J. de Groot y J.Leeuwen, señalan recientemente que el camaleón, para lograr la fantástica velocidad necesaria para cazar un insecto distante, ha llegado a perfeccionar una verdadera catapulta, que libera rápidamente la energía necesaria, alcanzando una velocidad que no es posible mediante el esfuerzo de un músculo (Proceeding of the Royal Society of London, vol 271, 2004, pág. 761).

Cualquier catapulta necesita un marco rígido que almacene energía y proporcione poder. Los autores logran describir el mecanismo después de una cuidadosa disección de la lengua de muchos camaleones. Describen en ella, una varilla rígida de cartílago, que proporciona el marco de la catapulta (ver figura). La energía elástica se almacena en una envoltura de tejido elástico, que envuelve el esqueleto de la lengua. Este está rodeado por el músculo acelerador. Cuando este músculo se activa, se contrae radialmente y, como músculo es incomprensible, se estira a lo largo del esqueleto (ver figura). El músculo alongado contrae las fibras de colágeno helicoidal, cargándolo con la energía elástica. Cuando catapulta la lengua, se lanza el tejido colágeno fuera del esqueleto (ver figura). Sólo en la punta de éste puede esta envoltura relajarse radialmente, y en la medida que cada sección anular resbala sobre el esqueleto, fuerza la lengua hacia delante. Este mecanismo de resorte resbalador convierte la energía elástica en energía cinética y la lengua es expulsada a una fantástica velocidad.