Pesticidas en el feto
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1999 )

Hace algunos días la televisión mostraba varios niños malformados, hijos de madres temporeras quienes atribuían esa malformación de sus hijos a las sustancias químicas con las que ellas estuvieron en contacto durante su trabajo, en la recolección de frutas u hortalizas, mientras estaban embarazadas. Su suposición puede tener una base. El hecho es que por primera vez el pesticida DDT se pudo detectar en el líquido amniótico de la madre embarazada. Si estaba allí, necesariamente tiene que haber estado también en el tejido fetal.

Claude Hughes, del Cedar-Sinai Medical Center en los Angeles, y Siu Chan, de la Universidad de Calgary en Canadá, estudiaron el líquido amniótico de 53 mujeres embarazadas entre 16 y 20 semanas en los Angeles. Encontraron que el 30% de las muestras tenían niveles detectables de DDE, que es subproducto del DDT, un insecticida que desde hace muchos años ha sido prohibido (New Scientist, Junio 26, 1999, pág.15).

Se sabe que el DDE puede unirse e inactivar a los receptores de testosterona en las paredes celulares. Esta hormona juega un rol importante en la masculinización de los niños. Normalmente los fetos masculinos tienen dos veces más testosterona en su sangre que los fetos femeninos. La concentración que se encontró de DDE en el líquido amniótico varió entre 0.1 a 0.63 nanogramos por mililitro, lo que se aproxima a los niveles de testosterona que normalmente tiene un feto femenino en su sangre. Los investigadores temen que estos niveles, al reducir los niveles de testosterona que se unen a los receptores, puedan producir algún efecto a largo plazo en el desarrollo masculino y en la salud reproductiva, al no poder actuar la testosterona.

Aunque los investigadores no pueden estar seguros de que el DDE tenga un efecto adverso, recuerdan el ejemplo de los cocodrilos en Florida que se expusieron a este químico después de una contaminación. En los machos, el pene fue más pequeño que lo normal. Ellos temen que esto puede ir acompañado también de una reducción de los espermios.

Estos hallazgos preocupan, porque en el líquido amniótico también podrían acumularse otras sustancias químicas que en el adulto se excretan fácilmente en pocos días. El feto en cambio, tendría que soportar esa sustancia en su líquido amniótico durante todo el período del embarazo. Muchas de esas sustancias podrían producir diversas malformaciones o enfermedades que se evidenciarían después del nacimiento. Este sería un problema digno de investigarse en nuestras madres temporeras embarazadas.


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