Galileo murió después de cumplir su misión
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2003 )
La nave espacial `Galileo`, cumplió ocho años entregando informaciones del planeta gigante y gaseoso "Galileo" y sus numerosas lunas. Ahora estas han pasado a tener más importancia que Marte en la búsqueda de vida extraterrestre.
El 21 de Septiembre del 2003, por instrucciones enviadas desde NASA, Galileo fue sacrificado haciéndolo chocar con Júpiter. Fue así como desarrolló su acto final, atravesando la densa atmósfera de Júpiter y desintegrándose al chocar a una velocidad de 48 kilómetros por segundo.
Por cerca de ocho años Galileo estuvo orbitando al planeta Júpiter, con lo que completó dos años más de lo que originalmente se había programado. Durante este tiempo sus instrumentos descubrieron muchas cosas acerca del gigante gaseoso y sus lunas. Se había sugerido mantenerlo en órbita durante más tiempo, pero como en la nave ya había agotado su combustible, NASA decidió ponerle fin. De mantenerlo, nadie podía garantizar que la órbita se mantuviera estable, tanto por la complejidad de los efectos gravitacionales de Júpiter y sus lunas, como por el fuerte campo magnético alrededor del planeta. Sin suficiente combustible no se habría podido corregir. Por otra parte sus equipos electrónicos se habían ido dañando progresivamente, por lo que todo hacia esperar que en los próximos años se iba a perder todo contacto con la Tierra.
Por otra parte, de permanecer orbitando, existía el riesgo que chocara con Europa, Ganymede o Gallisto, tres lunas que probablemente tienen agua y posiblemente vida. Existía el temor que la nave mantuviese aún microbios terrestres que hubiesen sobrevivido al viaje y que al chocar las hubiesen contaminado, con lo que se podrían confundir los resultados de futuras misiones enviadas para detectar la búsqueda de vida en esas lunas.
Que aportó
Galileo tuvo un azaroso comienzo. Fue lanzado al espacio por el transbordador, en el año 1989, casi cuatro años más tarde de lo programado, debido a la explosión del transbordador Challenger en 1986. Para su viaje, tomó una ruta redonda: Venus, la Tierra y la Tierra de nuevo, para lograr así la necesaria potenciación de gravedad para compensar sus débiles cohetes. Estando ya en vuelo, los ingenieros trataron de abrir su antena principal en paragua de cinco metros, pero se trancó y todo parecía indicar que la misión se iba a perder ya que no podría enviar información. Una antena posterior y una compresión de datos de un nuevo software, permitieron recibir toda la información que los técnicos esperaban.
Esta fue muy interesante. Así al pasar por el cinturón de asteroides descubrió a Dactyl, el primer asteroide luna conocido que orbita a "Ida". En Julio de 1994 fue el primer instrumento que pudo ver el impacto de un cometa, cuando los fragmentos del Shoemaker-Levy golpearon al planeta Júpiter. El choque se produjo en el lado que no se ve desde la Tierra, pero Galileo por su ubicación pudo detectar el espectáculo y medir el tamaño del impacto y su temperatura.
Finalmente llegó a su destino en el año 1995, comenzando a orbitar a Júpiter. Pocos meses más tarde, liberó una pequeña sonda que golpeó el planeta y por una hora pudo enviar observaciones, en la medida que atravesaba la densa capa atmosférica del planeta. Comprobó que los vientos huracanados de Júpiter se extendían mucho más profundo de lo que se pensaba, indicando que ellos se generan por el calor interno del planeta y no por el Sol. Y un nuevo misterio: la atmósfera contenía mucho más amonio y metano de lo que se esperaba. Esta composición no calzaban con las teorías elaboradas para explicar la formación del planeta, las que ahora tendrán que volver a escribirse.
Después de algunos años, había examinado el sistema de lunas de Júpiter, observando allí un verdadero sistema solar en miniatura. Comprobó que "lo", su luna interna más grande, es el mundo más volcánico que se conoce. Se pensaba que sus volcanes arrojaban azufre a una temperatura relativamente baja, entre 100 y 500º. Sin embargo Galileo demostró que las emanaciones tenían temperaturas de 1500º, aún más calientes que los volcanes de la Tierra. Con esta observación se puede decir que los volcanes de lo se parecían a los que existieron en la Tierra hace 2000 millones de años.
Sus magnetómetros detectaron en forma inequívoca la existencia de un océano bajo la superficie de hielo que cubre a la luna "Europa", hecho que ya en 1970 había sido detectado por las dos naves Voyager. Más aún, envió imágenes de antiguos hielos flotando y al mismo tiempo detectó una anomalía magnética alrededor de la luna, que se explica mejor por la existencia de un océano salado conductor. Alteraciones magnéticas similares sugieren también que haya hielo bajo la superficie de "Callisto" y de la luna gigante "Ganymede". Con estas observaciones, hoy los expertos consideran a estos planetas como los lugares más interesantes para buscar la existencia de vida extraterrena.
Según NASA, Galileo cumplió con el 70% de lo que se esperaba de él, lo que por lo complejo de la misión, significa todo un éxito. Galileo ya se ha ido, pero su existencia está justificada. Ahora hay que esperar lo que en el mes de Junio próximo envíe Cassine, una nueva nave espacial, aún mejor equipada que Galileo. (Science, Septiembre 26, 2003, pág. 1831 y New Scientist, Septiembre 20, 2003, pág. 15).