Venus nuestro vecino
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2003 )

Necesitamos explorar mejor a nuestro vecino el planeta Venus, y no descartar "a priori" la existencia de vida. Su mejor conocimiento es también necesario para entender la evolución de otros planetas del tamaño de la tierra que orbiten a otras estrellas.

Venus es el planeta que está más cerca de la Tierra, y es el que se ve más brillante en el firmamento. Sin embargo, hemos postergado su conocimiento por considerarlo demasiado inhóspito. Casi cada año se están enviando sondas a Marte o a las lunas de Júpiter, o a muchos otros lugares de nuestro sistema solar, pero nos olvidamos de Venus. La razón es el agua y lo que ella involucra: las posibilidades de vida (Science, Noviembre 29, 2002, pág. 1706).

Si bien Marte se ve reseco y desértico, en su superficie se ven claras huellas que demuestran que en el pasado debió correr abundante agua y que es probable que aún hoy en día pueda existir esta en alguna profundidad bajo su superficie. La posibilidad de que exista agua es la que hace a un planeta interesante, y es lo que precisamente le falta a Venus con la temperatura de su superficie que se eleva a 460 grados centígrados.

Con todo, aun cuando lo sabemos inhabitable, Venus no ha sido completamente ignorado. Recientemente la Agencia Espacial Europea, ha aprobado el desarrollo de un programa modesto que sería lanzado en el 2005, destinado a estudiar la atmósfera del planeta. También Japón planea lanzar en el año 2007 un satélite, con el mismo objetivo de estudiar su atmósfera. Sin embargo nada parece indicar que en algún tiempo remoto haya allí existido agua, por lo que siempre la exploración a mayor escala de Venus está al final de la lista de prioridades.

Sin embargo un grupo de científicos planetarios está ahora comenzando a pensar que sería equivocado asumir que Venus fuese un planeta sin esperanza para la vida. Su optimismo no se fundamenta en nuevos antecedentes que se hayan recogido del satélite, sino que más bien de un nuevo enfoque de lo ya conocido. David Grinspoon, científico del Southwest Research Institute en Boulder, Colorado, hace notar que en la Tierra se han descrito bacterias que son capaces de crecer a pH tan bajos como 0 (Bacterias extremófilas). Mientras que por otra parte, se han encontrado bacterias en las nubes en los Alpes, que no estarían inertes como esporas, sino por el contrario serían metabolitamente activas (Bacterias en las nubes) y "Si algunos microbios pueden vivir en ambientes tan adversos, como en las nubes y en ácido sulfúrico, ¿Por qué no habrían podido aprender a vivir en las condiciones de Venus?", señala Grinspoon.

El microbiólogo Dirk Schulze-Makuch de la Universidad de Texas, piensa que las nubes permanentes que cubren Venus, podrían constituir un mejor ambiente para desarrollarse que en las nubes eventuales que cubren la Tierra. Una posible fuente de energía que estos microbios venusianos podrían utilizar en las nubes, especula Schulze-Makuch, es la luz ultravioleta. Se conoce por décadas de que existe algo en las nubes de Venus que absorbe muy bien la luz ultravioleta. Hasta ahora no se sabe que es, pero bien podría ser un pigmento orgánico.

Charles Cockell, microbiólogo del British Antartic Survey, en Cambridge, que en 1999 escribió un trabajo acerca de la potencia astrobiológíca de Venus, es uno de los que sostienen la posibilidad de vida en las nubes de Venus, a pesar de que se estiman muy ácidas. Es cierto que allí no podría desarrollarse ningún organismo conocido en la Tierra, pero no habría que descartar la posibilidad de otro tipo de vida. Según Steven Benner, bioquímico de la Universidad de Florida, afirma que no está probada la afirmación que la presencia de agua sea indispensable para que exista la vida. Algunas reacciones químicas, que pueden ser la base para diferentes formas de vida, ocurren en condiciones donde el agua esta excluida, como las de superacidez. "Si no podemos imaginar vida que exista en esas nubes, ello prueba sólo que nos falta imaginación", dice Benner.

Sin embargo, sería difícil probar que exista vida en las nubes de Venus. Traer una muestra de las nubes de Venus a la Tierra, no sería fácil. Se podría usar la misma técnica del tarro que se usó en Marte para recolectar polvo planetario. Pero a Grisp le preocupa que juntar esas muestras captadas a esa velocidad, podría destruir cualquier tipo de vida, a parte que cultivarla en tierra, no sería fácil porque se desconocen sus propiedades y requerimientos.Hasta ahora los esfuerzos para tomar muestras de la atmósfera se han frustrado por la carencia de conocimientos que permitan entender cómo funciona este tipo de vida. Aun cuando en las décadas del 60, 70 y 80, más de veinte naves provenientes de Estados Unidos y Rusia, han visitado Venus, aún persisten muchas dudas acerca de cómo trabaja la atmósfera y como es su superficie, y como una y otra interactúan. Crisp argumenta que esta carencia de conocimientos ha llevado a creer que las pequeñas misiones a Venus, como las de NASA en el "Programa Discovery", no serían útiles para aclarar los problemas, mientras que al mismo tiempo NASA no se atreve a elaborar misiones más ambiciosas y costosas por las muchas incógnitas ambientales que significarían demasiados riesgos.

Sin embargo, conocer mejor a nuestro vecino Venus, sería muy útil si se quiere comenzar a estudiar otros planetas del tamaño de la Tierra, que orbitan alrededor de otras estrellas. Venus es como la Tierra en cuanto al tamaño, composición y ubicación de su órbita, pero profundamente diferente en su realidad actual. Si no entendemos el por qué se han llegado a producir estas diferencias, tampoco vamos a entender otros planetas del tamaño de la Tierra que se encuentren integrando otros sistemas solares.


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