Peter Butler del Royal Free Hospital de Londres, afirmó que ya tiene 10 pacientes que están esperando para un transplante de cara, pero aun ninguno se ha sometido a esta intervención. A pesar de esta demanda, Butler piensa que es necesario previamente un mayor debate público, ya que a diferencia de otros transplantes, aquí están comprometidos otros aspectos morales, éticos y psicológicos".

Los críticos sostienen que un nuevo "look", es más difícil que ajustar una nueva mano o conectar un riñón. El panel concluyó que procedimiento aparece como físicamente muy peligroso. Desde luego aun no existen las drogas seguras que prevengan el rechazo. Con las que se disponen en la actualidad, uno de cada 10 implantes tiene el riesgo de ser rechazado durante el primer año. En el caso de la cara, como la superficie de contacto sería muy superior, la reacción immunológica sería mayor, por lo que estiman que la posibilidad de rechazo puede ser de un 50%.

El rechazo de una cara tendría consecuencias más profundas que el rechazo de una mano, ya que para realizar el procedimiento, previamente habría que remover la cara del recipiente. Si llegara a fallar, la situación de paciente sería peor que antes de la operación.

Sin embargo, John Barker, cirujano plástico de la Universidad de Louisville en Kentucky, que está deseoso de realizar el primer transplante, plantea que la única posibilidad de medir los riesgos es realizando el primer implante. "Hace cinco años todos pensaban que no era aconsejable realizar un transplante de mano, pero ya hay 16 pacientes transplantados y todos ellos se han considerado exitosos.