La aspirina: algo más que una droga
( Publicado en Revista Creces, Abril 2004 )
Cada vez nuevas investigaciones confirman los efectos terapéuticos y preventivos de la aspirina, hasta tal punto de llegar a considerarla como un micronutriente más de una dieta normal.
Unos 400 años antes de Cristo, Hipócrates de Cos recomendaba en Tracia, Tasalia y otros lugares de Grecia, que las enfermas parturientas masticaran hojas de sauce (Spiraea ulmaria) para calmar los dolores. Dos mil años más tarde, en 1763, el clérigo Edmund Stone, desde la ciudad inglesa de Chipping Norton, escribía una carta al presidente de la Sociedad Real (el organismo científico más importante de Inglaterra de ese entonces), en la que le describía su descubrimiento de que el polvo de la corteza del sauce, que crecía en la rivera de los ríos, aliviaba la fiebre y los dolores de los enfermos.
La corteza del sauce es una rica fuente de salicilato, una clase de compuesto a la cual pertenece la aspirina (acetilsalicilato). Fue cien años más tarde (1853), que el químico francés, Chares Gerhardt, aisló el principio activo de la corteza del sauce, como un polvo blanco y cristalino, el que más tarde fue sintetizado y puesto en el mercado por el investigador de Bayer, Félix Hoffmann en el año 1897.
Desde entonces, en todo el mundo se toma aspirina para combatir la fiebre y aliviar el dolor. Hoy se puede afirmar que es y ha sido el medicamento sintético más usado (Aspirina: El Fármaco del Siglo). Se estima que por cada 100 millones de habitantes, se consumen 4 mil toneladas de aspirina por año, lo que equivale, en los países desarrollados, a un consumo de dos comprimidos semanales por cada hombre, mujer y niño mayor de 12 años.
Continuos descubrimientos han ido proporcionando a la aspirina, nuevas, más amplias y comprobadas indicaciones. Si en un comienzo sólo se utilizaba para descender la fiebre y aliviar el dolor. Hoy ya se indica también para prevenir a largo plazo los ataques cardíacos y cerebrales, y ahora parece que reduce el riesgo de desarrollar cáncer y previene la enfermedad de Alzheimer.
¿Por qué una dosis diaria de aspirina es capaz de ser efectiva en una diversidad tan grande de enfermedades? ¿Por qué se encuentra siempre presente en las frutas y vegetales, donde también parece ejercer un rol hormonal indispensable en su metabolismo y crecimiento? ¿No será que al salicilato lo debemos considerar como integrante esencial en nuestra dieta, como un micro nutriente más, equivalente a las vitaminas y los antioxidantes? Al menos ya está demostrado que son muchas las personas que se benefician de su ingestión diaria, no sólo para aliviar el dolor circunstancial, sino también para vivir más y en condiciones más saludables.
Múltiples acciones
Con posterioridad a que se patentó la aspirina en el año 1899 por la industria farmacéutica "Bayer", han aparecido otras drogas con propiedades similares, a las que en conjunto se las ha catalogado genéricamente como "drogas anti-inflamatorias no esteroidales", que tienen en común su mecanismo de acción inhibitorio sobre el tipo de enzimas llamadas ciclo-oxigenasas (COX), necesarias para la síntesis de prostaglandinas, moléculas señalizadoras importantes (Hasta la Aspirina tiene sus Caídas). Hay dos clases de estas enzimas, COX-l y COX-2. Las enzimas COX-2 producen prostaglandinas relacionadas con el dolor y la inflamación, lo que otorga a la aspirina un efecto antiinflamatorio.
Pasaron muchos años antes que se descubriera que la aspirina tenía también otro efecto importante: disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, al disminuir la formación de coágulos en las arterias. Si bien es cierto que aún no está claro el mecanismo por el que se lleva a la formación de los coágulos sanguíneos, que taponan las arterias y producen los ataques cardiacos o cerebrales, es un hecho que siempre en el centro del trombo se encuentra un acumulo de plaquetas, que son pequeñas células relacionadas con la coagulación sanguínea. En condiciones normales, éstas sólo circulan suspendidas en la sangre.
