Si en los próximos meses llega a funcionar el primer prototipo de planta eléctrica que haga uso de esta fuente de energía, su tecnología podría replicarse en muchas otras partes del mundo donde existen estas surgencias geotérmicas, entre ellas El Tatío en el norte de Chile.

La estación en construcción está ubicada en Alsacia, y se espera que esté lista en los próximos dos años. Cuando esté en operación, se inyectará agua fría a través de uno de los tubos perforados a 150 veces la presión atmosférica, la que se calentará en las rocas de las profundidades, debiendo luego emerger a una temperatura de 200ºC, a través de los otros dos tubos perforados. Esta agua sobrecalentada se usaría para generar vapor que movería la estación generadora (ver gráfico).

Las otras estaciones geotermales que hasta ahora se han habilitado, han utilizado directamente el agua caliente que surge en forma natural. El proyecto francés es el primero que utiliza agua inyectada desde la superficie. De resultar, permitiría explotar numerosas otras fuentes a lo largo y ancho de la Comunidad Europea, cada una de ellas, produciendo 20 megawatts de poder, lo que permite satisfacer las necesidades de una población de 10.000 habitantes.

Cuando la estación entre en operación se espera bombear a través del tubo perforado de 60 centímetros de diámetro, aproximadamente 100 litros de agua por segundo, mientras que por los otros dos tubos se recolectará el agua caliente, que luego se hará pasar por un intercambiador de calor, donde se producirá el vapor necesario para que funcione una turbina. Se calcula que las bombas consumirán aproximadamente el 20% de la electricidad generada en la superficie.

Ya en los primeros ensayos, cuando recién se habían perforado tres mil metros, se pudo ver que el sistema funcionaba adecuadamente. Jorg Baumgartner de la Universidad de Bochum, Alemania, calcula que para Europa, la potencialidad de esta fuente energética, podría alcanzar una fuerza equivalente a toda la electricidad que en la actualidad consume Francia, y cree que el mismo sistema podría establecerse en cualquier parte que existan estas surgencias.

Dado el hecho que estas nuevas estaciones eléctricas no queman combustibles fósiles, con ellas no se agregan emisiones de carbón ni otros contaminantes. Desgraciadamente las fuentes no son renovables. Los diseñadores calculan que después de 20 años de operación, la roca se habría enfriado en 20ºC y el agua que saldría a la superficie no estaría lo suficientemente caliente como para generar electricidad. El sistema tendría entonces que paralizarse por décadas mientras se vuelven a calentar las rocas en las profundidades. (New Scientist, Abril 3, pág. 23, 2004).