tendría que ser evaluado para asegurarse de que no bloquee ningún gene vital en algunas de los cientos de células diferentes del organismo. Habrá que actuar con cuidado y pulir más las futuras investigaciones. Por ahora deberemos posponer la copa de champaña preparada para celebrar tan importante hallazgo (New Scientist, Mayo 24, pág. 16, 2003).


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