A fines de la década de 1960 se descubrió que la aspirina producía una prolongada reducción en la viscosidad plaquetaria. Por otra parte, un estudio clínico de la época, que incluyó a 1000 hombres que habían tenido un ataque cardíaco reciente, mostró que la administración de una pequeña dosis de aspirina (300 miligramos), reducía en un 25% las muertes durante un período de observación de dos años (British Medical Journal, vol 1 pág. 436).
Más tarde, otros ensayos con muchos miles de pacientes, permitió corroborar que dosis bajas de aspirina reducían el riesgo de ataques cardíacos e infartos, por lo menos en un tercio. Hoy los médicos recomiendan a las personas que han tenido ataques cardíacos o infartos, que tomen por el resto de sus vidas, una dosis diaria de aspirina, para así reducir los riesgos que estos episodios se repitan. Más aún, muchos médicos extienden este consejo a cualquier persona que tenga riesgos de ataques cardíacos, como por ejemplo a las personas obesas. Incluso recomiendan a los pacientes vulnerables que lleven siempre una aspirina para tomarla en caso de que tengan algún dolor al tórax.
Cual es el mecanismo
La enzima COX-1 induce la formación de tromboxano, y es éste el que aglutina las plaquetas. La aspirina inhibe la acción de la enzima COX-1, con lo que se hace menos probable que las plaquetas formen trombos.
La inhibición del COX-1 explica también el mecanismo de algunos efectos colaterales no deseados, especialmente la irritación de la pared gástrica y su consecutivo sangramiento. Afortunadamente el sangramiento masivo o la muerte, son complicaciones raras. Con todo, para aquellos pacientes que tienen una historia de problemas gástricos, como úlceras, deben ser más cuidadosos en tomar aspirina. En general, las dosis pequeñas de aspirina no ofrecen mayor problema. Sin embargo la decisión de tomarla en forma continua debiera consultarse con el médico para equilibrar los potenciales benéficos con el potencial riesgo.
Durante la última década también se han acumulado evidencias que el ingerir aspirina por años, se reduce el riesgo de contraer ciertos cánceres. Así se ha observado que el riesgo de cáncer colon-rectal se reduce entre un 20 a un 30%. También se reduce en igual porcentaje el cáncer del pecho y de los ovarios. A su vez el riesgo de cáncer de la garganta y del estómago se reduce en un 50% (New Scientist, Febrero 7 del 2004, pág.36).
Las causas de este efecto anticancerígeno no está bien conocido, pero hay varias interesantes hipótesis. Algunos sugieren que la aspirina induce a las células a cometer suicidio (por apoptosis), ya que eso es lo que sucede a las células cancerosas estudiadas en el laboratorio en presencia de aspirina. Actualmente se piensa que las alteraciones que se producen durante el proceso de apoptosis, es una de las causas de por qué se desarrolla el cáncer. Los salicílicos actuarían a través de varios efectos en los que intervienen las enzimas del COX y del no-COX.
Como si fuera poco, ahora se ha descrito que la aspirina actúa también reduciendo el riesgo de enfermedad de Alzheimer en más de un 10% (British Medical Joumal, vol 327, pág. 128). Aún cuando la causa última de la enfermedad de Alzheimer no está clara, se ha sugerido que algunas alteraciones serían la consecuencia de un proceso de inflación del cerebro (El Alzheimer y la Inflamación Cerebral). La aspirina actuaría por su acción anti-inflamatoria. Se sabe desde hace muchos años, que una dosis baja de aspirina reduce los niveles de la proteína C reactiva, que es un marcador de inflamación (Un Nuevo Enfoque de la Ateroesclerosis).
Por último, otra propiedad del salicilato, es su efecto antioxidante que previene el daño que producen los radicales libres en los tejidos. Los radicales libres que se producen durante las reacciones metabólicas, se han implicado en muchas enfermedades, como el cáncer, el Alzheimer y el proceso mismo del envejecimiento.
La aspirina en la dieta
¿Si la aspirina confiere tantos beneficios para la salud, no debiera entonces ser un componente normal de nuestra dieta? Muchas especies vegetales producen normalmente salicilatos como un mecanismo de defensa: Inducen a cometer suicidio a las células dañadas. De este modo, las frutas y vegetales que tienen altos niveles de salicilatos, pueden resistir mejor el daño y las enfermedades.
