Donde están las raíces de la `personalidad`
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2003 )

¿Qué hace que usted, sea usted? ¿Cómo percibe ser usted? La forma de actuar, pensar y sentir de cada uno, la llamamos personalidad. Ella nos define mucho más que nuestro aspecto físico o nuestro cuerpo. ¿Pero quién y como se llega a estructurar la personalidad de cada uno?

Usted puede ser tímido, extrovertido, o sociable. Puede ser desorganizado o metódico. Sus cualidades o defectos pueden ser muchos y las combinaciones muy variadas. Pero ellas son las características que lo definen a usted como una persona. En esto son más importantes que su apariencia física.

¿Pero qué es lo que hace que usted tenga esas características? La base de la personalidad humana ha preocupado por siempre a los filósofos y a los científicos. Ello no es sólo una inquietud académica: "La personalidad de cada uno, no sólo influye en el éxito de la vida, sino que definitivamente la determina", dice Paul Costa, prestigioso investigador de la "personalidad", que trabaja en el National Institute of Health en Bethesda, Maryland. Su carrera, felicidad, relaciones, salud y muchas otras cosas, dependen de lo que llamamos "personalidad".

En los últimos 100 años los psicólogos han estado tratando de contestar estas preguntas y han desarrollado numerosos sistemas para medir y describir en detalle las diferentes personalidades. Han elaborado largos cuestionarios, para llegar a evaluar cómo usted realmente piensa y actúa. Pero siguen pendientes las respuestas a preguntas básicas: ¿de dónde viene la personalidad?, ¿por qué usted difiere de las ideas o de acciones de otras personas?

El médico griego Galeno, del Siglo II después de Cristo, sugirió que la personalidad se producía por un desequilibrio entre los cuatro humores del cuerpo. La bilis negra (melas khole), la bilis amarilla (khole), la sangre (sanguis) y la flema. Desde allí derivan los términos que hasta ahora se usan para definir algunas personalidades, como "melancólico", "colérico", "sanguíneo" y "flemático".

Hoy ya no se habla de humores y el problema se plantea en otros términos. ¿Hasta qué punto los genes o los factores ambientales interactúan en miles de combinaciones posibles y modulan nuestra personalidad?. Muchos biólogos moleculares y neurocientistas, creen que pueden encontrar diferencias biológicas cerebrales que expliquen las distintas características de las personas, y que justifiquen el que usted sea usted.

Para facilitar y estandarizar el trabajo, los biólogos han encontrado muy útil el modelo de "cinco grandes caracteres", que han desarrollado los psicólogos para agrupar las personalidades humanas: extroversión, neuroticismo, agresividad, concientizaciones y abierto a experiencias (ver mayores detalles de "las Famosas Cinco" en recuadro 1). A estos cinco grupos se llega a través de un cuestionario de 180 preguntas que tratan de averiguar que es lo que usted realmente piensa, actúa y siente. Cada uno de ellos es independiente del otro, y a pesar de su superposición se pueden separar en cinco paquetes distintos, que pueden ser útiles para individualizar y agrupar cambios biológicos diferentes. El puntaje alcanzado en cada grupo, en cualquier población muestra una distribución normal, de modo que la mayor parte de las personas se agrupan en el medio y unos pocos a cada extremo. Es interesante hacer notar que la distribución del puntaje es notablemente estable a lo largo de la vida y que hay una buena correlación cuando las personas se analizan a sí mismas, comparadas con las evaluaciones de otras personas que las conocen. Es interesante también que los cuestionarios producen la misma distribución de resultados en diferentes culturas y lenguajes, lo que sugiere que estas diferentes dimensiones miden algo real y fundamental de la naturaleza humana.

Pensando que debiera existir una base física que pudiese detectarse, se comenzó en el año 1980 a estudiar grupos de mellizos para ver cuanto la herencia influía en los diversos puntajes. Lo que los investigadores encontraron fue muy sorprendente. Los rasgos eran muy heredables. Algunos estudios demostraban que el 80% de las variaciones del carácter eran heredables. En otras palabras, de acuerdo a estos estudios, la mayor influencia en nuestra personalidad es determinada por los genes y no por el medio ambiente.


Culpe a sus padres

Pareciera que la influencia directa de nuestros padres tiene poca importancia en la formación de la personalidad de los hijos y que la contribución más importante de ellos estaba dada por sus genes que les habían traspasado. A pesar de ello, no había claridad en cómo estas características se podían trasmitir.

En 1996 Klaus-peter Lesch de la Universidad de Würburg en Alemania, publicó el hallazgo de la variante de un gene que correlacionaba con el puntaje del neuroticismo. Luego un equipo de israelitas publicó el hallazgo de otro gene con igual conexión a la extroversión.

El gene de Lesch, como paso luego a llamarse el gene que él describió, codificaba para una proteína llamada 5-HTT, cuya función es bombear serotonina, la molécula reguladora del humor, fuera de la sinapsis cerebral (las uniones que trasmiten las señales entre las terminaciones nerviosas) y traerla de nuevo a la célula nerviosa. Es este proceso de retomar el neurotransmisor, el que permite regular la fuerza y duración de la señal que la serotonina envía a través de la sinapsis. El equipo de Lesch encontró que el gene existía en cada una de las personas, en dos diferentes formas, o alelos. Una llevando una sección extra de 44 pares de bases. Según ello, apodaron a estos alelos con el nombre de "largo" y "corto". Cuando evaluaron 505 personas en la escala de personalidad de los cinco factores, encontraron una relación débil, pero consistente entre alelos y los puntajes. Cualquier persona con al menos una versión corta del gene (alrededor del 68% de nosotros), mostraron un puntaje alto en la escala neuroticista. El equipo concluyó que la versión del gene transportador de la serotonina que se heredaba, tenía un pequeño pero significativo efecto en la personalidad.

