La psicosis obsesiva y el amor
( Publicado en Revista Creces, Enero 2004 )

La actividad de la bioquímica cerebral parece ser semejante cuando alguien se enamora, que cuando experimenta la sensación de hambre y sed, o cuando se padece de la enfermedad mental llamada "psicosis obsesiva". Cuando se analiza lo que sucede en el interior del cerebro, el enamorarse perdidamente se parece mucho a lo que se observa en la “psicosis obsesiva”. Es por ello que muchos psicólogos piensan que el enamorarse es una enfermedad. La persona objeto del amor, se convierte en una obsesión, se distorsiona su imagen real, y por ello se puede llegar a grandes locuras que analizadas más tarde parecen irracionales. (New Scientist, Noviembre 22, 2003, pág. 18).

Helen Fisher de la Universidad Rutgers en New Jersey, y sus colaboradores, seleccionaron una muestra de siete varones y diez mujeres que estaban en una etapa de enamoramiento perdido. A cada uno de ellos le solicitaron que observaran una fotografía de su enamorado o enamorada, y luego observaran otra de una persona familiar. Mientras tanto, Helen les tomaba un scanner cerebral (MRI). Los resultados demostraron que durante las primeras etapas del amor romántico, el observar la fotografía de su respectivo enamorado, se activaba un área muy específica del cerebro. Se trataba del área asociada con el neurotransmisor dopamina, en la zona de motivación y recompensa. También observaron que mientras más intenso era el enamoramiento, mayor era la actividad cerebral de esta área.

Los autores, estimando que el amor correspondía a una emoción intensa, esperaban que el área activada debería ser otra. Aquella correspondiente a la de las emociones, como es la corteza insular, que es parte de la corteza singulada anterior. Pero no fue así.

Los hallazgos agregan evidencia de que el proceso del amor, más que una manifestación romántica emocional, parece semejarse a los desordenes obsesivos compulsivos. En ambos casos se estimula la misma área de la corteza singulada anterior.

Ya en 1999, Donatella Marazziffi, psiquiatra de la Universidad de Pisa en Italia, describió hallazgos similares, agregando que en los enamorados disminuían los niveles de serotonina (Creces: " El Amor y la Química", Octubre 1999, pág. 28). Ello es lo mismo que ocurre en la enfermedad obsesiva compulsiva, que también presenta una disminución del neurotransmisor "serotonina".

La serotonina también está baja en los cuadros de depresión, por lo que en estos casos se les administra drogas antidepresivas, que elevan los niveles de serotonina. Ello no es aconsejable usarlo en los enamorados, ya que se verían impedidos de estos hermosos trastornos, que a menudo se experimentan sólo una vez en la vida. Aunque se asemeje a un cuadro patológico, bien vale la pena vivirlo.



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