Selección genética de embriones humanos
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2003 )

A un embrión de rata, en las primeras etapas de su desarrollo, se le puede extraer una sola célula, y luego ésta multiplicarla hasta obtener cientos. Si lo mismo se pudiese hacer en embriones humanos, extraer una sola célula (lo que no dañaría al embrión), y luego multiplicarla, se podrían desarrollar en ellas diferentes tests para detectar defectos genéticos. Es decir, se podrían seleccionar embriones para la posterior implantación en el útero.

Al mismo tiempo, al extraer y cultivar una célula embrionaria, se dispondría de una fuente ilimitada de células primitivas embrionarias, con lo que sería posible tratar enfermedades, que la futura persona por nacer, pudiese desarrollar a lo largo de su vida.

La idea de realizar tests genéticos antes de implantar el embrión, no es nueva. Ya hace más de 10 años, Alan Handyside lo logró por primera vez (New Scientist, 21 Abril 21, 1990). Sin embargo el procedimiento no se ha convertido en una rutina. Se estima que ya han nacido más de un millón de niños por la técnica del embarazo asistido, y sólo a unos pocos se les ha realizado un test genético para detectar errores.

La verdad es que muy pocas clínicas se atreven a realizarlo, ya que basta extraer dos células en las primeras etapas del desarrollo embrionario, para llegar a dañar el embrión. Con dos células es muy difícil realizar un test. Ahora Handyside de la Universidad de Leeds en Inglaterra, se las ha arreglado para tomar una célula de un embrión indiferenciado, en la etapa que éste tiene sólo ocho células. De ésta, más tarde consigue derivar cientos de células embrionarias totipotenciales.

Handyside, que presentó recientemente estos resultados en una conferencia realizada en Melbourne, Australia (Noviembre 2003), está ahora tratando de modificar la técnica para extraer una sola célula indiferenciada de un embrión humano, y luego multiplicarla. Si ésta se puede cultivar y llegar a disponer de cientos de estas células, se podrían realizar diferentes test genéticos para detectar en paralelo diferentes enfermedades genéticas.

También la técnica abre las posibilidades de disponer de células embrionarias troncales, sin destruir al embrión. Estas células mantenidas congeladas, podrían usarse más tarde para tratar cualquier enfermedad, como por ejemplo la enfermedad de Parkinson o la diabetes, de la persona después de nacida. En ellas no habría un rechazo por incompatibilidad, ya las células serían genéticamente iguales. A su vez, también se obviarían las objeciones éticas, ya que no se destruiría el embrión.



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