En el segundo estudio, hecho por Ricard Ebstein del Herzog Memorial Hospital en Jerusalén, encontraron una relación entre extroversión y un gene relacionado en el proceso de neurotransmisión (Nature Genetic, vol. 12, par 78). Este gene codifica el receptor DRD4 de la dopamina, que se ubica en la membrana de las neuronas y trasmite señales de la dopamina desde el interior al exterior de la célula nerviosa. De nuevo el gene viene en dos alelos, "largo" y "corto". Ebstein encontró que las personas con una copia de la forma larga, tenían en forma constante un puntaje más alto en la extroversión. Estos mismos resultados fueron rápidamente confirmados en el equipo del National Institute of Health.

Tanto los resultados de este gene como el gene de Lesch, hacen sentido. La serotonina y la dopamina son moduladores potentes del humor, de modo que no sorprende que las diferencias genéticas en la maquinaria bioquímica que ellos controlan pueden afectar a la personalidad.

Los resultados de los estudios de la acción de genes en la modulación de la personalidad, han estimulado la búsqueda de nuevos genes y nuevas relaciones entre personalidad y genética. Por todo lo que se ha descrito, esta relación existe, pero parece ser compleja y seguramente difícil de demostrar, ya que deben ser numerosos los genes que de una u otra forma están involucrados en la estructuración del carácter. De hecho se han ido encontrando varios otros genes relacionados con el carácter y que tiene que ver con receptores y transportadores de dopamina y serotonina. También se han encontrado algunos relacionados con la agresión e impulsividad (New Scientist, Agosto 10, 2002, pág. 25). Otros equipos en cambio, han encontrado otras variantes de genes relacionados con el neuroticismo.

No todos los investigadores parecen impactarse con este tipo de trabajos que relacionan genes y personalidad. Algunos discuten los modelos experimentales empleados en los diferentes trabajos, y afirman que no siempre son claros, ni tampoco lo es la interpretación de los resultados. Por otra parte, los resultados no siempre han sido reproducibles. Estudios exhaustivos recientes, reexaminando los numerosos trabajos ya publicados, encuentran que la relación entre genes y personalidad son menos concluyentes de lo que aparece a primera vista.

A comienzos de este año (2003), estudios de meta-análisis, donde se analizan los datos de muchos trabajos independientes y sus resultados se amalgaman para tener una mayor cantidad de información, hacen desaparecer las diferencias que antes parecían significativas. Claro que este tipo de estudios son también criticables, ya que resultados de trabajos que han sido mal diseñados, pueden anular a los que han sido bien diseñados.

Es evidente que se requiere de mucha más investigación y con tecnologías que realmente permitan conocer mejor los complejos mecanismos funcionales de las neuronas. En todo caso no hay que pretender establecer un catálogo de genes y sus efectos, ya que ello parece demasiado simplista frente a la globalidad y complejidad de la función cerebral. Quedémonos por ahora pensando que la personalidad es modulada principalmente por factores genéticos. Podemos cambiarla si queremos, pero para ello hay que hacer un gran esfuerzo. Por lo general, el que es porfiado, es porfiado por toda la vida, como el que es ordenado, va a morir ordenado.



Para saber más:


Graham Lawson: Let`s get personal. New Scientist, Septiembre 13, 2003, pág. 30.


LOS FAMOSOS CINCO

Hay muchos "grandes cinco" modelos de personalidades, pero en la actualidad los psicólogos parecen estar de acuerdo que ellos miden esencialmente las mismas tendencias. Una versión líder, el NEO Personality Inventory, fue desarrollada en el año 1991 por Paul Costa y Robert McCrane, en el National Institute of Health de Estados Unidos, Maryland. Contiene 181 preguntas diseñadas para averiguar cómo usted típicamente piensa, actúa y siente. Las cinco dimensiones son independientes unas de otras (el puntaje que usted tiene en una no influye en las otras) y el puntaje en cada dimensión muestra una distribución normal en la población general, con la mayor parte de las personas agrupadas alrededor del centro, y unas pocas en los extremos. En los otros bordes están los desordenes de personalidad.
Los cinco factores son:

Neuroticismo: Mide la inestabilidad emocional. Las personas que tienen altos puntajes en esta escala, son ansiosas, autoconcientes, melancólicas y tienen una baja autoestima. Los puntajes bajos son lo opuestos: fácil de llevar, sanguíneas, y complacientes consigo mismas.

Extraversión: Este es el más amplio de los cinco dominios. Mide felicidad, niveles de energía y capacidades interpersonales. Los de puntajes altos son asequibles, gregarios y asertivos. Los puntajes bajos son introvertidos, reservados y sumisos.

Abiertos a experiencias: Las personas que tienen altos puntajes les gusta lo novedoso por su propio bien y tienden a ser creativos. En el otro extremo de la escala están las personas que son convencionales y ordenadas, que les gusta la rutina y tienen un fuerte sentido de lo correcto y lo incorrecto.

Agradabilidad: Se refiere a la forma en que se relacionan con otras personas. Los puntajes altos son compasivos, amistosos y cálidos. En el otro extremo de la escala están los asustadizos, críticos y egocéntricos.

Concenticiosos: Mide su grado de organización. En los puntajes altos están lo motivados, disciplinados, confiables. En los puntajes bajos están los rebeldes, y los que se distraen fácilmente.



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