China en la ruta de superpotencia
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2003 )
Poco a poco China se va adaptando a los tiempos, incorporando reformas estructurales que le permiten mayor plasticidad para adaptarse a la nueva realidad del siglo del conocimiento. Con sus 1200 millones de habitantes, es un monstruo que comienza a despertarse. Pero aún la pobreza es predominante, según lo indica el Instituto de Desarrollo de Naciones Unidas, que en el informe del año 2002, ubica a China en el lugar 96, entre los países más pobres del mundo. Sin embargo las reformas de mayor flexibilidad económica que ha comenzado a implementar, le están permitiendo crecimientos de 10% al año. De continuar así, antes de dos décadas pasará a ser la primera super-potencia económica y para entonces habrán desaparecido los más de 200 millones de personas extremadamente pobres que aún alberga.
Recientemente ha pasado a ser el tercer país del mundo que ha sido capaz de poner en órbita a una nave tripulada por un astronauta. Algunos argumentan que lo logrado es sólo una mera copia de la nave rusa Soyuz. Copia o no, es una realidad que ha requerido de una compleja infraestructura científica y tecnológica para lograrlo.
Junto a este avance espacial, ya se evidencian muchos otros de diferentes áreas del conocimiento. China ha sido el primer país capaz de comercializar semillas genéticamente modificadas, y ya ha desarrollado más de 140 variedades. Investigadores de la Segunda Universidad Médica de Shanghai, están entre los primeros que han creado células troncales embrionarias humanas, contando ya con una verdadera red de investigadores en esta área. Ha llegado a ser miembro del equipo de colaboración internacional de la proposición ITER del reactor de fusión en Oran Sasso en Italia, que pretende aclarar el misterio de la materia oscura del universo. También está comprometida en otra aventura espacial, cual es el programa "Doble Estrella", consistente en un par de satélites que serán ubicados para estudiar la magnetósfera y el efecto de las radiaciones solares sobre la Tierra.
¿Cómo es posible que un país subdesarrollado, con ese enorme peso de la pobreza, justifique toda esta extravagancia? Es que el último presidente Jiang Zemin ha afirmado categóricamente que en los tiempos actuales, el bienestar depende de la capacidad de investigación. En ello ha estado el secreto del bienestar alcanzado por el mundo desarrollado, y los gobernantes chinos están decididos a tomar esta opción. "Porque son pobres, no tienen otra opción que desarrollar su propia capacidad de generar los conocimientos y tecnologías que necesitan". Ello parece correcto, y ojalá que el esfuerzo no se empantane en la cultura del secreto del poder, los mitos ideológicos, la maraña de la burocracia y el centralismo, que aun en parte persiste en China. Si lo logra, 1.200 millones de seres humanos podrán alcanzar el bienestar y la justicia que se merecen.
El director