El primer vuelo espacial tripulado de China
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2003 )

El progreso de la tecnología espacial de China, que se inicio en el año 1950, se coronó ahora con la puesta en órbita de una nave tripulada, que aterrizó exitosamente el 16 de octubre en Mongolia.

El 16 de Octubre del presente, finalizó exitosamente el primer vuelo espacial tripulado lanzado por China. Yang Liwei, oficial de 38 años de edad, de la Fuerza Aérea de China, aterrizó sano y salvo en Mongolia. Si bien, tecnológicamente hablando, en este vuelo no hubo nada nuevo sobre lo que ha venido haciendo Estados Unidos y la Unión Soviética durante cuatro décadas, el éxito de la misión marca un cambio en el balance del poder espacial.

China exhibe este viaje como un símbolo más de su rápido progreso tecnológico, y después de este promete otros viajes tripulados, los que continuarán antes de terminar el año 2005. Por ello ha recibido las congratulaciones oficiales tanto de NASA, como de las agencias espaciales de Europa y Rusia.

Pero ahora que los aplausos ya han pasado, todo el mundo se pregunta qué busca China tras este tremendo esfuerzo de su programa espacial que según se estima, está costando la fantástica suma de 2.200 millones de dólares y que ha necesitado de la significativa transferencia tecnológica de Rusia, no sólo para los vuelos, sino también para el entrenamiento de sus astronautas. Esta suma es muy alta si se considera que China, según el Indice de Desarrollo de Naciones Unidas, en el año recién pasado estuvo evaluada en la posición 96, y además está requiriendo de una ayuda externa anual de 1.800 millones de dólares. Esto indica la alta prioridad que China le asigna a sus programas espaciales. ¿Y para qué?


China como superpotencia espacial

China ha dado muchas muestras de que desea colaborar con Estados Unidos en el programa espacial, pero Estados Unidos no lo acepta, por lo que tampoco NASA ha podido colaborar aunque lo quisiera. Es así como la Casa Blanca ha congelado toda cooperación con China hasta que ésta acepte el "Régimen de Control Tecnológico de Misiles" (MTCR) y el "Tratado de No Proliferación Nuclear".

La negativa de Estados Unidos ha sido muy concreta. A los científicos de China se le han negado las visas para visitar USA, incluyendo al equipo que quería asistir en el año 2001 al Congreso del Espacio en Pasadena, y luego al Congreso Mundial del Espacio en Houston, en el año 2002. Incluso el Departamento de Estado a comienzos de año estampó una demanda contra dos empresas americanas que contrataron los cohetes chinos para colocar en el espacio sus satélites. Ello contrasta con la activa colaboración que le están prestando las agencias espaciales europeas y rusas (New Scientist, Octubre 25, 2003, pág. 6).

La Agencia Espacial China está activamente trabajando con ESA en el proyecto "Double Star", dos satélites que deberán lanzarse el próximo año para estudiar los efectos de los campos magnéticos solares sobre la Tierra. Por otra parte, el 19 de Septiembre, China llegó a un acuerdo formal con la Comisión Europea para participar en el desarrollo del sistema Galileo de navegación satelital, que es un competidor directo del sistema americano GPS.


Por que la negativa

Muchos sospechan que la verdadera intención de China de tomar una posición tan activa en los programas espaciales, podría estar relacionada con el deseo de potenciar su poderío militar. Ciertamente que la tecnología espacial y los programas espaciales, están estrechamente unidos. Muchas de las tecnologías usadas para la exploración espacial, son similares a las necesarias para perfeccionar el desarrollo de misiles balísticos provistos de cabezas nucleares. Desde luego, el vehículo espacial Chang Zheng-1 lanzado últimamente, deriva del misil balístico DF-4. La versión del misil DF-5 se usó para lanzar varios satélites no tripulados y también la nave espacial Shenzhou.

De acuerdo a lo señalado por Sining He, experto del programa espacial chino de la Universidad de Guangdong, el programa Shenzhou-4 llevaba equipo para vigilancia militar y también equipos para interceptar señales de radar y telecomunicaciones. El Shenzhou-5 estaba provisto de cámaras que podían fotografiar objetos de hasta 1.5 metros sobre la superficie de la tierra.

Según Marck Stokes del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, China ha estado encabezando la campaña para que Naciones Unidas establezca un tratado prohibiendo las armas espaciales. Sin embargo se sabe que al mismo tiempo ha estado desarrollando, durante los últimos 10 años, la tecnología anti-satelital. Es así como ya posee un poderoso rayo láser capaz de destruir los censores de satélites extranjeros, además de todo un sistema para monitorear los satélites propios y los enemigos.

Lo que no está claro, es qué ganan los chinos poniendo un hombre en el espacio. Si sólo se tratara de ponerse al día en la tecnología espacial, en apoyo a sus intereses militares, les basta con lo ya logrado, que incluye satélites para telecomunicaciones, reconocimiento, monitores del tiempo y navegación. Más bien parece que su interés estaría en el prestigio internacional que ello significa.


Avances chinos en la carrera espacial

Los sueños chinos de conquista del espacio, comenzaron en los años de la década de 1950-1960, cuando su gobierno implementó un programa de ciencia y tecnología para los próximos 12 años. El incluía la ciencia de cohetes, radio electrónica, computación y la tecnología de semiconductores. En esa época tuvo la asistencia técnica y económica de la Unión Soviética, que luego fue retirada en 1960. El programa espacial continuó, y su primer fruto fue el lanzamiento de un satélite en 1970.

Con la caída de la Unión Soviética en 1991, China tuvo la oportunidad que había estado esperando. Fue así como en 1994, Rusia anunció que estaba dispuesta a venderle tecnología espacial a China, y en 1996 llegó a un acuerdo de entregarle una de sus cápsulas Soyus.

El 20 de Noviembre de 1999, China puso en órbita su primera cápsula, la Shenzhou-1, recuperándola al día siguiente. Luego, en Enero del 2001, lanzó la Shenzhou-2, que dio 108 órbitas alrededor de la Tierra, volviendo al sexto día. En Marzo del 2002 la siguió la Shenzhou-3, que llevaba un conejo y un mono. Después de esto, vino la Shenzhou-4, capaz de transportar un humano, que terminó su misión en Enero de este año (2003).

Fue al quinto viaje, en que China se consideró capaz de enviar el primer "taikonauta" (Taiko en Chino, significa espacio externo). Con todo, el gobierno Chino no quiso dar muchos detalles antes de este lanzamiento, probablemente debido a que su programa de satélites comerciales en la década de 1990, habían sufrido varios fracasos. Incluso, hasta cuatro horas antes del lanzamiento con un astronauta, se mantuvo el secreto. Mas aún, ni el lanzamiento ni la vuelta, se televisaron, por temor a que la misión pudiera terminar en un desastre.

Pero su programa no termina con esto, incluso ha planificado construir una estación espacial, además de numerosas misiones exploratorias a la luna y más allá. "La exploración de la luna es el primer paso para explorar profundamente el espacio" dijo recientemente Luan Enjie, director de la Administración Nacional del Espacio de China.


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