Según los datos recogidos por los ecólogos marinos, es asombrosa la velocidad con que estos peces han desaparecido durante los últimos diez años, lo que atribuyen a la intensiva pesca de arrastre. Donde quiera que lleguen estos barcos, prácticamente desaparecen estas especies.

De acuerdo a las últimas informaciones del Atlántico, algunos tipos de tiburones ya casi han desaparecido. Con relación al año 1986, han disminuido en un 80%. Algunas especies, como el cabeza de martillo, ha disminuido en un 90%, mientras que el tiburón blanco ha disminuido en un 80% (Science, vol. 299, p. 389, 2003).

Ranson Myers del Dalhousie University en Nueva Escocia, señala que ha estado evaluando el problema, y que los datos recogidos son realmente alarmantes, ya que las especies no sólo han disminuido abruptamente en el número, sino también en el tamaño, siendo ahora mucho más pequeños. Los atunes pesan ahora sólo la mitad de lo que pesaban hace diez años (Nature, vol. 423, pág. 280, 2003).

La escala de devastación hasta ahora ha permanecido oculta porque en la mayor parte de los océanos las flotas pesqueras habían comenzado su actividad antes que se pudiese establecer los recuentos y las acuciosas estimaciones actuales. Pero ahora, revisando los archivos de las empresas, se muestra que en todas partes se ha producido una brusca disminución al poco tiempo de la puesta en operación de los barcos con pesca de arrastre. Los expertos señalan que es urgente tomar medidas antes de que desaparezca todo (New Scientist, Mayo 17, 2003, pág.4).