La agonía del protocolo de Kioto
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 2003 )

En Marzo del año 2002 se produjo en el mundo una profunda desilusión cuando Estados Unidos, el principal productor de gases de invernadero, rechazó el protocolo de Kioto (La Disidencia en el Cambio Climático). Este significaba el primer gran esfuerzo internacional frente a la necesidad de mantener bajo control el calentamiento de la Tierra. Debido a esta decisión de los Estados Unidos, el resto de los países del mundo quedaron atónitos. Pero luego comenzaron a renacer las esperanzas de que el tratado pudiera sobrevivir, al percatarse de la posibilidad de que Rusia aceptara firmar el protocolo.

Para que el protocolo pudiera llevarse a cabo debería ser ratificado a lo menos por el 55% de las naciones industrializadas responsables de las emisiones de gases de invernadero en el año 1990. Si a los que ya habían firmado, se agregaba la contribución de Rusia, se alcanzaba justo este porcentaje. Hoy en día más de 70 naciones incluyendo Japón, Canadá y los países europeos han ratificado el protocolo y ello representa el 44% de las emisiones de gas. Si a ello se agrega el 17% de las emisiones de Rusia, ya se estaría sobre el 55% fijado.

Había esperanzas que Rusia firmara, ya que este país había cerrado muchas viejas industrias emisoras de dióxido de carbono, y podía entonces vender su aceptación del protocolo a cambio de retribuciones que podían pagarle los países europeos, ya que de acuerdo al protocolo, Rusia podía calificar para vender un gran número de “créditos de carbón" que pagarían los países que habiendo firmado no fueran capaces de rebajar su emisión de gases. Según cálculos, esto le podría significar a Rusia recibir varios miles de millones de dólares.

En el mes de Septiembre del 2003, el Presidente Vladimir Putin manifestó que Rusia estaba estudiando el potencial impacto del tratado, y que éste "podría tener la conformidad de su gobierno, siempre que ello fuera adecuado a los intereses de Rusia"

Lo que había detrás de las indecisiones de Putin era el extraordinario crecimiento económico de Rusia durante los últimos cuatro años, para lo cual estaba necesitando de su gran producción de petróleo y su muy bajo precio. Esta expansión había incrementado la emisión de gases invernadero en forma considerable, y para continuar creciendo económicamente necesitaba incrementar el consumo de petróleo aún más.

Desgraciadamente EL 3 de Diciembre del 2003, Andrei Illarionov, Consejero del presidente Putin en temas económicos, comunicó que su país no puede aceptar el plan de Kioto en su forma actual, ya que esto significa limitar el crecimiento económico de su país. Con ello se cierran las esperanzas de un acuerdo que podría haber salvado al mundo de su progresivo calentamiento, y los consecutivos trastornos climáticos, con sus consecuencias de inundaciones, maremotos, sequías y aumentos del nivel del mar debidos a los deshielos (El Cambio Climático). Mucho ha progresado el "homo sapiens" pero no tanto como para ser capaz de responder como "especie humana" frente a peligros inminentes.



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