Todas las estrellas brillan como producto de una reacción nuclear de fusión del hidrógeno a helio. El proceso tiene lugar dentro de su núcleo denso y caliente, donde las temperaturas pueden alcanzar los 20 millones de grados Celsius. El ritmo de generación de energía depende de la temperatura y de la compresión gravitacional de las capas externas de la estrella. Mientras más masivas son las estrellas, más rápido queman su combustible y más brillan en el firmamento.

Algunas grandes estrellas agotan su disponibilidad de hidrógeno en unos pocos millones de años. Otras, las menos masivas son más parsimoniosas y pueden durar mucho tiempo quemando su combustible, hasta tanto como la edad misma del universo, es decir 15 mil millones de años.

Con respecto a nuestro sol, los astrónomos piensan que ya ha brillado por 5 mil millones de años, y todo parece indicar que está en la mitad de su vida, y que aun tendría combustible para otros 5 mil millones. Al final de su vida, cuando esté cerca de agotarse el suministro de hidrógeno, se hinchará y brillará más (gigante rojo). En ese estado aún puede persistir por unos cientos de millones más, hasta que se apague y diluya.

Por el contrario, una estrella super gigante como Betelgeuse, de una edad de 10 millones de años, ubicada en la nebulosa Orión, va a morir más rápido. Ha gastado su combustible en forma tan extravagante que parece que se va a colapsar en un millón de años mas y probablemente lo haga explotando como una supernova. (a.- Evolución Estelar); (b.-Futuro del Sistema Solar), y (c.- La energía de las estrellas).