Son numerosos los estudios que demuestran que las personas que ingieren una dieta rica en frutas y vegetales tiene menos riesgos de sufrir enfermedades cardíacas y también menos riesgos de padecer de ciertos tipos de cánceres. ¿Serán los salicílicos que contienen los vegetales parte de esta explicación? Hace tres años John Paterson y su equipo de investigadores, encontró que los monjes Budistas vegetarianos, tenían en la sangre niveles más altos de salicilatos en relación a un grupo control no vegetariano. Había una amplia variación, pero los niveles de los vegetarianos se superponían con un tercer grupo: personas que ingerían diariamente dosis de aspirina (Journal of Clinical Pathology, vol.54, pág. 553).
Desgraciadamente en la dieta occidental son muy pocos los que consumen una suficiente cantidad de frutas y vegetales. Parece ser que el contenido de salicilatos de las frutas y vegetales, ahora es menor de lo que fue antes. A través de la historia, cada vez más personas cultivan sus propias frutas y vegetales o la compran en el mercado local. Debido a que en el pasado eran muy comunes las enfermedades, pestes o daños físicos, probablemente el contenido de salicilato de los alimentos era más alto. Ahora los compradores rechazan las frutas golpeadas y por otra parte el amplio uso de pesticidas significa que las plantas producen menos salicilatos para su defensa. Otro estudio de Escocia muestra que las sopas de vegetales preparadas a partir de vegetales orgánicos, tienen un contenido casi seis veces más alto de salicilatos que las producidas con vegetales no orgánicos (European Journal of Nutrition, vol. 40, pág. 289).
De este modo, por los cambios en la dieta y producción de alimentos, ahora se consumen menos salicilatos que antes. El agregado de salicílicos podría limitar los efectos dañinos de factores que incrementan el riesgo de enfermar, tanto mediante sus propiedades anti inflamatorias y antioxidantes, como por el efecto apoptótico.
¿Puede el salicílico realmente ser considerado como una vitamina? No existe una definición genérica que caracterice una vitamina, pero en términos generales, los salicílicos parecen ajustarse a lo que se considera una vitamina. Desde luego está presente en la dieta, al consumir vegetales y frutas. Como la mayor parte de las vitaminas, éste no se sintetiza en el organismo. Un tercer criterio que caracteriza a las vitaminas, es que su ausencia produce síntomas de enfermedad y aún la muerte, por lo que son necesarias en pequeñas dosis para mantener la vida. Aquí está la diferencia: la deficiencia de salicílicos, no desencadena ningún síntoma agudo, pero si como ejemplo la deficiencia de vitamina C, que produce el escorbuto (Historia de la vitamina C y el escorbuto). En lugar de ello, parece que su deficiencia se manifiesta más lentamente, incrementándose el riesgo de enfermedades crónicas. Desde este punto de vista, el salicílico parece predisponer al cáncer, los ataques cardíacos o cerebrales, la enfermedad de Alzheimer, u otras condiciones patológicas en edades más avanzadas. Este comienzo más tardío de enfermedades atribuidas a la falta de salicílicos, podría deberse a la acumulación de daños celulares y a las inflamaciones crónicas que ocurren durante la vida.
En contra de la aspirina, esta el hecho de que las vitaminas tradicionales son co-factores en procesos enzimáticos, y que por lo tanto promueven ciertas reacciones bioquímicas en el interior de las células, cosa que no sucede con la aspirina. Así por ejemplo, la vitamina C estimula la producción de colágeno, una proteína estructural. Sin embargo, la vitamina E no es un cofactor, y sólo se la considera vitamina por su efecto antioxidante, cosa que también comparten los salicílicos.
De todo esto podría concluirse que sería útil agregar salicílicos a la dieta. Como en el caso de muchas vitaminas, habría dos formas de lograrlo: consumirla diariamente como un fármaco, o lo más recomendable, incrementar el consumo de vegetales y frutas. Una razón más para incrementar el consumo de frutas y verduras, especialmente en las edades adultas.